CLASE 4 - DINERO,
INFLACIÓN, CARESTÍA.
Dinero.
Esencia del dinero. Equivalente general. Funciones del dinero. Medida de valor.
Medio de circulación. Medio de acumulación. Medios de pago. Dinero mundial.
Papel moneda. Signo de valor. Inflación. Inflación y devaluación. Críticas a
las Teorías Burguesas del dinero. Teoría metálica. Teoría nominalista. Teoría
cuantitativa. Teoría cuantitativa desarrollada. Teoría de la divisa regulada.
La escuela de Chicago. LOS ECONOMISTAS VULGARES Y SUS REFLEJOS EN LOS PREMIOS
NOBEL
Dinero:
El dinero es
una mercancía cuya función específica es desempeñar el papel de equivalente
general.
“Si se sabe
que el oro es dinero, y, por consiguiente, directamente intercambiable con
todas las demás mercancías, no por eso se sabe cuánto valen, por ejemplo, 10 libras de oro. Como
cualquier mercancía, el dinero solo puede expresar su propia magnitud de valor
de una manera relativa en otras mercancías. Su valor viene determinado por el
tiempo de trabajo requerido para su producción y se expresa en la cantidad de
cualquier otra mercancía en la que haya cuajado otro tanto tiempo de trabajo.”
“La dificultad no está en comprender que el dinero es mercancía, sino cómo, por
qué y de qué modo una mercancía es dinero.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I.
Tomo I. Página 128).
El dinero surgió
espontáneamente en la remota antigüedad, en el proceso de desarrollo del cambio
y de las formas de valor. Al inicio del
cambio, fueron diversas las mercancías que se emplearon como equivalente
general. Poco a poco la función del dinero se fue fijando espontáneamente en la
plata y el oro gracias a las singulares propiedades físicas y químicas de
dichos metales.
La aparición
del dinero fue resultado de la contradicción interna dada en la mercancía, de
la contradicción entre el valor de uso y el valor. El mundo mercantil quedó
escindido en dos polos: 1. todas las mercancías como valor de uso y 2. El
dinero como plasmación general del valor.
En el valor de
uso del dinero se expresa el valor de todas las demás mercancías; el trabajo
concreto contenido en el dinero sirve de forma general en que se manifiesta el
trabajo abstracto, y el trabajo privado encarnado en el dinero aparece en forma
socialmente reconocida.
Por medio del
dinero se realiza el cálculo social del trabajo, se mide el trabajo contenido
en la mercancía y esa medición no se hace de manera directa e inmediata en el
tiempo, sino indirectamente, por medio del precio de la mercancía.
A diferencia
de otras mercancías, el dinero posee la propiedad de ser directa y
universalmente cambiable por cualquier otra mercancía. La esencia y el papel
del dinero en la economía se manifiestan en las funciones del dinero. La
aparición del dinero resuelve la contradicción de cambio directo de
mercancías a la vez que da origen a las
condiciones para que sigan desenvolviéndose las contradicciones de la economía
mercantil.
El cambio de
mercancía a través del dinero, en la economía mercantil basada en la propiedad
privada sobre los medios de producción, intensifica la dependencia en que el
productor de mercancía se encuentra respecto al mercado, a la fluctuación de
precios debido a las variaciones de correlación entre la demanda y la oferta de
mercancías. De allí que la aparición del dinero significara un aumento del
poder de la espontaneidad social sobre los hombres.
El desarrollo
de las relaciones monetarias mercantiles socava la economía natural e
intensifica la diferenciación de los productores privados de mercancías. Las
cargas feudales en especie se convierten en tributos en dinero, surgen y se
desarrollan los impuestos monetarios. Entre las masas de la población aumenta
la necesidad de dinero.
Esencia del
dinero:
El dinero,
como afirmábamos en el punto anterior, es una mercancía que desempeña el papel
especial de equivalente universal y, como toda mercancía, es portador de valor
de uso y de valor.
“Todo poseedor
de mercancías sólo quiere enajenar la suya a cambio de otra cuyo valor de uso
satisfaga sus necesidades. Hasta aquí, el intercambio no es para él más que un
proceso individual. Por otro lado, quiere realizar su mercancía como valor, o
sea, en cualquier otra del mismo valor, tenga o no la suya valor de uso para el
poseedor de la otra. Hasta ahora, el intercambio es para él un proceso
generalmente social. Pero el mismo proceso no puede ser al mismo tiempo, para todos
los poseedores de mercancías, solamente individual y solamente social en
general”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Página 121).
Como
consecuencia del desarrollo del cambio de mercancías, en el oro se arraigó el
papel de equivalente universal. En el oro, por cuanto es equivalente universal,
el valor adquiere la forma adecuada de su existencia. Al cambiarse por dinero,
las mercancías y el trabajo en ellas materializado, obtienen directamente
reconocimiento social.
El cambio, al
surgir el dinero, se desintegra en dos actos opuestos: la compra y la venta, lo
cual permite incorporar en el proceso de cambio al intermediario que es el
comerciante. Surgen los capitales comercial y usurario que desempeñaron notable
papel en el devenir del capitalismo.
Los medios
monetarios concentrados en manos de personas aisladas, al transitar al régimen
burgués, se convirtieron en instrumento universal de explotación capitalista.
La esencia del
dinero, como equivalente universal, se manifiesta en las funciones que el
dinero cumple. Ampliaremos aquí los conceptos vertidos en el capítulo ocho.
Equivalente
general:
Es la
mercancía que expresa el valor de todas las otras mercancías y por la que todas
se cambian.
“Mirando las
cosas, toda mercancía ajena es para el poseedor de mercancías un equivalente
particular de la suya, de ahí que ésta figure como equivalente general de todas
las demás mercancías. Más como todos los propietarios de las mercancías hacen
lo mismo, ninguna mercancía es equivalente general, de ahí que las mercancías
tampoco posean ninguna forma relativa general de valor en la que se equiparen
como valores y se comparen como magnitudes de valor. Por eso no se enfrentan en
general como mercancías, sino como productos o valores de uso.” “Pero solo el
hecho social puede convertir a una mercancía en un equivalente general. Por
eso, la acción social de todas las demás mercancías excluye una mercancía
determinada en la que las otras representen universalmente sus valores. De este
modo la forma natural de esa mercancía deviene forma de equivalente socialmente
válida. Ser equivalente general deviene, gracias al proceso social, función
específicamente social de la mercancía excluida. Así es como se convierte en
dinero.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 121 y 122).
En el proceso
de cambio de las distintas mercancías por el equivalente general, el valor de
este último aparece bajo el aspecto de norma general del valor. Implica un
desarrollo bastante alto de la producción mercantil y la existencia de un intercambio
regular.
Del mundo de
la mercancía se separó espontáneamente una que gozaba permanentemente de gran
demanda en el mercado. Ello hizo que el cambio directo o trueque de mercancía
por mercancía fuera desplazado por la circulación mercantil, con lo que la
operación comercial se lleva a cabo a través de un intermediario: el
equivalente general.
En los
distintos pueblos y en dependencia de la producción y del cambio, aparecieron
en calidad de equivalente general mercancías diversas: sal, ganado, cereales,
pieles, metales... transitaron hacia el oro y la plata, que se convirtieron en
dinero.
“La
cristalización dinero es un producto necesario del proceso de intercambio, en
donde productos diversos del trabajo se equiparan efectivamente unos a los
otros y, por tanto, se transforman efectivamente en mercancías. La extensión y
ahondamiento históricos del intercambio despliega la oposición latente en la
naturaleza de la mercancía entre valor de uso y valor. La necesidad de
representar exteriormente esta oposición para el comercio, impulsa hacia una
forma autónoma del valor de la
mercancía, y no descansa hasta que se ha logrado en el desdoblamiento de la
mercancía en mercancía y dinero. Por eso, la transformación de la mercancía en
dinero se ejecuta en la misma medida en que se efectúa la transformación de los
productos del trabajo en mercancías”. (Carlos Marx. El Capital. Libro 1. Tomo
1. Página 122).
Funciones del
dinero:
En la economía
mercantil desarrollada, el dinero cumple cinco funciones:
1. medida de valor.
2. medio de circulación.
3. medio de acumulación.
4. medio de pago
5. dinero mundial.
Medida de
valor:
La función del
dinero como medida de valor consiste en que el dinero (el oro) proporciona el
material que expresa el valor de todas las demás mercancías. De ese modo
resulta posible comparar cuantitativamente entre sí mercancías diversas. El
dinero puede cumplir su función de medida de valor como dinero mentalmente
representado o dinero ideal. Ello es posible porque en la realidad existe una determinada
correlación entre el valor del oro y el valor de la mercancía dada. En la base
de dicha correlación se encuentra el trabajo socialmente necesario invertido en
la producción de una y otra. El valor de la mercancía expresada en dinero es su
precio.
“En esta obra
presupongo siempre, por razones de simplificación, que el oro es la mercancía
dinero”. “La primera función del oro estriba en proporcionarle al mundo de las
mercancías el material de su expresión de valor o en representar los valores de
las mercancías como magnitudes de la misma denominación, cualitativamente
iguales y cuantitativamente comparables. De esa suerte funciona como medida
general de los valores y sólo gracias a esa función se convierte por de pronto
el oro, la mercancía equivalente específica, en dinero”.
“En cuanto
medida de valor, el dinero es la forma fenoménica necesaria de la medida
inmanente del valor de las mercancías, del tiempo de trabajo. La cuestión de
por qué el dinero no representa él mismo el tiempo de trabajo, de suerte que,
por ejemplo, un billete represente x horas de trabajo, viene a ser
sencillamente lo mismo que preguntarse por qué, sobre la base de la producción
de mercancías, hay que representar los productos como mercancías, pues la
representación de la mercancía implica su desdoblamiento en mercancía y en
mercancía dinero”. (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Página 131).
La primera y
fundamental función del dinero consiste en servir como medida de valor. El
valor de las mercancías, como trabajo humano materializado, recibe en el dinero
(en el oro) la forma homogénea de su manifestación. Por cuanto el valor de la
mercancía siempre tiene una determinada
expresión cuantitativa, siempre tiene un precio, por tanto su expresión
siempre está representada por una determinada cantidad de oro.
De esta
manera, el valor de las mercancías se expresa y mide mediante el dinero. El
valor de la mercancía, expresado en dinero, es su precio, mientras que la
magnitud del valor recibe su expresión correspondiente en determinada magnitud
de los precios.
Así pues,
mediante el dinero se realiza el cómputo espontáneo del trabajo bajo la
producción mercantil basada en la propiedad privada de los medios de
producción.
El dinero
puede servir como medida de valor porque al ser también una mercancía tiene
valor, cuya magnitud se determina igual que el valor de cualquier otra
mercancía. Pero, naturalmente, en su función de equivalente universal, el
propio dinero no tiene precio. Su valor relativo puede representarse en la
infinidad de mercancías que se pueden cambiar por una cantidad dada de oro.
La
peculiaridad de la función del dinero como medida de valor consiste en que en
este caso el dinero actúa como dinero ideal, como dinero imaginario. En efecto,
para expresar el valor de una u otra mercancía con dinero, es decir, para
declarar su precio, no es obligatoria la presencia del dinero real.
El precio como
forma de expresión de valor engendra de por sí la posibilidad de su fluctuación
respecto al valor. Esa fluctuación es resultado de la correlación, en constante
cambio, entre demanda y oferta de las mercancías.
Si suponemos
que la demanda y la oferta coinciden, el precio será igual al valor, pero
también en esas condiciones, el precio de las mercancías puede variar en
función de las oscilaciones tanto del valor de la mercancía como del valor del
dinero (del oro) mediante el cual se expresa el valor de la mercancía.
Para comparar
distintos precios surgió la necesidad de implantar un patrón de precios, es
decir, de medir el propio oro. El patrón de precios es la unidad de peso del
oro que se adopta como unidad monetaria.
Al implantarse
el patrón de precios, el valor de las mercancías, que se expresaba a través de
determinada cantidad de oro, pasó a expresarse por la correspondiente cantidad
de unidades monetarias. El patrón de precios lo establece el Estado por vía
legislativa y, como es lógico, puede cambiar.
Al principio
surgió sobre la base del patrón de peso (gramos, kilos, etc.) y coincidió con
el mismo. En Inglaterra, por ejemplo, la “libra esterlina”, tomada como unidad
monetaria, correspondía en sus orígenes al peso de una libra de plata.
Posteriormente, el patrón de precios se separó del patrón de peso, conservando
su vieja definición.
Medio de
circulación:
La función del
dinero como medio de circulación estriba en servir de intermediario en el
proceso de circulación de las mercancías. Para ello ha de haber dinero
efectivo. Cumple esa función momentáneamente: una vez realizado el cambio de
una mercancía, inmediatamente empieza a servir para realizar otra mercancía.
Esta circunstancia permite sustituir al dinero constante en su función de medio
de circulación por representantes suyos: el papel moneda y las monedas
fraccionadas.
“La
metamorfosis total de una mercancía encierra, en su forma más simple, cuatro
extremos y tres personajes dramáticos. Primero, el dinero se enfrenta a la
mercancía como su figura-valor, forma que posee, del otro lado, su dura
realidad objetiva en la bolsa ajena. Así que al poseedor de mercancías se le
enfrenta el poseedor de dinero. Tan pronto como la mercancía se transforma en
dinero, éste deviene su forma de equivalente llamada a desaparecer, cuyo valor
de uso o contenido existe, de ese lado, en otros cuerpos de mercancías. Como
pronto final de la primera mutación de la mercancía, el dinero es al mismo
tiempo punto de partida de la segunda. De esta suerte, el vendedor del primer acto
se convierte en comprador del segundo, donde se le enfrenta un tercer poseedor
de mercancías en calidad de vendedor”...
“El ciclo
recorrido por la serie de metamorfosis de cada mercancía se enreda, pues, de un
modo inextricable (muy intricado y confuso, que no se puede desenredar), en los
ciclos de otras mercancías. El proceso total se representa como circulación de
mercancías.”...
“Por eso, el
resultado de la circulación de mercancías, la sustitución de una mercancía por
otra, no aparece mediado por su propio cambio de forma, sino por la función del
dinero como medio de circulación, que hace circular las mercancías, las cuales
son en y de por sí inmóviles, transfiriéndolas de las manos en donde son
no-valores de uso a aquellas en donde son valores de uso, y siempre en
dirección opuesta a su propio curso. El dinero aleja continuamente a la
mercancía de la órbita de la circulación, pasando a ocupar constantemente su
puesto en la circulación y alejándose así de su punto de partida”...
“Por otro
lado, al dinero sólo le corresponde la función de medio de circulación por ser
el valor sustantivado de las mercancías. De ahí que su movimiento como medio de
circulación no sea en realidad más que el movimiento formal de las propias
mercancías.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 152, 153, 157 y
158).
“Como la
primera metamorfosis de la mercancía es al mismo tiempo venta y compra, este
proceso parcial es, a la vez, un proceso autónomo. El comprador tiene la
mercancía, el vendedor el dinero, es decir, una mercancía que conserva su forma
apta para la circulación, por mucho o por poco que tarde en volver a aparecer
en el mercado. Nadie puede vender sin que otro compre. Pero nadie necesita
comprar inmediatamente después de haber vendido. La circulación hace saltar las
barreras temporales, locales e individuales del intercambio de productos
precisamente porque escinde en la antítesis de compra y venta la identidad
inmediata que existe entre el intercambio del producto del trabajo propio por
el trabajo ajeno”. (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 154 y
155).
El intercambio
de mercancías surgió en forma de cambio directo de una mercancía por otra
(M-M). En ese intercambio, en el cual participan dos personas, se realizan a la
vez dos mercancías: la venta (cambio) de una mercancía, significa, a la vez,
venta (cambio) de otra mercancía.
Con la
aparición del dinero, el cambio directo de mercancías cede lugar a la circulación
mercantil, cuando las mercancías se intercambian por mediación del dinero.
Como
intermediario en el proceso de cambio de mercancías, el dinero cumple la
función de medio de circulación. El proceso de circulación mercantil es ahora
M-D-M (mercancía-dinero-mercancía) que comprende dos actos: M-D
(mercancía-dinero) y D-M (dinero-mercancía).
La circulación
monetario-mercantil, según Marx, encierra la posibilidad de interrumpir los
actos de la compraventa, es decir, la posibilidad formal de crisis. Es obvio
que, a diferencia de la función de medida de valor, cuando el dinero actúa como
dinero ideal, para cumplir la función de medio de circulación se exige que el
dinero esté presente, es decir, sirve como medio de circulación el dinero real.
En calidad de
medio de circulación, el dinero tuvo originalmente la forma de lingotes
metálicos. Las dificultades relacionadas con la determinación de la cantidad y
calidad del metal que contenía el lingote, condujeron a que apareciera la
moneda como medio de circulación, o sea, un lingote de forma determinada que
contenía cierta cantidad de metal cuyo peso y ley certificaba el Estado.
La cantidad de
dinero necesario para atender la circulación mercantil se determina por
distintos factores: En primer lugar, por la suma de los precios de las
mercancías que deben ser vendidas y expresadas en dinero. La magnitud de esta
suma depende tanto de la cantidad de mercancías vendidas como del nivel de sus
precios.
Si suponemos
que todas las mercancías se vendieran simultáneamente, la cantidad de dinero
necesario para atender la circulación será igual a la suma total de los precios
de las mercancías. Sin embargo, esa es una hipótesis irreal, pues en realidad,
una misma moneda puede atender, en un plazo determinado, varias transacciones,
una tras otra.
Cuanta más rotación
realice cada unidad monetaria, tanto menos dinero se necesitará para la
circulación de mercancías, en determinado plazo de tiempo.
Por
consiguiente, la cantidad de dinero necesaria para la circulación de mercancías
cambia en proporción directa a la suma de los precios de todas las mercancías
en circulación y se haya en proporción inversa a la velocidad media de rotación
de cada unidad monetaria, lo que puede expresarse por la fórmula:
Cantidad de
dinero necesario = suma de los
precios de las mercancías
Velocidad de
rotación de la unidad monetaria
La fugacidad
de la función del dinero como medio de circulación encierra la posibilidad de
sustituir las monedas de oro por simples símbolos del oro, esto es, por papel
moneda.
“La circulación
real se presenta en primer término como una masa de compras y ventas que se
efectúan fortuita y paralelamente. Tanto en la compra como en la venta, la
mercancía y el dinero se enfrentan guardando siempre la misma relación; el
vendedor, del lado de la mercancía, el comprador, del lado del dinero. El
dinero, medio de circulación, aparece siempre como medio de compra, y por eso
sus caracteres distintivos en las fases opuestas de la metamorfosis de las
mercancías han dejado de ser reconocibles”.
“El dinero
pasa a manos del vendedor en el curso del mismo acto que hace pasar la
mercancía a poder del comprador. Mercancía y dinero circulan pues en sentido
opuesto, y este desplazamiento, que orienta a la mercancía hacia un lado y al
dinero hacia otro, se opera simultáneamente en una cantidad indeterminada de
puntos en toda la superficie de la sociedad burguesa. El primer paso que da la
mercancía para entrar en la circulación es, al mismo tiempo, su último paso”.
“La misma mercancía puede ser comprada y revendida muchas veces. No circula en
este caso como simple mercancía, sino que cumple una función que no existe
desde el punto de vista de la circulación simple, de la simple oposición entre
mercancía y dinero”. (Carlos Marx. Contribución a la crítica de la economía política. Página 92).
Medio de
acumulación o atesoramiento:
La función del
dinero como medio de acumulación o atesoramiento se debe a que con él, dada su
condición de representante universal de la riqueza, puede comprarse cualquier
mercancía y se puede guardar en cualquier cantidad. De allí que la acumulación
de riquezas y tesoros tome la forma de acumulación de dinero. La fuerza social
del dinero se convierte en fuerza de personas privadas y la acumulación de
dinero pasa a ser un fin en sí mismo.
“El instinto
de atesoramiento es inmenso por naturaleza. Cualitativamente, o por su forma,
el dinero carece de límites, es decir, es el representante general de la riqueza material porque puede cambiarse directamente en
cualquier mercancía. Pero al mismo tiempo, toda suma real de dinero es
cuantitativamente limitada y, por tanto, sólo es un medio de adquisición de
eficacia limitada. Esta contradicción entre la limitación cuantitativa del
dinero y su carácter cualitativamente ilimitado impulsa incesantemente al
atesorador al trabajo de Sísifo de la acumulación. Le ocurre lo que al
conquistador del mundo, que con cada país nuevo se conquista una nueva
frontera.”
“Para retener
el oro como dinero y, por tanto, como materia de atesoramiento, hay que
impedirle que circule o que se disuelva como medio de compra en medio de
disfrute”.
“Cuanto más
produce, más puede vender. La laboriosidad, el ahorro y la avaricia
constituyen, por tanto, sus virtudes cardinales; y el vender mucho y comprar
poco, el compendio de su economía política.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I.
Tomo I. Página 180).
“Con el primer
desarrollo de la circulación de mercancías se desarrolla también la necesidad y
la pasión de retener el producto de la primera metamorfosis, la figura
transformada de la mercancía, o sea, su crisálida de oro. La mercancía se vende
no para comprar otra mercancía, sino para sustituir la forma de mercancía por
la forma de dinero. De simple mediador del metabolismo, este cambio de forma se
convierte en un fin absoluto. Se impide que la forma enajenada de la mercancía
funcione como su forma absolutamente alienable, o sea, como forma de dinero
tendente a desaparecer. El dinero se petrifica así en tesoro, y el vendedor de
mercancías se convierte en atesorador”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro
I. Página 176).
El dinero es
también la encarnación universal de la riqueza, es decir, asume el papel de
tesoro.
El
atesoramiento guarda estrecha relación con la función del dinero como medio de
circulación. Como define Marx, el dinero atesorado sirve de receptáculo
peculiar al que ingresa dinero de la circulación cuando su cantidad necesaria
disminuye y de la que sale dinero cuando aumentan sus necesidades para atender
la circulación de mercancías.
El hecho de
que el dinero permite comprar cualquier mercancía y encarna la riqueza,
coadyuva a estimular la acumulación de tesoros en dinero. Su carácter
cualitativamente ilimitado y limitación cuantitativa engendran el afán de
incrementar los tesoros en dinero. En este caso, puede servir de tesoro sólo el
dinero de valor pleno.
En el
capitalismo, el atesoramiento, a la par que conserva rasgos viejos (acumulación
de tesoros en dinero) va adquiriendo también nuevos rasgos. En las condiciones
actuales, los tesoros se concentran cada vez más en los grandes bancos, en el
fisco, adquiriendo carácter de tesoros centralizados.
Medio de pago:
“La función
del dinero como medio de pago implica, pues, la contradicción de que, por una
parte, si los pagos se compensan, sólo actúa idealmente como medida, y, por la
otra, si el pago debe ser efectuado realmente, entra en la circulación, no como
medio de circulación transitorio, sino que adopta el modo de existencia estable
de equivalente general, entra en ella como la mercancía absoluta; en una
palabra: como moneda”. (Carlos Marx. Contribución a la crítica de la economía
política. Página 143).
El dinero
actúa como medio de pago cuando la compraventa de mercancía se efectúa a
crédito, es decir, con un aplazamiento del pago de la mercancía. En este caso
el dinero entra en circulación cuando vence el plazo de pago, pero ya no como
circulación sino como medio de pago. Cumple la misma función en las operaciones
de préstamos, en el pago de impuestos, en el pago de salarios.
“Volvamos a la
esfera de la circulación de mercancías. Ha cesado la aparición simultánea de
los equivalentes mercancía y dinero en los dos polos del proceso de venta.
Ahora el dinero funciona, en primer lugar, como medida de valor en la
determinación del precio de la mercancía vendida. El precio que se le asigna a
ésta contractualmente mide la obligación del comprador, es decir, la suma de
dinero que adeuda en un plazo de tiempo determinado. En segundo lugar, funciona
como medio ideal de compra. Aunque solo existe en la promesa de dinero del comprador,
hace que la mercancía cambie de mano. El medio de pago no entra realmente en
circulación hasta que llega el día del vencimiento, es decir, hasta entonces no
pasa de mano del comprador a las del vendedor. El medio de circulación se
transformó en tesoro porque el proceso de circulación se interrumpió con la
primera fase o se sustrajo a la circulación la figura transformada de la
mercancía. El medio de pago entra en la circulación, pero después que la
mercancía ha salido ya de ella. El dinero no sigue haciendo ya de mediador en
el proceso. Ahora lo cierra de un modo autónomo, como existencia absoluta del
valor de cambio o mercancía general”...
“El comprador
vuelve a transformar el dinero en mercancía antes de que haya transformado la
mercancía en dinero, o efectúa la segunda metamorfosis de mercancías antes que
la primera. La mercancía del vendedor circula, pero sólo realiza su precio en
un título de derecho privado sobre el dinero. Se transforma su valor de uso
antes de que se haya transformado en dinero. Su primera metamorfosis se cumple
sólo posteriormente.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 183 y
184).
“De la ley
sobre la velocidad de pago se deduce que, en lo tocante a todos los pagos
periódicos, procedan de donde procedan, la masa de los medios de pago necesaria
está en relación directa a la duración de los períodos de pago”
“A la pregunta
de “si hubiera necesidad de reunir 40 millones al año ¿bastarían los mismos
seis millones (en oro) para las rotaciones y circulaciones que el comercio
requiere?”, Petty respondió con su habitual maestría: “Respondo
afirmativamente: pues siendo el gasto de 40 millones, si las rotaciones fuesen
cortas, semanales por ejemplo, como ocurre entre los artesanos pobres y
jornaleros, que reciben y pagan cada sábado, entonces bastarían 40/52 de un
millón de dinero para esos fines; pero si los plazos son trimestrales, como
ocurre con nuestra costumbre de pagar las rentas y recaudar los impuestos, se
necesitarían entonces 10 millones. Suponiendo, por tanto, que los pagos se
efectúan en general en un plazo mixto entre una y tres semanas tendréis que
añadir entonces 10 millones a 40/52, cuya mitad será 5/12, cifra que será
suficiente”. (William Petty. “Political Anatomy of Ireland”, 1672, Londres,
páginas 13 y 14). (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Páginas 190 y
191).
A medida que
se desarrollan la producción y la circulación mercantiles se va ampliando la
venta de mercancías a crédito, es decir, aplazando el pago de dinero. En el
caso concreto puede servir como medio de circulación, por ejemplo, el pagaré, o
la letra de cambio, o el cheque diferido, que el deudor entrega al acreedor
comprometiéndose a cancelar la deuda al expirar el plazo indicado en el
documento.
Como recuso
para cancelar deudas, el dinero cumple la función de medio de pago. Como medio
de pago, el dinero funciona no sólo para pagar las mercancías compradas a
crédito, sino también para devolver los préstamos en metálico, al pagar el
arriendo de la tierra, los impuestos, etc.
La función del
dinero como medio de pago influye en la cantidad de dinero necesario para la
circulación. Si se quiere determinar la cantidad de dinero necesario para la
circulación, considerando los muy propagados créditos y órdenes de pago, de la
suma total de los precios de las mercancías vendidas en el período dado, hace
falta restar la suma de los precios de las mercancías vendidas a crédito, así
como la suma de los precios de las mercancías igual a las cuentas de
compensación. Al mismo tiempo, a la suma indicada hay que agregar una suma
igual a los pagarés cuyos plazos han vencido.
Teniendo en
cuenta todos estos factores, la ley que determina la cantidad de dinero
indispensable para atender la circulación, que fuese desarrollada por Marx, se
expresa con la siguiente fórmula:
CD = SP – C + P – CC
R
Donde: CD es
la “cantidad de dinero indispensable para la circulación";
SP la suma de
los precios de las mercancías;
C las
mercancías vendidas a crédito;
P los pagarés
cuyos plazos han vencido;
CC ajustes de
cuentas de compensación y
R la
frecuencia de rotación de la unidad monetaria.
Es natural que
la suma dada de los precios y, por consiguiente, la cantidad de dinero en
circulación, dependa también del valor del propio oro.
Dinero
crediticio:
“El desarrollo
del dinero como medio de pago exige ciertas acumulaciones de dinero para las
fechas de vencimiento de las sumas adeudadas. Mientras que, al progresar la
sociedad burguesa, el atesoramiento desaparece como forma autónoma de
enriquecimiento, se incrementa, por el contrario, en la forma de fondos de
reserva de los medios de pago”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I.
Página 191).
La función del
dinero como medio de circulación permitió que apareciera el papel moneda,
mientras que el desarrollo de las relaciones crediticias, cuando el dinero
cumple la función de medio de pago, tuvo como resultado la aparición de un
nuevo instrumento de circulación: el dinero crediticio en forma de letras de
cambio, billetes de bancos y cheques.
“El
dinero-crédito brota directamente de la función del dinero como medio de pago,
al ponerse en circulación certificados de deudas representativos de las
mercancías vendidas y como transmisión de los créditos correspondientes. Por
otro lado, a medida que se extiende el sistema de crédito también se extiende
la función del dinero como medio de pago. En cuanto tal, cobra formas propias
de existencia con las que habita en la esfera de las grandes transacciones
comerciales, mientras que la moneda de oro o plata se retrae, principalmente, a
la esfera del comercio a pequeña escala”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I.
Libro I. Página 188).
Las letras de
cambio, los billetes de banco y cheques no poseen valor independiente, son
signos crediticios del dinero de valor pleno, esto es, del oro, y sirven como
medio de circulación mercantil cuando esta circulación se efectúa a través del
crédito.
Las letras de
cambio son pagarés que tienen por base el crédito comercial entregado por
particulares y el acreedor que recibe la letra de cambio puede utilizarla para
comprar artículos a otro dueño de mercancía. Al ser transferida a otra persona
en la letra de cambio se coloca el “endoso” y el que recibe la letra de cambio
se convierte en acreedor del que la emitió (y de la que la endosó).
Estas
operaciones las concentran los bancos que, con determinado interés se hacen
cargo de pagarlas, convirtiéndose así en acreedores.
Los bancos
también emiten sus propias letras de cambio, son los denominados billetes de
banco, que son pagarés a largo plazo que el banco emisor se compromete a
cancelar en cualquier momento cambiándolos por metal.
En las
condiciones de existencia del cambio libre de billetes de banco por oro, los
primeros no se desvalorizan y circulan según la ley de circulación del dinero
oro. El cambio libre de los billetes de banco por oro cesó de hecho en los años
30. Los billetes de banco que no poseen libre cambiabilidad son en esencia una
variedad del papel moneda, circulan según las leyes que rigen la circulación
del papel moneda.
Dinero
universal o mundial:
El dinero
cumple su función de dinero universal o mundial en el mercado mundial y en el
sistema de pagos entre los diversos países. En el mercado mundial debe actuar
bajo la forma natural, como lingotes de metales preciosos.
“El dinero
mundial funciona como medio general de pago, como medio general de compra y
como materialización absolutamente social de la riqueza en general. Predomina
la función como medio de pago, para compensar los balances internacionales”...
“El oro y la plata sirven esencialmente de medios internacionales de compra
cada vez que se perturba repentinamente el equilibrio tradicional del
intercambio material entre países diferentes. Por último, sirve de
materialización absolutamente social de la riqueza donde no se trata de compras
ni de pagos sino del traslado de la riqueza de un país a otro, y donde esa
transferencia no puede hacerse en forma de mercancías, bien porque no lo
permite la coyuntura del mercado o porque lo impida el fin que se persigue”. (Carlos
Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 193 y 194).
Al
desarrollarse las relaciones económicas internacionales el dinero comienza a
funcionar en el mercado mundial en calidad de dinero mundial.
En el mercado
mundial, el dinero actúa despojado de sus formas nacionales, es decir, se
presenta en forma de lingotes de metal noble, que es el oro.
En primer
lugar, el dinero mundial funciona como medio universal de pago en los ajustes
de cuentas entre los Estados. Esto ocurre cuando, dadas las relaciones
crediticias y los ajustes recíprocos una de las partes debe pagar cierta suma a
la otra parte. En este caso el oro se traslada de un país a otro como medio de
pago.
En segundo
lugar, el dinero mundial hace las veces de medio universal de compra. El dinero
cumple ese papel cuando un país concreto, por una u otra causa, compra
mercancía a otro país con dinero al contado.
Por último, el
dinero mundial actúa en calidad de representante universal o como materialización
de la riqueza social de la sociedad burguesa. El dinero cumple este papel
cuando se transfieren riquezas de un país a otro.
Hablando con
rigor, las funciones analizadas del dinero expresan sólo relaciones
mercantiles. Bajo el capitalismo el dinero y sus funciones, la circulación
mercantil en conjunto, además de obtener pleno desarrollo cambia su naturaleza.
El dinero y
sus funciones se conservan, pero ya sirven de forma que expresa el movimiento
de capital, es decir, de las relaciones capitalistas de producción.
“El dinero no
es más que la grasa del cuerpo político, en el que una cantidad excesiva impide
a menudo su agilidad y una cantidad demasiado pequeña lo enferma... igual que
la grasa lubrica el movimiento de los músculos, los nutre cuando faltan
víveres, rellena los huecos desiguales y embellece el cuerpo; también el dinero
acelera las acciones del Estado, lo nutre desde fuera en tiempos de escasez
interior; incluso salda deudas... y embellece el conjunto, aunque muy en
particular a los individuos que lo tienen en abundancia” (William Petty. Páginas
14 y 15).
Papel Moneda.
Signo de valor.
“El papel
moneda es signo de oro o de dinero. Su relación con los valores de las
mercancías estriba únicamente en que, idealmente, se expresan en las mismas
cantidades de oro que el papel representa simbólica y perceptiblemente.
Solamente es signo de valor en tanto el papel moneda represente cantidades de
oro, que, como todas las demás cantidades de mercancías, también son cantidades
de valor”.
“Se plantea,
finalmente, la cuestión de saber por qué puede sustituirse el oro por meros
signos de sí mismo, carentes de valor. Más, como ya hemos visto, el oro sólo es
sustituible en tanto que se aísla e independiza en su función de moneda o de
medio de circulación.”... (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 173
y 174).
En la
práctica, el proceso de sustitución de las monedas de oro por sus símbolos
comenzó espontáneamente, durante la propia circulación mercantil, cuando las
monedas de oro se desgastaban, a consecuencia de lo cual perdían parte de su
valor, puesto que el contenido real del oro en ellas no coincidía con el que se
fijaba al ser acuñadas. No obstante, estas monedas desgastadas seguían
funcionando como medios de circulación de pleno valor, siendo de hecho nada más
que su signo o símbolo.
La aparición
de la moneda significó la aparición del primer sistema de circulación
monetaria, o sea, el sistema metálico mientras que la aparición del papel
moneda significa el tránsito al sistema de circulación del papel moneda que
rige por doquier en los países capitalistas.
Por cuanto el
papel moneda es signo de valor, de oro, no tiene valor propio y sustituye al
oro únicamente en su función de medio de circulación, por tanto, no puede
servir de medida de valor de las mercancías.
El papel
moneda es emitido por el Estado, que lo pone en circulación con cotización
forzosa. En un principio puede ponerse en circulación cualquier cantidad de
papel moneda. Sin embargo, independientemente de la cantidad de papel moneda en
circulación, éste representará sólo aquella cantidad de dinero oro que se
necesita para la circulación.
Así pues, la
cantidad de oro que cada unidad de papel moneda representa (y, por
consiguiente, la capacidad adquisitiva del papel moneda) depende de la cantidad
de los signos monetarios en circulación.
Inflación:
El dinero y
sus funciones, como lo hemos expuesto, correspondieron a la producción
mercantil y al sistema capitalista de economía en la fase de su desarrollo
cuando existía el patrón oro en forma de sistema de circulación monetaria del
oro, es decir, en la época cuando el oro hacía las veces de mercancía monetaria
directa.
El sistema de
circulación monetaria a base del oro cobró mayor desarrollo en el empalme de
los siglos XIX y XX. Cuando el capitalismo transita a su fase imperialista y,
sobre todo, al iniciarse la crisis general del capitalismo, este sistema de
circulación monetaria quedó socavado y, en el presente, ha dejado de existir.
Bajo
condiciones de la circulación monetaria basada en el oro, el dinero cumple
todas las funciones mencionadas dentro del país, siendo a la vez dinero
mundial.
Pero la
función del dinero como medio de circulación contribuyó a que apareciera el papel
moneda, mientras que su función de medio de pago tuvo por resultado la
aparición del dinero crediticio.
Por consiguiente,
en esta fase, la circulación monetaria del oro se combina con la circulación de
papel moneda y de “billetes de banco” que se cambiaban libremente por oro.
En el mundo
capitalista actual han sido retiradas de la circulación las monedas de oro. Los
signos monetarios no se cambian libremente por oro y no tienen ya el contenido
de oro que antes representaban en el mercado interno. A fin de cuentas, se creó
una situación en la cual el oro dejó de servir de manera directa como mercancía
dinero y, por lo tanto, desapareció el nexo directo antes existente entre las
funciones del dinero y el oro, así como entre los signos monetarios y el oro.
Sin embargo,
eso no quiere decir que ese vínculo haya desaparecido por completo. La relación
entre el dinero, sus funciones y el oro se ha complicado excesivamente, ha
dejado de ser directa, pero no se ha interrumpido.
Los signos
monetarios siguen enlazados por miles de hilos al oro, se comparan con el oro y
pueden ser convertidos, de una u otra forma, en oro, en determinadas
proporciones.
El
establecimiento y el desarrollo del sistema de dominio de los monopolios, al
socavar las bases mercantiles de la producción capitalista, inciden
sustancialmente en el mecanismo de la circulación monetario-mercantil, sin
abolir, empero, la propia producción mercantil ni la acción de la ley del
valor.
La circulación
de papel moneda ofrece posibilidades para la emisión excesiva de signos
monetarios, que saturan la esfera de la circulación y originan inflación.
La inflación
significa que los canales de la esfera de la circulación resultan saturados con
una cantidad excedente de signos monetarios, que provoca inevitablemente la
depreciación de la unidad monetaria y la subida de los precios.
Al
experimentar apuros con el dinero a causa de los gastos militares y otros
egresos improductivos que originan enormes déficit presupuestarios, los Estados
burgueses recurren a la emisión excesiva de signos monetarios, como
consecuencia de lo cual el dinero se deprecia y los precios suben.
El papel moneda
se va depreciando frente al oro, a las mercancías y a la divisa extranjera. La
depreciación del dinero y la subida de precios de los artículos conducen
inevitablemente al aumento de la carestía de la vida y, por consiguiente, a la
disminución de los ingresos reales de los trabajadores.
Antes de la
primera guerra mundial la inflación representaba un elemento esporádico y
pasajero, registrándose en algunos países en diferentes períodos. Hoy el cuadro
es distinto. La inflación ha adquirido carácter universal y crónico y demuestra
la descomposición del sistema monetario del capitalismo, su crisis.
A partir del
año 1970, y hasta 1975, en los países capitalistas desarrollados los precios subieron, término medio, en un
130%, desde 1975 hasta 1980 otro 50%. Esta subida de precios obedece en primer
lugar al proceso de militarización de la economía de esos países, que engendra
déficit presupuestario que los Estados burgueses procuran compensar con la
emisión de papel moneda.
Pero la causa
fundamental de la inflación en el mundo capitalista contemporáneo es el dominio
de los monopolios, que juegan un papel decisivo en la determinación de la línea
política de los Estados burgueses. Al mismo tiempo, los precios de monopolio
conducen, de una parte, indirectamente, al aumento de la masa dineraria en
circulación y, de otra, desembocan directamente en la desvalorización del
dinero, en la caída de su capacidad adquisitiva.
Al alcanzar
enormes proporciones, la inflación en el mundo capitalista actual se ha
convertido en medio importante de redistribución de la renta nacional en
provecho del capital monopolista, es un instrumento que la burguesía
monopolista emplea para reforzar la explotación de la clase obrera y las vastas
masas de trabajadores.
La burguesía
monopolista se vale conscientemente de la inflación como el medio más camuflado
para bajar el salario. Consideran que la resistencia obrera es menor cuando se
baja el salario haciendo subir los precios, pero sin reducir directamente el
monto del salario.
La inflación
galopante es un factor importante para la agravación de las contradicciones
sociales de clase. En el contexto de la inflación, cuando se descompone la
economía nacional y se exacerban en extremo las contradicciones sociales, las
propias clases dominantes intentan superar la inflación y estabilizar la
divisa.
La historia
del capitalismo conoce distintos métodos para estabilizar la divisa, como la
nulificación, la restauración, etc. Pero la devaluación es el procedimiento más
extendido para estabilizar la divisa capitalista. El Estado burgués disminuye
por vía legislativa el contenido en oro de la unidad monetaria o baja la
cotización de la moneda nacional respecto al oro o a la divisa extranjera.
El dólar puede
servir de ejemplo de devaluación al reducirse el contenido de oro de la unidad
monetaria: en 1934 se devaluó elevándose el “precio” oficial del oro de 20,67 a 35 dólares por
onza. En 1971 pasa de 35 a
38 y en 1973 a
42,20. En el 2006 pasará los 500 dólares.
En el contexto
de la crisis general del capitalismo, la devaluación no estabiliza la divisa,
no supera la inflación, por cuanto la disminución de la cotización de la divisa
conduce a la elevación del nivel general de los precios de las mercancías
importadas.
Inflación y
devaluación.
En varios
trabajos anteriores remarcaba la diferencia entre inflación y devaluación,
haciendo acento en que la devaluación es utilizada por los gobiernos como una
herramienta económica y que no necesariamente es la causa de la inflación.
Mencionaba
también que sólo afecta directamente a los bienes que se intercambian en el
mercado mundial, en particular y directamente, a las importaciones.
Que esas
importaciones representaban apenas, en la Argentina , un 7% del PIB a PPA y que, con
relación a los bienes de consumo, no superaba el 12% de la parte del PIB donde
se incluyen.
Por lo tanto,
el efecto inflacionario sólo debería afectar a esos determinados e
identificados productos entre los cuales se encontraban los famosos “todo por
dos pesos”.
Sin embargo,
el sistema capitalista aprovecha toda oportunidad posible para adueñarse de una
porción cada vez mayor de los ya magros ingresos de los trabajadores, mediante
la suba de los precios originados en las grandes transnacionales, que son las
formadoras de los mismos, independientemente de que el componente importado
exista o no en el producto.
Por eso
proponíamos la necesidad del control de precios a partir de esas formadoras.
Que no quede librada a la voluntad de empresas depredadoras. Que no quede sólo
como un “llamado a la cordura” a los remarcadores. Deben fijarse precios
máximos y aplicar, simultáneamente, la ley de Abastecimiento, con niveles de
producción garantizados, para evitar que dejen al mercado sin productos.
Todo esto,
para que pueda ser realidad, debe ser acompañado por la movilización del
pueblo, por el control del cumplimiento de las pautas que acuerden tanto
empresarios como gobierno. Sin la presencia del ciudadano en la calle, la calle
es de los especuladores. Si los únicos que presionan son las transnacionales y los
bancos, el peso del desastre lo pagaremos, totalmente, los trabajadores. Es lo
que sucede.
Ahora bien,
adicionalmente a la devaluación, la inflación puede producirse, de allí que sea
importante definir qué es la inflación
La inflación
deriva de la presencia, en los canales circulatorios, de una masa de papel
moneda sobrante en relación con las necesidades de la circulación monetaria.
(En escritos anteriores simplificaba este análisis expresando “deriva de la
emisión descontrolada de dinero”.
El exceso de
dinero circulante suele tener estos orígenes y consecuencias
Con los
déficit presupuestario. El Estado capitalista no puede cubrir sus gastos y se
ve obligado a recurrir a la emisión suplementaria de papel moneda.
Muchos déficit
son generados por las guerras, o por una desenfrenada carrera armamentística, o
por las crisis económicas, o como lo fue, en nuestro caso, por la dependencia
económica extrema, provocada, entre otras cosas, por la enorme incidencia de
los intereses de la deuda externa en el presupuesto nacional.
La inflación
hace que el papel moneda se desvalorice, en comparación con el material
monetario, en la medida en que la circulación del primero rebasa la cantidad de
dinero-oro necesario para la circulación de mercancías.
Su incidencia
sobre toda la economía del país es desfavorable, pues la inflación da origen a
un crecimiento rápido, incesante y sumamente desigual de los precios de las
mercancías.
Por ello
surgen grandes diferencias de rentabilidad en las distintas ramas, lo cual
estimula el desarrollo de algunas de ellas y provoca un gran descenso de
producción en otras.
Como
consecuencia, se acentúa la anarquía y la desproporción en la esfera
productiva.
El alza
desigual de los precios da origen a una situación extraordinariamente favorable
para que se especule con las mercancías y contribuye a que los capitales
emigren de la esfera de la producción a la esfera de la circulación.
Cuando el
origen es la guerra o la carrera armamentística, se elevan con especial rapidez
los precios sobre la producción de carácter militar y ello hace que las
correspondientes ramas se desarrollen en exceso, en detrimento de la producción
civil.
Se perturban,
asimismo, las relaciones crediticias. La concesión de préstamos en la moneda
local, resulta desventajosa, pues los acreedores reciben dinero desvalorizado
cuando se reembolsa el préstamo, y sufren pérdidas considerables.
Esto es aplicable a los créditos no indexados,
dados generalmente por los productores al comerciante. Los bancos, al indexar
los montos prestados, se resguardan contra los efectos de la inflación, e
incluso, en no pocos casos, obtienen mayor utilidad.
El dinero
desvalorizado socava la confianza en él, provoca el afán (si se lo tiene) de
deshacerse de él lo antes posible, cambiándolo por mercancías, es decir, por
valores más reales.
Al mismo
tiempo, las personas que poseen mercancías para su venta procuran retenerlas,
esperando que los precios continúen subiendo.
De ese modo se
acentúa más aún la falta de correspondencia entre la cantidad de papel moneda
en circulación y la cantidad necesaria para atender a la circulación de
mercancías.
Valiéndose de
la inflación, la gran burguesía, o sea, las grandes empresas transnacionales y
locales formadoras de precios, carga sobre los hombros de los trabajadores las
causas que la producen, sea la guerra, el armamentismo, el déficit del
presupuesto o los compromisos de pago de deuda externa.
La clase más
afectada por la inflación es la clase obrera, cuyo salario real baja
sensiblemente debido al incremento de los bienes de consumo.
También
resultan perjudicados los pequeños productores de mercancías pues los costos de
los artículos que producen crecen más rápidamente que los precios a los que
pueden ofrecerlos, en relación con los grandes grupos que proceden a la
inversa.
Las grandes
empresas capitalistas evitan las pérdidas que acarrea la inflación no sólo
elevando los precios, también realizándolos en el extranjero en divisas duras
(dólar, euro...) cambiando por ellas el capital monetario.
Aprovechando
la ruina de los empresarios pequeños y medios que no pueden resistir las
conmociones inflacionarias, el gran capital les compra las empresas a precios
ínfimos.
De ese modo la
inflación contribuye a la concentración del capital y a su centralización.
Pero, en su
conjunto, la inflación influye negativamente sobre la economía de los países y,
en última instancia, socava las bases económicas del capitalismo, en
particular, cuando la misma adquiere un carácter crónico.
Por otra
parte, hablamos previamente de devaluación, pero... ¿qué es devaluación?
Aquí tenemos
que encarar la explicación definiendo si lo que La Argentina hizo con su
moneda, al salir de la convertibilidad, fue devaluarla o desrevaluarla. Y no se
trata de un juego de palabras, pues la devaluación es una reducción oficial que
establecen los gobiernos, de la moneda local con relación a las monedas
extranjeras.
Los gobiernos
recurrían a la devaluación, generalmente, para estabilizar la circulación de
moneda en un período de inflación. Era como consecuencia de la pérdida de valor
de la moneda, de la disminución de su poder adquisitivo.
Repitamos esto
y comparémoslo con lo que nos sucede. “Como consecuencia de la pérdida de valor
de la moneda, de la disminución de su poder adquisitivo”. ¿Por eso se devalúa?
En absoluto.
La eliminación
de la moneda nacional que se produce en 1991, al ingresar en la convertibilidad
con paridad, produce una brutal reevaluación del papel que queda como
circulante, impreso en idioma español, pero equivalente al dólar (el llamado
peso “fuerte”). Todos conocemos los efectos de esa medida, y muy pocos, no más
de cinco economistas, la denunciamos cuando se implementó. (Ver “Cavallos
Salvajes” Dirple Ediciones, 1999).
La
convertibilidad, durante estos once años que duró, potenció el envío a la
pobreza y a la marginación a un millón de argentinos promedio por año, que se
sumaron a los ya existentes. En un país cuya población total es de 38 millones,
la mitad pasó a esa injusta situación.
La devaluación
fue usada, y lo es cada vez más, como una herramienta comercial-financiera. Los
Estados de los países capitalistas han utilizado y utilizan las devaluaciones
como arma de lucha por los mercados exteriores, pues la devaluación reduce los
precios de las mercancías que se exportan traducidos en moneda extranjera y de
este modo aumenta la capacidad competitiva de los mismos. Durante la década 1951 a 1961 la devaluación
de la moneda de los países del “primer mundo” fueron: franco francés 32%; libra
esterlina inglesa 27%; lira italiana 18%; el marco alemán 13%; el dólar
canadiense en 11% y el dólar norteamericano 13%. En síntesis, después de la
segunda guerra mundial y hasta 1961, los países habían producido 155
devaluaciones. En estos últimos años la lucha por los mercados llevó a nuevas y
grandes devaluaciones: Indonesia (julio/97 a febrero/98) 255.4%; Rusia (año
1998) 246.5%; Ecuador (año 1999) 196,6%; México (noviembre/94 a noviembre/95)
122.5%; Corea (julio/97 a febrero/98) 82.6%; Brasil (año 1999) 55.3%; Tailandia
(7/97 a 2/98) 51,6% y Malasia (7/9/ a 2/98) 48.2%. Todos devaluaban, mientras
que Cavallo mantenía vigente la “reevaluación” y al país sin moneda nacional.
Este tipo de
devaluación, vinculada más que nada a un reposicionamiento en el mercado
internacional, no es igual a la que deriva de la inflación previa y que
mencionáramos al inicio de este tramo. Es más, a veces, y solo a veces, este
tipo de devaluación ayuda incluso a controlar situaciones inflacionarias
anteriores. Es el caso de Brasil, que desrevalúa su moneda, el Real, en un
53.3% y su inflación anual fue del 9.7%
Y aquí también
menciono “des-revalúa”, en vez de devalúa. Pues Brasil también revaluó el Real,
en el primer semestre del 95, también lo colocó 1 a 1 con el dólar, también
creyó que era una medida que podía ser útil, pero no ingresó en ningún tipo de
candado autodestructivo, como nuestra convertibilidad. Por eso, en cuanto
percataron el error salieron de la trampa del 1 a 1 y decidieron seguir
teniendo moneda propia.
Devaluación
como consecuencia de la emisión de dinero por encima de las necesidades de
circulación monetaria es una cosa.
Devaluación
como herramienta económica para hacer frente a las devaluaciones que otros
países capitalistas, dependientes o no,
producen para posicionarse mejor competitivamente, es otra cosa.
Y
des-reevaluación, por haber colocado ficticiamente el valor de la moneda en
paridad con otra, en nuestro caso el dólar, en otra tercera cosa.
Aunque todas
se vinculan entre sí, las dos últimas no son causantes de inflación más allá de
los efectos que sobre el propio producto importado produzcan.
Hay otro
efecto especulativo que ocurre cuando se devalúa, en este caso sobre las
exportaciones. ¿Por qué aumentó la harina? Porque aumentó, en el mercado local,
el precio del trigo. ¿Y porqué aumentó el trigo? Porque al devaluarse la
moneda, por los dólares que ingresan se obtiene más dinero local. Y entonces,
al exportador, le “conviene” vender al exterior ante que al mercado interno. E
incrementa los precios para obtener igual rentabilidad sin tener la
preocupación de que le dejen de comprar o le compran menos, pues él igual
coloca el excedente en el mercado internacional.
¿Cómo se
corrige esto? Con la intervención del Estado. Regulando la exportación. Fijando
cupos y precios máximos para el consumo interno, entre otras medidas. Y ello no
es fácil cuando nos encontramos con un Estado débil y desmantelado. Y con poca
voluntad política para dar ese paso necesario para, al menos, limitar la
especulación.
En un escrito
anterior señalaba las nuevas formas de dominación que impulsa el imperialismo,
a las que denominaba anexionismo. Nueva forma, que constituye la continuidad
actual de las etapas colonialistas y neocolonialistas.
El anexionismo
requiere desmantelar al estado desde el punto de vista económico, desmantelar
lo que queda del “estado de bienestar”,
y para eso impulsaron las privatizaciones. Requiere eliminar la moneda local, y
para ello establecieron la convertibilidad o dolarización, requiere endeudar
desproporcionadamente al país haciendo que los compromisos asumidos resten
recursos a los gastos sociales y requiere, finalmente, eliminar las fronteras
comerciales, y para ello se impulsan proyectos como el ALCA que tuvo su fin en
nuestro país.
Crítica breve
a las teorías burguesas del dinero
En las publicaciones burguesas se ha perfilado
con nitidez una serie de tendencias muy dispares en la interpretación del
dinero. Sobre sus diferencias estas teorías contienen algunos rasgos que la
unen.
En primer
lugar, distintas teorías burguesas del dinero intentan revelar la naturaleza
del dinero basándose en una u otra función del mismo, identificando, de hecho,
la esencia del dinero con algunas de sus funciones.
Además, la
mayoría de estas teorías oculta la naturaleza mercantil del dinero, su origen como
valor y, por consiguiente, también el papel del trabajo en la formación de la
riqueza, cuya materialización es, precisamente, el dinero.
Teoría
metálica del dinero:
La primera de
las teorías burguesas en torno al dinero fue la llamada teoría metálica del
dinero.
Entre sus
creadores figuraron los economistas que representaban, en la economía política
burguesa, la tendencia denominada mercantilismo. Los mercantilistas
identificaban la riqueza con el dinero, y el dinero con los metales preciosos
que supuestamente son dinero por su naturaleza.
Los adeptos de
la teoría metálica del dinero menospreciaban así la esencia socioeconómica del
dinero.
El Mercantilismo
fue una tendencia de la economía política burguesa y de la política económica
de los estados en la época de la acumulación originaria del capital, durante
los siglos XV a XVIII. Reflejaba los intereses del capital comercial cuando
éste todavía se hallaba unido al capital industrial. Los mercantilistas
consideraban que la ganancia se crea en la esfera de la circulación y que la
riqueza de las naciones se cifra en el dinero. De ahí que la política
mercantilista tendiera a atraer al país la mayor cantidad posible de oro y
plata.
Los primeros
mercantilistas, Stafford entre ellos,
insistían en que se prohibiese toda exportación de dinero del país. Lo
que ellos se proponían era acumular dinero en el país por todos los medios,
exportando mercancías fundamentalmente.
Con el
crecimiento de las formas capitalistas de la economía y la ampliación del
comercio exterior, se hizo cada vez más evidente la inconsistencia de la
política que veía su objetivo en retener el dinero de la circulación.
Frente a la
política de la balanza monetaria activa, se presentó la política de la balanza
comercial. Sus partidarios eran también mercantilistas, posteriores a los de la
balanza monetaria, entre ellos Mun y Serra. Según ellos, el Estado ha de poseer
un saldo activo en la balanza comercial, la importación de mercancías no debe
superar a la exportación. Para que así fuere se estimulaba el desarrollo de la
industria que producía para exportar.
El
mercantilismo consideraba que la fuente de la riqueza radica en el comercio
exterior, y como quiera que fuera, eran los artesanos los que suministraban las
mercancías que se exportaban, se llegaba a la conclusión de que era
indispensable fomentar la producción artesanal.
La producción
capitalista estaba en sus comienzos y las ideas de los mercantilistas se
hallaban condicionadas por el nivel de desarrollo económico de aquella época.
El mercantilismo comienza a descomponerse a mediados del siglo XVII dado que, a
medida que el capitalismo progresa, la forma principal de aumentar las riquezas
va siendo la producción capitalista.
El
mercantilismo, según Marx, fue la prehistoria de la economía política. “La
verdadera ciencia económica moderna empieza tan solo cuando la investigación
teórica pasa del proceso de circulación al proceso de producción”
En su tiempo,
la política del mercantilismo fue progresiva, contribuyó a desarrollar las
primeras grandes empresas capitalistas: las manufactureras; facilitó el
progreso de las fuerzas productivas, la victoria del capitalismo sobre el
feudalismo.
Al
mercantilismo como corriente del pensamiento económico de la burguesía, le
sucede la teoría de los fisiócratas.
Teoría
nominalista del dinero:
Al
desarrollarse la circulación monetaria, surge la necesidad de explicar no sólo
la naturaleza del papel moneda, sino también fenómenos tales como la inflación,
la crisis de divisas, etc.
Sobre esta
base surge la teoría nominalista o estatal del dinero, según la cual el dinero
no es mercancía sino una unidad monetaria de cuenta y, por consiguiente, carece
de valor propio.
Al negar la
naturaleza mercantil del dinero y declararlo signo nominal, los partidarios de
esta teoría aseveran que es el Estado el que determina la capacidad adquisitiva
del dinero. Los representantes de esta teoría enfocan la definición del dinero
de un modo unilateral, tratando de reducir la esencia del dinero a sus
funciones como medio de circulación y pago, cuando el dinero puede
representarse por signos.
Teoría
cuantitativa del dinero:
Indica que la
magnitud del valor del dinero depende de su cantidad en circulación. Según los
representantes de esta teoría, el dinero carece de valor y adquiere su
“capacidad adquisitiva” tan sólo en la esfera de circulación.
De hecho, los
adeptos de esta teoría veían en el dinero apenas un medio de circulación,
pasando por alto la circunstancia de que esta función del dinero puede
cumplirse únicamente porque sirve de medida de valor; como medida de valor el
dinero actúa antes de ser puesto en circulación y gracias sólo a que posee
valor.
La afirmación
de que el valor del dinero depende de su cantidad en circulación, parte del
supuesto erróneo de que en la circulación puede hallarse cualquier cantidad de
dinero real. De hecho, los partidarios de esta teoría, extienden las leyes de
la circulación del papel moneda a la circulación del dinero real, del dinero
oro.
Conforme a
esta teoría, el nivel de precios se determina por la cantidad de dinero en
circulación y cuanto más elevado es el nivel de precios tanto más bajo es el
valor del dinero, es decir, su capacidad adquisitiva.
Teoría
cuantitativa desarrollada del dinero:
Es una
variante de la anterior que procura establecer la dependencia entre la cantidad
de dinero en circulación y la magnitud de la renta nacional.
Según sus
seguidores, la causa principal de la subida de precios es el aumento de los
ingresos, en primer lugar, del salario. De allí la conclusión acerca de la
necesidad de “congelar” el salario.
Teoría de la
divisa regulada:
Es una
variante singular de las teorías nominalistas y cuantitativas cuyo más
destacado representante ha sido Keynes.
Conforme a
esta teoría, el papel moneda es una “divisa regulada”, por lo cual se le debe
dar preferencia frente al dinero metálico.
Los
partidarios de esta teoría ven en la circulación del papel moneda un medio
importantísimo para regular la economía capitalista por parte del Estado. En su
opinión, el Estado es capaz de regular la circulación del dinero, el nivel de
precios y, a través de ellos, la demanda de las mercancías y toda la marcha de
la producción capitalista, lo que puede conducir a liquidar las crisis y el
desempleo.
La Escuela de
Chicago
La expresión
máxima del pensamiento económico de “libre mercado” fue desarrollada en el
siglo XX en la denominada “Escuela Económica de Chicago.
Fueron sus
líderes George Stigler (premio Nobel de Economía 1882) y el trágicamente famoso
Milton Friedman (Premio Nobel de Economía 1976). Integraron la escuela como
profesores Theodore Schultz (Premio Nobel de Economía 1979), Merton Millar
(Premio Nobel de Economía 1990), Ronald Coase (Premio Nobel de Economía 1991),
James Heckman (Premio Nobel de Economía 2000) y
Roger Myerson (Premio Nobel de Economía 2007).
Todos
economistas vulgares que, dentro de la lógica del modo de producción
capitalista, reciben por serlo su máximo galardón, el bastardeado premio Nobel
de Economía. (Ver el desarrollo del tema los economistas vulgares y sus reflejos
en los premios Nobel).
Además de sus
líderes encontramos, en la escuela de Chicago a personajes tales como Paul
Samuelson quien fuese el principal formador de estudiantes de la carrera de
economía en casi todo el mundo y, en especial, en nuestro país. La cultura y la
ciencia en manos de vulgares apologistas de intereses económicos de los
monopolios.
Todos los
organismos internacionales, desde el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional, el Club de París, el Consenso de Washington, los Bancos
Centrales de los gobiernos sumisos y “carnales” y los ministerios de economía
de países centrales y dependientes siguieron al pie de la letra las
indicaciones de los promotores del monetarismo y del libre mercado.
La escuela
monetarista del vulgar y depredador Milton Friedman se ocupa de analizar la
“oferta monetaria” y la forma en que esa oferta afecta a los precios, a la
producción, al empleo, al salario, etc.
En realidad,
lo que hace Friedman es revitalizar la teoría cuantitativa del dinero. El
dinero, según ésta “actualización” es considerado como el resorte fundamental
que puede provocar cambios en la coyuntura actuando, a la vez, como el
mecanismo interno estabilizador de la producción capitalista, en oposición a la
doctrina Keynesiana en donde “el dinero no es importante para el desarrollo
económico”.
La escuela de
Chicago analizaba a la demanda de dinero como la demanda de cualquier otro bien
(de zanahorias, por ejemplo). Afirmaba que la demanda depende de la riqueza de
cada individuo (de su nivel de ingreso) y del precio relativo del bien en
cuestión. Consideraba que la demanda de dinero dependía de la riqueza que se posee entre otras variables
como el tipo de interés y el nivel de los precios o de cualquier otra que
reporte utilidad.
Analiza la demanda
total de dinero y la oferta monetaria otorgando el poder a las autoridades
económicas de poder fijar la oferta nominal sin intervenir en los precios o en
sus efectos sobre los precios, controlando la cantidad de dinero que se emite.
Desarrolla
simplistas conclusiones como son: si se crea demasiado dinero la gente
intentará eliminar el exceso comprando bienes y activos; si hay pleno empleo el
aumento del gasto incrementará los precios locales y hará que la balanza de
pagos sea negativa, depreciándose la moneda y como consecuencia entonces se
incrementarán también los precios importados.
Si se compran
activos financieros (bonos, títulos, etc.) ello produce el aumento de valor de
esos activos, y ese incremento de precios reduce el tipo de interés vigente y
esa reducción del tipo de interés vigente estimula la inversión y la mayor
inversión genera un aumento de la actividad económica y la mayor actividad
económica genera aumento de los ingresos y el aumento de los ingresos genera
demanda de dinero real y esa demanda de dinero real provocará el incremento de
los precios y ese incremento de los precios se encargará de reducir el dinero
real en circulación y provocará el aumento de los ingresos que incrementa la
demanda de activos financieros. Todo pasa por el dinero.
Una sola cosa
rescatamos de la escuela de Chicago, que la inflación es un fenómeno monetario.
Pero sus causas son las que analizamos cuando tocamos ese tema, no como lo
enfocan los economistas vulgares neoliberales de Chicago sino como lo enfocaron
los economistas liberales clásicos como W. Petty.
LOS
ECONOMISTAS VULGARES Y SUS REFLEJOS EN LOS PREMIOS NOBEL
En el año
1969, el Banco Central de Suecia cumplió 300 años, lo que lo constituía en uno
de los bancos centrales más antiguos, e iniciaba, como parte de su celebración,
el “PREMIO DEL BANCO DE SUECIA EN CIENCIAS ECONÓMICAS EN MEMORIA DE ALFRED
NOBEL”, encargándose de “financiar” el mismo, cuyo valor era de diez millones
de coronas suecas (un millón de Euros).
Para sacar del
medio las palabras que determinan su verdadero origen y ocultar su vulgaridad,
no se hizo habitual mencionar: “BANCO DE SUECIA” y menos habitual usar las
palabras “CIENCIAS ECONÓMICAS”. Por ello, mediáticamente, se lo define de
manera simple, como el “PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA”
Y es a partir
de 1969, que todos los meses de octubre, el Banco de Suecia “aporta” el dinero
mencionado para ser entregado, “Fundación Nobel” mediante, al más “ingenioso” y
”funcional” “investigador” sobre
“presuntos fenómenos económicos” tan alejados de la ciencia como de la realidad
objetiva, como leeremos en este capítulo
De esa manera,
mediante la entrega de los Nobel de “Economía” financiado por un Banco, sus
destinatarios suelen (como vamos a observar en todos), ser “monetaristas”,” o
“neo monetaristas”, “keynesianos” o “neo keynesianos”, “clásicos” o “neo
clásicos”, además “pioneros”, “jugadores”, “adivinos”, “fabuladores”, etc., y
ser “occidentales”, es decir, ser estadounidenses o ingleses y en especial
varones y saber armar ecuaciones complejas como buenos matemáticos. Pero
cualesquiera sea la razón de “haber merecido estos personajes ese controvertido
premio”, hay dos grandes ausentes: la Economía
Política como ciencia y la las Leyes que la rigen, es decir,
está ausente el razonamiento científico y la búsqueda de la verdad. Y, en
compensación a esas ausencias hay dos grandes presentes: la vulgaridad y la
apología al sistema capitalista, a veces, con críticas livianas como para
“demostrar” cierto equilibrio académico.
A diferencia
del PREMIO NOBEL DE LA PAZ
(que trata de compatibilizar el bien con el mal), el premio de Economía es el
más hipócrita y criticado y pese a que las críticas al mismo son abrumadoras y
casi todas cuestionan su supuesto carácter científico, es el premio que más
publicidad recibe de los grandes medios de comunicación (en manos de los
monopolios) y de los grandes “centros del saber” como lo son las universidades
de la mayor parte del mundo, que han proyectado a sus profesores más
“originales” como candidatos y luego agregado al “prestigio” de sus
instituciones el contar con uno o más Nobel en sus filas.
Hasta el 2011,
68 economistas vulgares han recibido el premio Nobel de “Economía”, 67 son
hombres y sólo una mujer que recibe un tercio del premio.
Este
comentario que desarrollamos a continuación es válido para todos premiados con
el Nobel de economía: no estamos subestimando si han producido aportes a las
investigaciones específicas que han efectuado ni que no posean un sólido
conocimiento de las matemáticas o de otras disciplinas. Sólo afirmando que no
están tratando a la Economía Política
como ciencia, que no utilizan, ni reconocen, ni aceptan sus leyes, que se
esfuerzan por ocultar la realidad e intentan hacerlo reemplazándola por teorías
o desarrollos efímeros, que la propia realidad se encarga de desenmascarar.
Estamos afirmando que colocan sus conocimientos con al menos dos fines: el
primero y principal es tratar de justificar y perpetuar el sistema capitalista,
haciendo apología del mismo, ocultando su carácter criminal y destructivo y
presentando teorías que se convierten en “modas” reproducidas por los grandes
medios de comunicación en manos de los monopolios y por los “centros del saber”
que incluye a las universidades de gran parte del mundo; el segundo es lograr
una mejor calidad de vida personal y quedar registrado en la historia chica y
de muy corto plazo como un “brillante economista”. La diferencia entre política
económica y Economía Política es, tan extensa como la Tierra del Sol, es una
distancia ideal, pero aproximarse demasiado a creer que es lo mismo (o a
hacernos creer que es lo mismo), equivale a poner en un igual nivel a dos
conceptos muy distintos. La Economía Política ,
como ciencia, estudia el desarrollo de las relaciones sociales de producción a
través de la historia, desentrañando las leyes que rigen tal desarrollo, la
otra, la aplicación de políticas económicas dependerá de qué intencionalidad
contienen esas políticas, a qué intereses responden, qué es lo que pretende
proteger y perpetuar, independientemente de lo que muestren las leyes
económicas y la historia. Ciencia versus vulgaridad sería la síntesis. Este
capítulo, lamentablemente, está destinado a la vulgaridad
1969
Era obvio que
el primer premio Nobel instituido por el Banco Central de Suecia en su 300
cumpleaños sea otorgado dentro de su zona, su área de influencia, por lo tanto
lo reciben un noruego: Regnar Anton Kittil Frisch y un neerlandés de nombre más
modesto: Jan Tinbergen.
Frisch
desarrolló la econometría trabajando con “series de tiempo” y “análisis de
regresión lineal” y elaboró una “teoría de la producción”. Jan creó modelos
estadísticos para probar tesis económicas y desarrolló medio centenar de
ecuaciones complejas que explicaban los ciclos económicos en los EEUU. Y
desarrolló el brillante concepto de que si se quiere ser eficiente los
instrumentos a utilizar deben ser eficientes. Acordemos lo siguiente un albañil
puede hacer mejor su trabajo sobre la mezcla si utiliza una pala nueva y firme,
en cambio le sería más dificultoso utilizando una pala gastada y algo
desarmada. Y también lo haría mucho mejor, mucho más eficiente su tarea, si
utiliza una mezcladora en vez de pala. Y si la mezcladora que utiliza es de
“última generación” el resultado de su trabajo no sólo sería mayor, sería menos
pesado. ¿Es necesario desarrollar “conceptos” tan obvios como que para ser más
eficiente es necesario utilizar instrumentos eficientes? La
Economía Política es una ciencia histórica que contiene desde
el inicio “series de tiempo” que estudian las leyes que rigen las relaciones de
producción entre los hombres no entre hombres y cosas. A los estudios señalados
en este primer Nobel bancario se los resumió como “modelos dinámicos” que se
desarrollaron para ser aplicados al análisis de los procesos económicos y a sus
autores como “pioneros”
1970
Este año, el
segundo desde la institución del premio Nobel a los economistas apologistas y
defensores del sistema capitalista, el “galardón” es entregado al economista
Paúl Samuelson, uno de los más brillantes economistas vulgares luego de Keynes.
Perteneciente a lo que se denominó la “escuela neoclásica” Samuelson se doctoró
en “economía” en la
Universidad de Harvard y desarrolló estudios en muchos campos
como son el comercio internacional, el crecimiento de las economías, el estado
de bienestar, la distribución, utilizando para ello las matemáticas, a tal
punto que se lo denominaba “economista matemático”. Se lo considera el “padre”
de la economía moderna” y su libro, que se denominó “Curso de Economía moderna”
fue el más usado por casi todas las universidades del mundo, utilizando el
lenguaje de las matemáticas para los diferentes campos en que divide la
economía y de allí surgen los conceptos “comportamiento maxificador de
agentes”; “estática comparativa”; “teoremas operativos”, analogías
subyacentes”, “curvas de indiferencia” y otros tantos que fueron distribuidos
en los centros del saber y de los domicilios de estudiantes que adquirieron
esos cinco millones de ejemplares que se vendieron y que de alguna manera expresan
bajo qué ideología se formaban los “futuros economistas”. El premio se
sintetiza en haber desarrollado la teoría económica estática y dinámica y
“elevado” la calidad del análisis en la ciencia económica. Los objetivos que se
planteaba Samuelson eran por demás claros, por ello a continuación se hará
referencia a ellos considerando textualmente los expresados por su autor, a
efectos de eliminar cargas subjetivas que siempre están presentes en las
críticas.
Definía
Samuelson: “El análisis económico es el auxiliar indispensable para aquellos
que aspiran a las reformas sociales y QUE DESEAN PRESERVAR Y CONSERVAR EL
SISTEMA HEREDADO”
Claros
conceptos de Samuelson, uno de los pocos lúcidos economistas vulgares que se ha
esforzado intelectualmente para justificar el capitalismo en su fase superior y
última: el imperialismo o capitalismo monopolista con predominio de la
oligarquía financiera, se ha esforzado para tratar de sostener este modo de
producción, se ha esforzado en ocultar que el capitalismo es el más sanguinario
y cruel que de las formaciones económico sociales que ha conocido la humanidad.
Samuelson
refleja en esa frase el verdadero objetivo del “análisis económico”
desarrollado para la burguesía: preservar
y conservar el sistema heredado.
Los economistas
burgueses suelen ser golosos, por eso reflejan a los resultados de los actos
económicos como una “torta” o “pastel” que luego hay que comer entre todos, o
distribuir entre todos. Utilizando la categoría “científica” “torta”, desarrollaremos algunos de los planteos de
este economista “estrella”.
Para
“preservar” el sistema Samuelson afirma que es mejor “tener una torta más chica
pero mejor distribuida” (distribuida más equitativamente) y propone reformas
que no pueden ser llevadas adelante “por aficionados” sino por “científicos”.
Antes de
entrar en las reformas propuestas diremos: ¿Por qué hay que tener una torta más
chica para distribuir más equitativamente? ¿No sería mejor hacerlo con la que
ya existe, que se supone más grande? Es
obvio que si un país tiene un PIB de 100 (una torta de 100 kilos) y 100
habitantes podría distribuir un 1% por habitante ¿Por qué para distribuir mejor
la torta hay que hacerla más pequeña? Si bajamos la torta a 70 a cada uno le
correspondería un 0.7% un 30% menos. Lo extraño del caso es que un aficionado
se daría cuenta inmediatamente de esta absurda condición, por eso Samuelson
insiste en no quiere aficionados a su alrededor, sólo “científicos” que posean
una inteligencia cercana a la de él y, esto va por nuestra cuenta, que sean
capaces de generar confusas teorías, supuestamente científicas, necesarias para
esconder la verdad (aunque en parte sea inocultable y lo pongan en evidencia),
con el objetivo claramente manifestado de “conservar el sistema heredado”. En
general, tanto Samuelson como otros economistas vulgares de menor
trascendencia, asumían que el capitalismo era el último eslabón de un proceso
histórico. Todo sabemos que la historia es unidireccional, que va hacia
adelante. Si el capitalismo es el “último eslabón de la historia” ¿qué sentido
tiene conservar lo que por su propio destino se conserva? Contradicciones que
quizá los aficionados detecten y por lo tanto determinen que se puede seguir
avanzando, que el capitalismo no es la última etapa de la historia sino,
simplemente, la última etapa de las sociedades basadas en la explotación del
hombre por el hombre y en la propiedad privada de los grandes medios de
producción.
No obstante no
se debe desconocer globalmente los estudios que han efectuado estos economistas,
en especial Samuelson. Repito que definirlos como “vulgares” (originalmente
definidos por Carlos Marx) no debe
confundirnos. Son vulgares pues su intento no está en la búsqueda de la verdad
sino en su ocultamiento, lo que no significa, como veremos a continuación, que
todas sus propuestas carezcan de razonabilidad.
Samuelson
comenzaba aclarando que una mejor “distribución de la torta nacional” debe ser
resuelta “sin revolución social”. No es necesaria –afirmaba- pues el
capitalismo es “un sistema cerrado donde predomina el movimiento hacia la
abundancia” –y agrega- “pues (el capitalismo) posee la capacidad de
incrementar, con la máxima eficiencia, la riqueza”.
Considera al
“Estado de Bienestar” como producto espontáneo del modo de producción capitalista
y afirmaba que, como resultado de la
distribución racional de los impuestos y de la ampliación y desarrollo de la
educación e instrucción pública, el capitalismo marcha a ir eliminando la
desigualdad entre los hombres y afirmando una mayor justicia. Al no aceptar, o
desconocer, u ocultar las leyes del modo de producción capitalista, que se basa
en la acumulación, concentración, centralización del capital y predominio del
capital financiero, este premio Nobel trata de explicarnos que el capitalismo nos
conduce a un futuro promisorio. Cuando afirmaba esa falacia, este economista
vulgar era el preferido por todas las universidades del mundo, incluso por
nuestra querida Universidad Nacional.
Es casi una
ley; para ocultar verdades importantes con cierto éxito hay que reconocer verdades
obvias. Samuelson afirma (reconoce) que la gran propiedad es factor de
injusticia, pero –aclara inmediatamente- que liquidar esa injusticia en base a
la confiscación es negativo, pues es imposible hacer coincidir a la justicia
con la eficiencia de la producción. Es interesante este extraño razonamiento:
contradicción entre justicia y producción en un mundo que sólo puede subsistir
si se produce, no es un razonamiento menor, es algo así como esa brillante
frase de un político argentino de que “estamos condenados al éxito”, en este
caso, al ser necesario producir para que la humanidad continúa, Samuelson nos
afirma que “estamos condenados a la injusticia”. Para más claridad agrega: “La confiscación
demoraría el crecimiento y limitaría el libre desplazamiento del capital a
áreas más rentables”.
Él mismo
reconoce que se trata de una “contradicción” y para superarla (regresa a la
gastronomía) manifiesta que la necesidad de una torta mejor distribuida con la
presencia de grandes e inconfiscables grupos económicos es posible de lograr en
la medida en que se desarrolle una combinación entre la empresa estatal y la
privada, denominando a esa combinación “economía mixta”. Dicha economía
–afirmaba- es la única que sirve de base para sustentar el “Estado de
Bienestar”. Y lanza esta concreta
aseveración, textual, “A través de los servicios públicos directos y a través
de transferencias bancarias, la economía mixta moderna es en realidad un
gigantesco seguro mutuo contra los peores desastres económicos de la vida” En
la época en que el “comunismo se comía a los niños”, de que si tenías una
habitación vacía los comunistas te iban a colocar una familia cualquiera a
ocuparla, de que si tenían una propiedad sea un auto, una bicicleta o un caballo
los comunistas te la iban a quitar, Samuelson se esforzaba en explicar que era
mejor ceder un poco antes de perderlo todo. Se esforzaba en ocultar que la
propiedad que los comunistas decían “confiscar” no era una habitación, ni un
auto, ni menos un caballo y una bicicleta, que la propiedad que se pensaba
“expropiar” era en realidad la propiedad de los grandes medios de producción
logradas mediante el saqueo de pueblos y la sobre explotación de trabajadores y
que por lo tanto, los comunistas eran, en realidad, expropiadores de los
expropiadores. Samuelson nunca incursionó en determinar y aclarar cómo se
formaron las enormes fortunas y cómo se continuaba concentrando el capital en
menos manos. Sólo intentaba, como Keynes, salvar al monstruo, manteniendo su “belleza”
externa y mostrando solo “algunas” de sus manifestaciones peligrosas. Y colocó
todo su talento en ello, debiendo, por tanto, enfrentarse con parte de los
monopolios más extremos. Pero siempre con buenos modales y amistosamente, por
eso señala que, pese a ser los EEUU el país más poderoso del mundo, su gobierno
se encuentra en dependencia de poderosas fuerzas económicas, considerando
perjudicial el gran poder que posee el complejo militar industrial.
En otros
aspectos Samuelson desarrolla la tesis de que la mayoría de los trabajadores
prefiere “un trabajo garantizado a ingresos garantizados” y en base a ello
analiza propuestas de otros políticos y economistas con relación al papel del
Estado en la generación de empleo. Podemos intentar traducir esa tesis:
Agradezca el trabajador tener empleo, no importa su paga si se lo garantiza.
Siempre es mejor ser explotado que marginado. Tan absurdo como creer que los
premios Nobel de Economía son neutrales y se le otorga a científicos.
1971
Simón Kuznets
recibe el premio este año. Nació en Rusia, pero no es ruso sino ruso-americano,
una forma de definir a los que nacieron en otra parte pero son “más papistas
que el papa” en la adoptiva. Llega a los EEUU cuando tenía 21 años y se
incorpora como estudiante en la
Universidad de Columbia. Desarrolló la hipótesis entre
crecimiento económico y distribución del ingreso alertando que dicho
crecimiento no se puede medir a partir del PIB “Per cápita”. Kuznets desarrolló
en su país adoptivo el sistema unificado de contabilidad para el estado. Y
desarrolló el análisis de macroeconomía. El PIB por habitante es, sin duda, un
indicador que demuestra con qué riqueza anual cuenta una nación para cada uno
de sus habitantes suponiendo que perciben lo mismo sin importar condición social,
edad, niveles de educación, etc. ¿Para qué sirve? Para saber que una sociedad
cuenta con recursos suficientes para satisfacer (o no) las necesidades de sus
integrantes, y que debe mantenerlos en el tiempo e incrementarlos. Pero no
indica jamás de qué forma se distribuye ese PIB global o total. El crecimiento
del PIB va a estar asociado a la distribución histórica que ha producido
acumulaciones en un sector minoritario y su periferia y fuertes carencias en
otro mayoritario. El crecimiento en sí, aunque se “distribuya mejor” no es
suficiente para lograr reponer las inequidades históricas, aún cuando esa mejor
distribución se extienda algunos años. El objetivo es claro, hacer creer que se
puede mejorar el sistema, que la inequidad surge como consecuencia de una mala
distribución del crecimiento y no de la explotación. Desconoce, el que
desarrolla la macroeconomía, que en el
sistema capitalista siempre el salario relativo es menor, aunque el nominal lo
sea e incluso aunque el real también lo sea, pero con menor permanencia si es
que se logra. Por lo tanto siempre la
pobreza relativa va a crecer. El premio Nobel de 1971 se hubiese sorprendido de
los niveles de inequidad y pobreza que se registran en el 2011 en su patria
adoptiva.
1972
Este año
repartieron el premio entre dos economistas: uno inglés, John Hicks y otro
estadounidense: Kenneth Arrow. Hicks, también integrante del grupo de los
neoclásicos (no en todos sus conceptos), consideraba que la economía es un “equilibrio” entre tres
mercados y los señaló: el mercado del dinero; el mercado de los bienes y el
mercado de los bonos. Fue su contribución más “importante” a la macroeconomía y
por ello recibe el Nobel 1972. Lo interesante de este caso es que, un año
después de recibir el galardón es el propio Hicks el que reconoce que su modelo
no posee validez. La síntesis es que se le otorgan el premio por sus originales
contribuciones a dos teorías (una de ellas también desarrollada por Samuelson
tal es así que se conoce como “modelo keynesiano Samuelson-Hicks”: la teoría
del equilibrio general y la teoría del bienestar. Arrow, por su parte, ha
buscado qué crear de novedoso y logra introducirse en la “teoría de la
decisión” y desarrolla el “teorema de la imposibilidad” al que denomina,
modestamente, “la paradoja de Arrow” que indica que no es posible construir
reglas para tomar decisiones político-sociales con criterio racional. Una
premisa muy interesante que desarrolla John Hicks es cuando trata el tema de la
inflación: señala que la misma no debe buscarse en los mecanismos monetarios,
sino en “las fuentes” que la determinan, señalando que son dos: inflación de
demanda e inflación de costos. Analicemos estas aseveraciones: si un trabajador
solicita incremento de sueldos produce inflación de costos; y si lo logra,
produce inflación de demanda, pues con un mayor poder adquisitivo pretenderá
adquirir más bienes. Obviamente lo no anuncia tan claramente, pero su
conclusión es que la solución reside en “obligar a los sindicatos a aceptar
alguna forma de “congelación” de los salarios. Merecido, sin dudas, el Nobel
bancario para Hicks.
1973
Wassily
Leontief es ruso de nacimiento y estudió en Leningrado, pero no es esa la razón
de haber recibido el Nobel. Se doctoró en Alemania donde adquiere la
nacionalidad y luego se radica en los EEUU donde también adquiere la
nacionalidad, pasando previamente por China donde fue, en 1931, uno de los
asesores del gobierno. El premio es otorgado en reconocimiento a haber creado
el “método input-output” que se inspira en la tabla económica desarrollada por
Quesnay y toma algunos conceptos de Marx, en especial sobre la circulación de
la producción. Con esos elementos y con la utilización de álgebra matricial
desarrolla un “modelo estático-operativo” aplicado a la estimación de los
niveles de producción sectorial.
1974
El Banco les
otorga este año el premio a dos economistas, Gunnar Myrdal y Friedrich Hayek ya
que considera al primero (Myrdal) como “pionero” por sus trabajos sobre la
teoría del dinero y también por ser sueco, doctorado en la Universidad de
Estocolmo y preocupado por los niveles de pobreza que se manifiestan en los
países “subdesarrollados”. Es increíble ver la cantidad de economistas
burgueses que se encuentran “muy preocupados por los niveles de pobreza” sin
mencionar qué papel juega la burguesía en su conformación. Von Hayek posee
mayor categoría: este austro-húngaro es filósofo, antropólogo, historiador,
jurista y economista y es considerado como “el padre del liberalismo moderno”.
Comenzó siendo “socialista” partidario de la intervención del Estado pero muy
pronto cambia radicalmente de idea, en especial cuando asume una cátedra en la Escuela de Economía de
Londres. No sólo criticó furibundamente al sistema socialista sino que incluyó
a Keynes como tal. Por tal consecuente posición, complementada por sus tesis en el campo de la teoría
monetaria, de las fluctuaciones económicas y de las interdependencias entre la
economía y las instituciones, recibe medio premio Nobel. Su principal “joya” es
definir que el socialismo no es posible por la “inexistencia de precios de
mercado” y que hay una contradicción insuperable entre “economía planificada y
libertad individual”. Es una pena que
haya fallecido en 1992, si hoy viviera tendría que reconocer cuán equivocado
estaba o, si persistía en el error, debería afirmar que la República Popular
China, la China
Comunista , es capitalista.
1975
Este año fue
el año de los matemáticos. El premio lo reciben Leonid Vitalievich Kantoróvich,
un matemático ruso que desarrolló el método de programación lineal aplicado a
la planificación económica. Lo comparte con el estadounidense (nacido en
Holanda) quien se especializó en econometría y en “resolver” los problemas en
la asignación de recursos. Obviamente el Banco se equivocó de rubro, lo
adjudica a la economía cuando se trata de matemática, por eso no hay nada que
agregar y por eso ingresa al premio un ruso que nació y murió en Rusia.
1976
Este es el
GRAN AÑO para el Banco Central de Suecia, pues le otorga el premio a Milton
Friedman, quien actuó en todos los campos posibles en defensa del modo de
producción capitalista, comenzando con convertirse en el más firme defensor del
“libre mercado” en la época del monopolio. Se refirió a la macroeconomía, a la
microeconomía, a la historia económica, a las estadísticas sobre producción y
consumo y, muy especialmente a la teoría monetaria y por su “demostración” de
la complejidad de la estabilización; por éstas dos últimas el Banco le otorga
el Nobel. Cuando recibió el “galardón” hubo en Estocolmo manifestaciones en su
contra, por ello manifestó que esos actos eran organizados “por los comunistas
que intentaron desacreditar a cualquier persona que hubiese tenido la conexión
más leve con el presidente Pinochet”
Desde la
denominada “escuela de Chicago” Milton Friedman da origen a una nueva versión
de la teoría cuantitativa del dinero, una “variante” de “concepción monetaria”
sobre cómo funciona la economía capitalista con un fuerte contenido apologista
al sistema y una fuerte oposición al keynesianismo. La culpa de los males no es
del capitalismo (expresa Yeager, otro monetarista); no lo son la inflación, ni
el desempleo, ni sus crisis, ni la balanza de pagos, pues esos puntos “no son
característicos del capitalismo como tal” sino que derivan de una política
monetaria defectuosa.
Los
monetaristas, en general, Friedman incluido, consideran que el capitalismo es
un sistema sólido y en constante crecimiento. Consideran que los fenómenos de
crisis no son generados por el sistema sino que es implantado desde fuera
(“exógenos”), fundamentalmente engendrado por las manipulaciones de los
gobiernos al emitir descontroladamente grandes masas de dinero destinadas a
“estimular la demanda global”. Visto de ese ángulo, las crisis no son del
capitalismo, sino de “alguien” a quien logran colocar nombre y apellido:
“inestabilidad de las reservas monetarias”. Buena ocasión para otorgar el
premio Nobel bancario.
Milton
Friedman considera a los precios como la fundamental herramienta para la
corrección del mercado: “Los precios se ajustan más rápidamente que las
cantidades (de mercancías), por cierto tan rápidamente que la regulación de
precios puede ser considerada instantánea”. De acuerdo a esta “tesis” la
intervención del Estado carece de sentido. En cambio Keynes afirmaba que el
mecanismo de ajuste de los precios actúa tan lentamente que es mejor o posible
no considerarlo.
Friedman
compara estas opiniones opuestas desarrollando un “modelo integrado por seis
ecuaciones”. A continuación las mencionaremos:
Ecuación 1.
C/p = f (Y/P, r) Referida al “sector
real” (función del consumo)
Ecuación 2.
I/P = g(r) Referida al
“sector real” (inversiones en función
tasa de interés)
Ecuación 3 Y/P
= C/P + I/P (o S/P = (Y-C)/P = I/P)
Referida al “sector real” en equilibrio (I = S)
Ecuación 4. Md
= P. l (Y/P, r) Referida al sector
monetario (demanda de dinero)
Ecuación 5. Ms
= h r Referida al sector monetario
(oferta de dinero)
Ecuación 6. Md
= Ms Referida al sector monetario
(equilibrio del mercado monetario)
C es gastos de
consumo; P nivel de precios; Y producto final; I inversión de capital; r tasa
de interés; f función de; S ahorro; Md demanda de dinero; Ms oferta de dinero.
El propio
Friedman reconoce que el modelo “no es completo” porque las seis ecuaciones
contienen siete incógnitas que son “C”; “I”; “Y”, “r”; “P”; “Md” y “Ms” y por
ello continúa agregando otra ecuación “que debe introducirse en forma exógena”
y que significa aceptar la teoría de los clásicos del “pleno empleo”.
En su enfoque
monetarista Friedman se refiere a tres variantes posibles de cambios temporales
en la tasa de interés: el “efecto liquidez”, vinculado a la fase inicial de la
alteración del “balance de cartera” (más dinero que lleva a intensificar
compras por parte de los poseedores, lo que aumenta los saldos de caja y hacen
disminuir las tasas); el “efecto del ingreso” (esa fase “inicial” del punto
anterior debe ser sostenida por el incremento del ingreso y por una mayor
demanda de “capital de préstamo” que hace incrementar la tasa de interés y “el
efecto de anticipación de cambios de precios” (que actúa elevando aún más la
tasa de interés).
Para referirme
en términos poco académicos pero no por ello irreales: es una reverenda
estupidez. Y en términos un poco más elevado, el esquema desarrollado por los
monetaristas y en especial por la “escuela de chicago” (la minúscula es por su
vulgaridad) es una irreverencia al conocimiento científico, una representación
patética, en extremo superficial y especialmente deformada de los procesos y leyes
reales con que opera la reproducción en la formación económico social del
capitalismo. Lleno de ecuaciones y cálculos estadísticos que intentan convertir en leyes, la escuela
de Chicago es la expresión más extrema de vulgaridad y negación del análisis
científico. Su principal gestor ha ganado merecidamente el premio Nobel
bancario.
1977
Recuerdo que
el banco de Suecia instituye el premio
en “Ciencias Económicas”. Van 9 años y la Ciencia Económica
(la Economía
Política ) continúa sin aparecer. Este año hay dos agraciados:
uno es sueco, Bertil Ohlin, profesor de economía que “descubre” que cada nación se especializa en la
exportación de bienes que produce con mayor eficiencia (“mejor dotada desde el
punto de vista de los factores de producción utilizados”). El medio premio es
por su aporte al conocimiento del comercio internacional. El otro agraciado es
el inglés James Edward Meade quien también se refirió al estudio de la teoría
de comercio internacional a la que agrega los “movimientos internacionales del
capital”. Su mayor antecedente es que discutió con Keynes.
1978
Este año lo
recibe un estadounidense: Herbert Alexander Simon. El premio se lo otorgan por
ser “uno de los investigadores más importantes en el terreno
interdisciplinario” y por haber contribuido a “racionalizar el proceso para la
toma de decisiones satisfactorias”. Sostenía (lo que denominó “racionalidad
limitada”) que las personas intentan buscar una mínima satisfacción a
diferencia del pensamiento de los neoclásicos donde tienden a maximizar los
resultados. En todo caso, afirmaba, una vez alcanzado ese mínimo éxito, se
puede ir creciendo poco a poco.
1979
Un
estadounidense y un inglés forzado a serlo,
(pues nació en Santa Lucía) comparten el nombre William y el premio del
banco de Suecia este año. William Schultz, el estadounidense, lo recibe por sus
investigaciones sobre economía agraria, otorgándole a ésta mayor valor que a la
industrialización. Para William Lewis las cosas fueron un poco más complejas,
pues era negro nacido en esa colonia inglesa, por lo tanto no pudo estudiar lo
que él quería: ingeniería y se le asignó, democráticamente, la carrera de
administración de empresas, única carrera que podían ejercer los de raza negra.
Se graduó con honores y por ello recibió una beca que utilizó para incursionar en “economía del
desarrollo”. Como algunas cosas cambian, en 1963, cuando tenía 48 años, fue
condecorado por la reina Isabel II con el grado de Caballero. Recibida la
condecoración, el mismo año, se muda a los EEUU. En 1970 se lo envía a Barbados
para crear, con otros, el Banco de Desarrollo del Caribe y en 1979 el banco de
Suecia lo recompensa con medio premio Nobel.
1980
Continuando
con las matemáticas este año se le entrega el premio Nobel bancario al
economista estadounidense Lawrence Klein, quien desarrolla el proyecto “link”
creando modelos “econométricos” para estudiar la economía de los países y
estimar en particular el flujo de capitales y el comercio mundiales.
1981
Este año
recibió el premio un economista estadounidense muy conocido gracias a que un
importante sector de intelectuales y políticos progresistas se adhirieron con
fervor, por no ver el bosque, a su modelo, que incluía una propuesta de gravar
los “flujos de capitales”, nos referimos a James Tobin. Keynesiano, Tobin
consideraba que el Estado debía jugar un papel fundamental en la economía a
efectos de evitar recesiones y lograr
ciclos productivos regulares. Para ello propuso un nuevo modelo econométrico al
que denominó, con gran originalidad, “modelo Tobin” Por ese modelo que abarcaba
el análisis de los mercados financieros, del gasto, de los precios, del empleo
y de la producción recibe el premio del banco de Suecia. Tobin asesoró a
Kennedy, a la Reserva
Federal y a Ford entre otros asesoramientos, pero su mayor
dolor de cabeza fue ir explicando en cada entrevista que no dijo lo que dijo
sobre la “Tasa Tobin”, que se había convertido en una especie de meta utópica
por un sector progresista liviano y poco profundo, pues la propuesta tasa, la
menciona Tobin pues sabe que es
inaplicable, pues aplicarla, en función de la cantidad de veces que rota el
mismo flujo de capitales, aún a un uno por ciento, equivale a “confiscar” todo
el capital, cosa que no era ni remotamente intensión de Tobin y si lo fuese no
iba de ninguna manera a recibir el Nobel bancario, en particular porque el
Banco de Suecia se hubiese quedado sin fondos.
1982
Otro
economista estadounidense, pero esta vez monetarista, de la Universidad de Chicago
y colega de Milton Friedman (Nobel 1976), de Arrow (Nobel 1972) y de Solow
(Nobel 1987) obtiene el premio Nobel
bancario, se trata de George Stigler que desarrolló las definiciones “economía
de regulación” y “economía de información” y se dedicó a buscar “conexiones” en
los mercados llegando a la conclusión que los mismos, cuando no son
“transparentes” producen altos precios y grandes beneficios a los poseedores de
la información. Entre sus sagaces investigaciones encuentra que la regulación
pública es utilizada por los grupos de presión para utilizarla a favor de sus
intereses, por lo tanto recomienda, no eliminar los grupos de presión, sino que
no haya intervención pública. ¡Excelente! Sólo por esa conclusión el Nobel
bancario se le otorgó a la persona adecuada.
1983
Gerard Debreu
nace en Francia pero se nacionaliza como estadounidense en 1975. Obtuvo una
beca Rockefeller y comenzó a trabajar en la Universidad de
Chicago. Se lo premia por haber desarrollado “métodos analíticos” que incorpora
a la teoría económica y por haber “mejorado” la Teoría del Equilibrio
General de León Walras orientándolas a “economías competitivas”
1984
Este año le
tocó a un inglés y, además, keynesiano. Los ingleses no ahorran en nombres, por
lo tanto Sir John Richard Nicholas Stone se llama el que lo recibe. Trabajó
sobre los trabajos de Keynes referidos a modelos de contabilidad nacional y el
premio se le otorga pues se consideró que mejoró “sustancialmente” su base de
análisis.
1985
Se llama
Franco Modigliani y uno cree que por ello es italiano. Desde ya nació en Italia
y a los 21 años (1939) tuvo que abandonarla por su origen judío y por no querer
integrar la resistencia al fascismo. En 1946 se le otorga la ciudadanía y se
convierte en estadounidense de origen itálico. Sus estudios se centraban en el
ahorro y en los mercados financieros. Los premios siempre se adjudican “por ser
pioneros” aunque cien economistas hayan desarrollado antes esos temas. También
trabaja con el modelo de Walras sobre el equilibrio general del mercado junto
con Hicks (medio Nobel 1972) y con Patinkin (cuyo apellido no le ayuda a
recibir un Nobel). Este trío muestra a la economía capitalista como un “sistema
internamente coordinado”, donde se pasa de un estado de equilibrio a otro
estado de equilibrio de modo instantáneo y sin daños. Y ello, descubren “los
pioneros”, se logra gracias a haber inventado “un vector de todos los precios
equilibrados en todos los mercados antes de iniciarse el cambio”. Y que ese
vector “garantiza” una coincidencia total entre oferta y demanda.
1986
Otro
estadounidense, esta vez nativo de origen, recibe el Nobel bancario. Se trata
de James Buchanan. Este economista también es “pionero” en la teoría de la
“elección pública” a través de la cual unifica la “economía” con la “política”
a través del Estado compuesto por la suma de las voluntades individuales, es
decir, por todos. El premio lo recibe por su contribución (pionera) sobre las
bases constitucionales de la teoría de adopción de decisiones
económica-políticas. A esta altura, por
ser el premio número 18, en banco de Suecia ya invirtió, en “embarrar la
cancha”, 180 millones de coronas suecas (18 millones de Euros)
1987
Otro
estadounidense recibe el Nobel bancario: Robert Solow cuyo aporte para
recibirlo se basó en “sus contribuciones a la teoría de crecimiento económico”.
Esta vez la palabra “pionero” no aparece ya que estudió con Leontief (Nobel
1973) y trabajó con Samuelson (Nobel 1970) desarrollando sus ideas. Se
destacaron sus estudios econométricos sobre inversiones de capital fijo y sobre
el impacto de la revolución científica técnica en el incremento de la
producción, determinando en su esquema que el 80% del crecimiento de los EEUU
era atribuible a la utilización de técnicas de avanzada. Su otra “contribución”
fue determinar que el incremento de la desigualdad social es un “efecto lateral
no deseado del crecimiento económico” y que se puede contrarrestar aumentando
la inversión en “capital humano” y compatibilizando mayor productividad con
mayor ingreso.
1988
Este año le
tocó a Francia: El banco le otorgó el premio de economía al físico francés
Maurice Félix Charles Allais. Fue
docente de la Escuela
Superior de Minas de París y director del Centro de Análisis
Económicos de la misma. Sus desarrollos matemáticos sobre “el equilibrio y
eficiencia de los mercados” y creador de “la paradoja de Allais”. Este modesto
científico se consideraba un “liberal socialista”, práctica forma de ocultar su
apoyo al capitalismo definiéndose como lo que no es. También se lo considera
“pionero” en desarrollar la “teoría del riesgo”.
1989
Que lo
recibiera un francés el año pasado puso mal a los escandinavos, en particular
porque la plata la ponen ellos, por eso este año el premio Nobel bancario se lo
entregan a un economista noruego, Trygve Haavelmo, de quien encontraron que
había realizado estudios que permitían “clarificar” (lo que significa que no
era clara) la “teoría econométrica” de “probabilidades y por sus análisis de
“estructuras simultáneas económicas” de la que debe haber sido “pionero”.
1990
Fue un año
difícil para los que evalúan. En esos casos resuelven la dificultad otorgando
el Nobel bancario a los máximos candidatos posibles, que son no más de tres.
Los tres estadounidenses, los tres monetaristas y los tres sobre trabajos
“pioneros” sobre teoría económica financiera. Harry Markowitz toca el mismo
tema sobre el que Tobin recibe el Nobel en 1981 y también Modigliani en 1985 e
igual se lo considera “pionero”. Aceptando que ser pionero significa iniciar
algo nuevo profundizamos sobre sus estudios y encontramos que, refiriéndose a la parte financiera (a la
especulación según nuestro limitado entender), determina “que no se puede
obtener un beneficio superior sin incurrir en un riego extra”. Partiendo de la
base de que en muchas ocasiones hemos leído, en el sector “policiales” de los
periódicos de que un deudor mata a su prestamista usurero, aceptamos que algo
de razón tiene Harry, pero ello no le adjudica el calificativo de pionero. El
segundo es un economista “anti-inventor” que trabajó con Modigliani (Nobel
1985). Afirmaba de que “no es posible inventar una máquina de hacer dinero sin
correr riesgos permanentemente” Terminó siendo presidente de la Asociación de Finanzas
de los EEUU. El otro tercio se lo entregan a un economista “inventor”. Creo el
“CAPM”, que consistía en un modelo “pionero” que se podía utilizar para “fijar
el precio “de los activos financieros”. Aconsejaba al inversor a combinar
valores de renta fija con otros de renta variable, para ello inventó el “Sharpe
ratio” método pionero para analizar “el comportamiento del rendimiento de una inversión en función del riesgo” (¡Qué
lo parió, Mendieta!… diría a su perro Inodoro Pereyra, un personaje de
Fontanarrosa).
1991
Este nuevo año
el banco le otorga el premio a un “descubridor” de los “costes de transacción“.
Luego de descubrirlos, se vio en la necesidad de “clarificarlos”. Una vez que
logró descubrirlos y clarificarlos los aplica para el “funcionamiento de la
economía”. Ronald Coase es inglés y además “pionero” de la “nueva economía
institucional”.
1992
Gary Becker, expresión
extrema de la economía liberal, de la escuela de Chicago, recibe el premio por
haber ampliado “el dominio del análisis macroeconómico a “un mayor rango” donde
ingresan los comportamientos de las personas “fuera del mercado”. Buen Alumno
de Milton Friedman (Nobel 1976) y Theodore Schult (medio Nobel 1979),
desarrolla un “enfoque económico” que demuestra que los individuos actuamos de
manera racional (no como los gatos u otros animales). También afirma que la
familia es una fábrica de bienes a los que denomina con originalidad “bienes
domésticos” entre los cuales se encuentra la comida y el alojamiento y que para
producir esos bienes domésticos se deben utilizar tiempo y bienes del mercado.
Merecido Nobel.
1993
Este año el
banco premia a dos economistas estadounidenses, uno de Chicago y otro de
Washington, los dos historiadores; Roberts William Fogel y Douglass Cecil Nort.
El premio es por haber “renovado la investigación de la historia económica” Y
su “renovación” se basa en que aplican, para “renovarla”, métodos cuantitativos
que “explican el cambio económico e institucional” Por ejemplo, Fogel
“demuestra” que la esclavitud en los EEUU era un sistema sólido y eficiente y
que su desaparición se debe a toma de decisiones políticas. Además afirmó que
los ferrocarriles no eran un elemento importante para el desarrollo de un país.
North sostenía que es en los cambios institucionales en donde hay que buscar el
desarrollo económico y no en los tecnológicos. Las “instituciones” son las que
generan superestructuras que permiten crear orden y reducir incertidumbres.
1994
Este año
comienzan a prevalecer los juegos de los casinos para otorgar el Nobel
bancario. Para el “punto y banca” se premiaron a tres “pioneros”: el matemático
y polaco alemán Reinhard Selten, que desarrolló un juego denominado “el caballo
de Selten”, encima se lo considera el “padre” de la “economía experimental”.
John Forbes Nash, matemático y químico estadounidense, esquizofrénico, internado
en varios centros psiquiátricos por sus alucinaciones, pero de gran
inteligencia, desarrolló una tesis sobre “juegos no cooperativos”. John Charles
Harsanyi, húngaro y empresario, aporta sus conocimientos a la teoría del juego
en matemáticas, desarrollando “el análisis de juegos de información incompleta”
1995
Robert Lucas,
estadounidense, de la
Universidad de Chicago, introduce modelos microeconómicos
para sostener y justificar los modelos macroeconómicos. Es uno de los creadores
de la denominada “Teoría de las expectativas racionales” que “ayuda a
profundizar la comprensión de las políticas económicas”. Desarrolló el concepto
que con modestia describió como “la
Crítica de Lucas” en la cual sostiene que parece que hay
parámetros estables que deben ser considerados,
como “la aparente relación entre inflación y desempleo”.
1996
Un escocés,
James Alexander Mirrlees y un canadiense William Spencer Vickrey comparten el
Nobel bancario. Ambos fueron “pioneros” en contribuir a “la teoría económica de
los incentivos en condiciones de información asimétrica”. Vickrey saca como
conclusión de que las asimetrías en la información son frecuentes y por ello se
complican la toma de decisiones. También estudió sobre subastas de activos
siendo muy utilizado por los bancos dicho estudio.
1997
Un
estadounidense, Robert Merton y un canadiense, Myron Scholes recibieron el
premio por desarrollar un “nuevo método para determinar el valor de los
derivados”. Merton fue pionero en introducir el cálculo estocástico en la
economía financiera. Aclaremos que en la teoría de la probabilidad, un proceso
estocástico es un concepto matemático que se utiliza para caracterizar una
sucesión de variables aleatorias que evolucionan, en función de la variable
tiempo. Por ejemplo se puede este sistema utilizar para determinar el tiempo de
espera en la cola de cada persona que se va a aproximando a una ventanilla para
ser atendido. Scholes desarrolló el modelo Scholes junto con Merton para la
utilización de instrumentos financieros para calcular el precio de las opciones
financieras. El egoísta no le colocó al modelo el nombre Scholes-Merton pues lo
desarrollaron ambos, pero sin dudas, Merton quedó agradecido no haber sido
incluido.
1998
Amartya Sen,
nacido en la India ,
recibe el premio del banco por sus contribuciones a la “economía de bienestar”.
Este economista, sumamente preocupado (como el “pionero” en gerencia social
Bernardo Kliksberg) por la pobreza en el mundo, “demuestra” que el hambre no es
consecuencia de la falta de alimentos, sino por la existencia de desigualdades
en los “mecanismos de distribución de alimentos”. Fue “pionero” en desarrollar
el concepto “capacidad” incluyendo las variables de “libertad positiva” que es
la “capacidad real de ser o hacer algo” versus “libertad negativa” que se
centra en no interferir lo que otro haga, especialmente en materia económica,
lo que sería la “capacidad irreal”. Señala, en uno de sus escritos sobre
hambruna que en Bengala, la libertad negativa de los campesinos para comprar
alimentos no estaba afectada, pero que igual murieron de hambre pues no estaban
positivamente libres para hacer cualquier cosa, no tenían, por ejemplo, ni la
capacidad de alimentarse ni la capacidad de mantenerse vivos (“de escapar a la
muerte”). Un premio Nobel bancario al “progresismo” en un mundo donde hay
hambre porque fallan los mecanismos de distribución de los alimentos, es
aleccionador.
1999
Nació y
estudió en Canadá y fue profesor desde 1974 en la universidad de Columbia. Se
especializó y fue “pionero” en “áreas monetarias óptimas” a las que se
consideran dieron pie para implementar el EURO, por eso se lo conoce como el
“padre del euro”. En su genialidad aporta esta afirmación: dentro de una zona
monetaria, si se quiere mantener el nivel de empleo, debe reducirse los salarios
reales. Aporta una alternativa a ello, para no ser tan deshumanizado: “o bien
se debe acudir a la movilidad del factor trabajo para paliar los llamados
choque asimétricos”. En general los titulares del poder económico no utilizan
la jeroglífica alternativa que propone Robert
Mundell, van directamente “al grano”, reducen los salarios.
2000
Finaliza el
siglo sin que el banco de Suecia haya encontrado un solo economista marxista a
quien otorgar el premio, en especial cuando la República Popular
China ya evidenciaba que estaba en firme camino de superar a los EEUU en unos
pocos años más y cuando se agudizaba la concentración y la crisis estructural
del capitalismo por más matrices y pioneros que surgieran de la base ignorante
y negadora del análisis científico en las Ciencias Económicas. La consecuencia
de los evaluadores les lleva a finalizar el siglo con sus premios Nobel
bancarios a las vulgaridades crecientes, tozudez que continúan hasta nuestros
días como observaremos a continuación.
Este año se les adjudica a dos estadounidenses, uno de la universidad de
Chicago, James Heckman y otro de la universidad de California, Daniel McFadden.
Ambos desarrollan métodos de análisis de datos estadísticos (como el INDEC) que
son utilizados para “estudiar comportamientos individuales” en las ciencias
económicas y otras ciencias sociales. Heckman es “pionero” en introducir el
concepto “sesgo de selección” y con ello corrige los que otros economistas,
menos hábiles que él, utilizaban como índices. Por ejemplo, la media de los
salarios, los menos hábiles que él, la usaban como herramienta para valuar a
los salarios que deberían cobrar los desocupados, por lo tanto corrigió esa
metodología pues, afirmaba Heckman, los desocupados son los más pobres y poner
un salario medio para evaluarlos era colocarles un salario alto. Según el banco
premiador ese trabajo a obligado a los economistas a “ser más cuidadosos”. El
otro estadounidense no fue pionero de nada, pero se dedicó a la computación
estadística para aplicaciones económicas.
2001
Se inicia el
nuevo siglo con un premio al que luego de unos años sería un “amigazo” de la Argentina aunque no se
pueda predecir hasta cuando lo será. Lo
recibe Joseph Stiglitz. En realidad recibe un tercio de premio ya que debe
compartirlo con otros dos: George Akerlof y Micael Spence. El premio es
otorgado por “sus análisis de los mercados de información asimétrica”.
Stiglitz, enrolado en la corriente keynesiana, desarrolló una técnica
denominada “screeling” que puede ser utilizada por un agente económico para
extraer información privada de otro. Este acto delictivo es interpretado como
“una importante contribución a la teoría de la información asimétrica” por lo
cual mereció el tercio del Nobel. Se refiere a mercados “Pareto eficientes” y a
mercados “Pareto superiores” y destaca que solo en condiciones excepcionales
los mercados son eficientes, pero que, en general no lo son, por lo que el
“Pareto eficiente” brilla por su ausencia. En ese caso hay que recurrir al
“Pareto superior” que significa que el Estado puede intervenir induciendo
resultados que beneficien a todos. Ello va en oposición a los monetaristas para
los cuales la “mano invisible” del mercado termina ajustando todo. Para
Stiglitz esa mano invisible no existe y afirmar eso lo colocó como “enemigo”
del FMI y del Banco Mundial donde fue su vicepresidente y economista jefe.
Postula que hay que lograr el equilibrio justo entre mercado y gobierno, que
ambos son imprescindibles y complementarios. Desarrolla investigaciones sobre
lo que denomina “salarios de eficiencia” y crea un modelo con otro economista
(Carl Shapiro) denominado modestamente “modelo Shapiro-Stiglitz”. Destinado a
explicar el desempleo, su existencia y a explicar porqué los salarios no bajan
si hay muchos desempleados que buscan trabajo y atribuye al hecho de que no
bajen lo suficiente los salarios en épocas de recesiones a la imposibilidad de
evitar que aumente el desempleo. La síntesis de este modelo significa que cada
empresa “re-optimice” permanentemente los salarios como respuesta a la tasa
cambiante de desempleo. Pero que la empresa no debe anticiparse, es decir, no
debe reducir los salarios antes de que el desempleo aumente de manera
suficiente. En 1996 escribió un libro referido al fracaso del socialismo de
Europa del Este, y en el 2006, China mediante, cambia y escribe ¿Cómo hacer
para que funcione la globalización?
Menos mediático que Stiglitz, George Akerlof logró su mayor éxito en su
publicación “El Mercado de los Cacharros” con el subtítulo: “Incertidumbre en
las calidades y mecanismos del mercado”. Y propone un modelo de “información
asimétrica” entre el vendedor de un auto usado (que conoce el auto) y el
comprador del mismo (que solo sabe el precio y no el estado en que se encuentra
el mismo). De allí deduce que ese conocimiento-desconocimiento dificulta el
mercado y hasta puede suceder que no
exista el mercado. Aclaremos que Akerlof no tenía alucinaciones y por eso se
graduó en la Universidad
de Yale. Y el tercio final del premio es para Spence, un canadiense que nació
en los EEUU. También desarrolla “un modelo”, donde plantea que los trabajadores
pueden enviar señales a los empresarios a través de capacitarse mucho. Que por
eso, los trabajadores de alta capacidad se esfuerzan por obtener las
“titulaciones educativas más difícilmente obtenibles” y de esa manera
sorprenden y se hacen ver ante sus empleadores.
2002
Le llegó el
turno a la psicología. Este año se le otorga al estadounidense y psicólogo
Daniel Kahaneman. Desarrolla “la teoría de las perspectivas” en donde los
individuos toman “atajos heurísticos” como pueden ser la aversión a la pérdida.
Da como ejemplo que un individuo prefiere no perder 100 pesos antes que ganar
100 pesos (por eso los casinos están desiertos –agregado nuestro-), lo cual
supone una asimetría en la toma de decisiones. Parece que ese razonamiento
tiene su importancia para “modelar comportamientos no racionales”, y de allí el
premio.
2003
Este año para
un estadounidense y para un inglés. Robert F. Engle (no confundir con Engels)
recibe la mitad del premio por su análisis “de series temporales económicas con
volatilidad variable en el tiempo” que sirve a los mercados financieros para
desarrollar sus “burbujas”. El británico Clive W. J. Granger es acreedor a la
otra mitad por haber descubierto la “cointegración”, es decir, “por haber
desarrollado métodos de análisis temporales con tendencias comunes”.
2004
También se
reparte en mitades. Una mitad para el noruego Finn E. Kydland, maratonista,
músico y futbolero. Como matemático-economista se interesa por los ciclos
económicos, monetarios y laborales. Se le otorga el medio premio “por sus
contribuciones a la macroeconomía dinámica, la consistencia en el tiempo de la
política económica y las fuerzas impulsoras detrás del ciclo económico”. Es profesor
Honoris Causa de la universidad Torcuato Di Tella de Argentina. El otro medio
premio es para el estadounidense Edward C. Prescott otorgado por el mismo
trabajo que realizara con Kydland con el que analizaron si los bancos
centrales, en vez de actuar discrecionalmente, no deberían tener objetivos
numéricos terminantes.
2005
Continúa el
reparto en mitades del Nobel bancario y de casinos. La primera mitad es para el
matemático israelí miembro de la
Academia de Ciencias de los EEUU, Yisrael Robert John Aumann
por haber “ampliado nuestra comprensión de conflicto y cooperación en la teoría
del juego”. De acuerdo a esa teoría Yisrael, un fascista judío, deduce que, de
acuerdo a esa teoría, es erróneo dar tierra a los palestinos. La segunda mitad
es para el estadounidense Thomas C. Schelling, que se especializa en estrategia
militar, control de armas, terrorismo y política energética entre otras
disciplinas.
2006
Este año el
premio del banco sueco es otorgado a una sola persona, el estadounidense Edmund
S. Phelps, por sus “aportaciones en política macroeconómica”, en particular
sobre “compensaciones internacionales”. Como economista determinó que hay una
“tasa natural de desempleo”, “que el equilibrio en el mercado de trabajo es
independiente de la inflación” y que, por tanto, no existe relación entre
desempleo e inflación.
2007
Este año fue
adjudicado a tres estadounidenses, por “establecer las bases de la teoría del
diseño de mecanismos”. El primer tercio lo recibe Leonid Hurwicz que nació en Moscú unos días antes de
octubre de 1917. Es matemático y investigador sobre el “diseño de mecanismos y
en teoría de compatibilidad de incentivos” Fue el mayor apologista de la teoría
de Juegos y “pionero” en su aplicación. Fue asistente de Samuelson (Nobel
entero 1970) y con Arrow (medio Nobel 1972). Entre otras cosas desarrolló la
“economía matemática”, la “teoría del bienestar” y la “economía pública”. El
segundo tercio fue para Eric Maskin, graduado en matemáticas que desarrolló la
“teoría de la implementación” que, según él y el banco de Suecia, “permite
diseñar un mecanismo de modo que todos los resultados posibles sean óptimos” y
agrega, a efectos de no aparecer tan contundente y perfecto, “pero sin perder
la noción del principio de la actividad proporcional del asunto inverso de lo
opuesto”. El banco debería haberle otorgado el premio entero y no un tercio. El
tercero en cuestión es Roger Bruce Myerson, quien contribuyó a “afinar” la
teoría del diseño de mecanismos, lo que significa que no funcionaba tan bien
como tal.
2008
Este premio
tiene la característica de ser el más popular y por ende uno de los menos
vulgares aunque no salga de la vulgaridad entendida ésta como no hablar de
ciencia ni de leyes. Estadounidense, neo keynesiano, Paúl Krugman recibe este
año el Nobel bancario sin compartirlo con otros. Coherentemente el premio no
tiene que ver con la
Ciencia Económica (Economía Política) pero sí con aspectos de
la economía en particular. Se le otorga por “su análisis de los patrones de
comercio y localización de la actividad económica” Nadie escapa al escándalo: Krugman fue, hasta
1999, uno de los asesores de Enron, quien desató el mayor escándalo en el 2002
con los fraudes acumulados que venían ocultando. Renunció a Enron para actuar
como periodista, con exclusividad, en el
New York Time, lo que posibilitó que se lo conociera en todo el mundo como el
más importante columnista político de los EEUU. Fuerte crítico de la política
aplicada por el presidente Bush planteaba que disminuyendo impuestos,
aumentando gastos públicos y continuando la guerra en Irak, a largo plazo la
situación se tornará insostenible y culminará en una crisis económica
importante. Entre otras cuestiones desarrolló el concepto de “economía
geográfica” que examina los efectos de la actividad económica concentrada en
ciudades que se expanden en un territorio”. Cualquier similitud con el
desarrollo de China es mera casualidad.
2009
Es de no
creer, aparece recibiendo medio premio Nobel bancario una mujer, Elinor Ostrom
que, además, no es economista sino “politóloga”. Es estadounidense y recibe
aprobación de colegas “por su análisis de administración económica y la
organización de la cooperación” sosteniendo que los bienes comunes pueden ser
administrados eficientemente por un grupo de usuarios. Ello significa romper
con el criterio de que la propiedad común es mal manejada. En cambio, el medio
Nobel se lo entregan por “su análisis de la gobernabilidad económica,
especialmente en los límites de la empresa”. La otra mitad es para el
estadounidense Oliver E. Williamson que se dedicó al estudio de los costos de
las transacciones.
2010
Este año son
tres, dos estadounidenses y un chipriota. Se les otorga sobre sus estudios
sobre el desempleo en plena crisis del capitalismo “globalizado” que la intenta
paliar echando gente. Peter Arthur Diamond es analista de Seguridad Social y
defensor de los “planes de estímulo” (plan trabajar, etc.) afirmado algo obvio
como novedad: “sin ellos (sin los planes) el paro (desempleo) sería mucho
mayor”. El segundo tercio es para Dale T. Mortensen. Descubrió (América),
mediante un modelo teórico, que el desempleo crecía fuertemente en períodos de
crisis (recesión) pero que se recupera muy lentamente en los períodos de
recuperación. El tercer tercio es para un greco chipriota que se centró
especialmente en el crecimiento económico (en Grecia no lo consideraron) y en
política económica. El tercio del premio es otorgado por uno de sus trabajos
denominado “Creación y destrucción del empleo en la teoría del desempleo”. Las
críticos a estos tres teóricos de políticas de empleo y desempleo afirman que
no es el mercado de trabajo el problema sino estimular el gasto público y la
demanda.
2011
El último de
los premios lo reciben dos estadounidenses. Los premios del banco de Suecia han
sido consecuentes hasta este último, el número 68 en “galardonados” y el número
43 en períodos anuales. Durante 43 años, el jurado y el banco de Suecia se
esmeraron en despreciar las Ciencias Económicas, despreciar e ignorar a los
economistas científicos y reemplazar la ciencia por vulgares razonamientos que
la vida misma deja en el camino, a veces, a pocos meses de su encumbramiento.
Thomas J. Sargent trata de “impactos a
largo plazo” y Cristopher Sims sobre cambios “a corto plazo” sobre los impactos
que se ven cuando se cambian políticas económicas. Esos “estudios” están
destinados a los bancos centrales y a los ministerios de economía según sus
promotores.
Final abierto
Modestamente
voy a solicitar un premio Nobel para mi persona y lo fundamento: a) soy “pionero”
(condición básica) en intentar de demostrar que ningún premio Nobel a las
Ciencias Económicas incursionó por las mismas; b) desarrollo un modelo que
contiene varias incógnitas que resolverá el empleo, el desempleo, la
producción, la distribución, la inflación, la deflación, la psicología del
trabajador rural en la recolección de frutillas no rojas y otros complejos
problemas (otra condición básica). Un modelo integral que incluyen a keynesianos, neo-keynesianos, clásicos,
neo clásicos, monetaristas, neo monetaristas, institucionalistas, neo
institucionalistas, no definidos, neo no definidos, etc.; c) El modelo teórico
desarrollado va a bautizarse con originalidad (otra condición) como “la
paradoja minghetti-natalichio” pues el ingeniero Minghetti colaboró
intensamente en su creación, d) No voy a mencionar ni a Willam Petty, ni Adam
Smith ni a David Ricardo, ni a Carlos Marx, ni a Federico Engels y menos –por
dios- a Vladimir Lenin (condición mayor) pues escuché al presidente Evo Morales
decir que jamás le darían a un científico marxista un premio Nobel de Economía
(y menos si el premio es bancario) y pretendo que me lo otorguen junto con dos
compañeros del CIES (Minghetti y Sor) pues no soy egoísta, y f) el modelo único
“neo teórico” que complementa y “afina” al modelo teórico, tratando de resolver
todas las “asimetrías” existentes y considerando sin exclusiones a los
“derivados” que nos tienen a mal traer.
Una vez
recibido que hayamos recibido el premio (esto no lo comenten) basado en las
premisas, conceptos e incógnitas arriba desarrolladas, convocaremos a una
conferencia de prensa, en el Casino de Puerto Madero, para anunciar que todo lo
expresado es falso y que por serlo, ello nos legitima como dignos merecedores
del galardón del banco de Suecia.
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