CLASE N° 4


CLASE 4  -  DINERO, INFLACIÓN, CARESTÍA.

Dinero. Esencia del dinero. Equivalente general. Funciones del dinero. Medida de valor. Medio de circulación. Medio de acumulación. Medios de pago. Dinero mundial. Papel moneda. Signo de valor. Inflación. Inflación y devaluación. Críticas a las Teorías Burguesas del dinero. Teoría metálica. Teoría nominalista. Teoría cuantitativa. Teoría cuantitativa desarrollada. Teoría de la divisa regulada. La escuela de Chicago. LOS ECONOMISTAS VULGARES Y SUS REFLEJOS EN LOS PREMIOS NOBEL

Dinero:
El dinero es una mercancía cuya función específica es desempeñar el papel de equivalente general.
“Si se sabe que el oro es dinero, y, por consiguiente, directamente intercambiable con todas las demás mercancías, no por eso se sabe cuánto valen, por ejemplo, 10 libras de oro. Como cualquier mercancía, el dinero solo puede expresar su propia magnitud de valor de una manera relativa en otras mercancías. Su valor viene determinado por el tiempo de trabajo requerido para su producción y se expresa en la cantidad de cualquier otra mercancía en la que haya cuajado otro tanto tiempo de trabajo.” “La dificultad no está en comprender que el dinero es mercancía, sino cómo, por qué y de qué modo una mercancía es dinero.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Página 128).
El dinero surgió espontáneamente en la remota antigüedad, en el proceso de desarrollo del cambio y de las formas de valor.  Al inicio del cambio, fueron diversas las mercancías que se emplearon como equivalente general. Poco a poco la función del dinero se fue fijando espontáneamente en la plata y el oro gracias a las singulares propiedades físicas y químicas de dichos metales.
La aparición del dinero fue resultado de la contradicción interna dada en la mercancía, de la contradicción entre el valor de uso y el valor. El mundo mercantil quedó escindido en dos polos: 1. todas las mercancías como valor de uso y 2. El dinero como plasmación general del valor.
En el valor de uso del dinero se expresa el valor de todas las demás mercancías; el trabajo concreto contenido en el dinero sirve de forma general en que se manifiesta el trabajo abstracto, y el trabajo privado encarnado en el dinero aparece en forma socialmente reconocida.
Por medio del dinero se realiza el cálculo social del trabajo, se mide el trabajo contenido en la mercancía y esa medición no se hace de manera directa e inmediata en el tiempo, sino indirectamente, por medio del precio de la mercancía.
A diferencia de otras mercancías, el dinero posee la propiedad de ser directa y universalmente cambiable por cualquier otra mercancía. La esencia y el papel del dinero en la economía se manifiestan en las funciones del dinero. La aparición del dinero resuelve la contradicción de cambio directo de mercancías  a la vez que da origen a las condiciones para que sigan desenvolviéndose las contradicciones de la economía mercantil.
El cambio de mercancía a través del dinero, en la economía mercantil basada en la propiedad privada sobre los medios de producción, intensifica la dependencia en que el productor de mercancía se encuentra respecto al mercado, a la fluctuación de precios debido a las variaciones de correlación entre la demanda y la oferta de mercancías. De allí que la aparición del dinero significara un aumento del poder de la espontaneidad social sobre los hombres.
El desarrollo de las relaciones monetarias mercantiles socava la economía natural e intensifica la diferenciación de los productores privados de mercancías. Las cargas feudales en especie se convierten en tributos en dinero, surgen y se desarrollan los impuestos monetarios. Entre las masas de la población aumenta la necesidad de dinero.
Esencia del dinero:
El dinero, como afirmábamos en el punto anterior, es una mercancía que desempeña el papel especial de equivalente universal y, como toda mercancía, es portador de valor de uso y de valor.
“Todo poseedor de mercancías sólo quiere enajenar la suya a cambio de otra cuyo valor de uso satisfaga sus necesidades. Hasta aquí, el intercambio no es para él más que un proceso individual. Por otro lado, quiere realizar su mercancía como valor, o sea, en cualquier otra del mismo valor, tenga o no la suya valor de uso para el poseedor de la otra. Hasta ahora, el intercambio es para él un proceso generalmente social. Pero el mismo proceso no puede ser al mismo tiempo, para todos los poseedores de mercancías, solamente individual y solamente social en general”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Página 121).
Como consecuencia del desarrollo del cambio de mercancías, en el oro se arraigó el papel de equivalente universal. En el oro, por cuanto es equivalente universal, el valor adquiere la forma adecuada de su existencia. Al cambiarse por dinero, las mercancías y el trabajo en ellas materializado, obtienen directamente reconocimiento social.
El cambio, al surgir el dinero, se desintegra en dos actos opuestos: la compra y la venta, lo cual permite incorporar en el proceso de cambio al intermediario que es el comerciante. Surgen los capitales comercial y usurario que desempeñaron notable papel en el devenir del capitalismo.
Los medios monetarios concentrados en manos de personas aisladas, al transitar al régimen burgués, se convirtieron en instrumento universal de explotación capitalista.
La esencia del dinero, como equivalente universal, se manifiesta en las funciones que el dinero cumple. Ampliaremos aquí los conceptos vertidos en el capítulo ocho.
Equivalente general:
Es la mercancía que expresa el valor de todas las otras mercancías y por la que todas se cambian.
“Mirando las cosas, toda mercancía ajena es para el poseedor de mercancías un equivalente particular de la suya, de ahí que ésta figure como equivalente general de todas las demás mercancías. Más como todos los propietarios de las mercancías hacen lo mismo, ninguna mercancía es equivalente general, de ahí que las mercancías tampoco posean ninguna forma relativa general de valor en la que se equiparen como valores y se comparen como magnitudes de valor. Por eso no se enfrentan en general como mercancías, sino como productos o valores de uso.” “Pero solo el hecho social puede convertir a una mercancía en un equivalente general. Por eso, la acción social de todas las demás mercancías excluye una mercancía determinada en la que las otras representen universalmente sus valores. De este modo la forma natural de esa mercancía deviene forma de equivalente socialmente válida. Ser equivalente general deviene, gracias al proceso social, función específicamente social de la mercancía excluida. Así es como se convierte en dinero.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 121 y 122).
En el proceso de cambio de las distintas mercancías por el equivalente general, el valor de este último aparece bajo el aspecto de norma general del valor. Implica un desarrollo bastante alto de la producción mercantil y la existencia de un intercambio regular.
Del mundo de la mercancía se separó espontáneamente una que gozaba permanentemente de gran demanda en el mercado. Ello hizo que el cambio directo o trueque de mercancía por mercancía fuera desplazado por la circulación mercantil, con lo que la operación comercial se lleva a cabo a través de un intermediario: el equivalente general.
En los distintos pueblos y en dependencia de la producción y del cambio, aparecieron en calidad de equivalente general mercancías diversas: sal, ganado, cereales, pieles, metales... transitaron hacia el oro y la plata, que se convirtieron en dinero.
“La cristalización dinero es un producto necesario del proceso de intercambio, en donde productos diversos del trabajo se equiparan efectivamente unos a los otros y, por tanto, se transforman efectivamente en mercancías. La extensión y ahondamiento históricos del intercambio despliega la oposición latente en la naturaleza de la mercancía entre valor de uso y valor. La necesidad de representar exteriormente esta oposición para el comercio, impulsa hacia una forma autónoma  del valor de la mercancía, y no descansa hasta que se ha logrado en el desdoblamiento de la mercancía en mercancía y dinero. Por eso, la transformación de la mercancía en dinero se ejecuta en la misma medida en que se efectúa la transformación de los productos del trabajo en mercancías”. (Carlos Marx. El Capital. Libro 1. Tomo 1. Página 122).
Funciones del dinero:
En la economía mercantil desarrollada, el dinero cumple cinco funciones:
 1. medida de valor.
 2. medio de circulación.
 3. medio de acumulación.
 4. medio de pago
 5. dinero mundial.
Medida de valor:
La función del dinero como medida de valor consiste en que el dinero (el oro) proporciona el material que expresa el valor de todas las demás mercancías. De ese modo resulta posible comparar cuantitativamente entre sí mercancías diversas. El dinero puede cumplir su función de medida de valor como dinero mentalmente representado o dinero ideal. Ello es posible porque en la realidad existe una determinada correlación entre el valor del oro y el valor de la mercancía dada. En la base de dicha correlación se encuentra el trabajo socialmente necesario invertido en la producción de una y otra. El valor de la mercancía expresada en dinero es su precio.

“En esta obra presupongo siempre, por razones de simplificación, que el oro es la mercancía dinero”. “La primera función del oro estriba en proporcionarle al mundo de las mercancías el material de su expresión de valor o en representar los valores de las mercancías como magnitudes de la misma denominación, cualitativamente iguales y cuantitativamente comparables. De esa suerte funciona como medida general de los valores y sólo gracias a esa función se convierte por de pronto el oro, la mercancía equivalente específica, en dinero”.
“En cuanto medida de valor, el dinero es la forma fenoménica necesaria de la medida inmanente del valor de las mercancías, del tiempo de trabajo. La cuestión de por qué el dinero no representa él mismo el tiempo de trabajo, de suerte que, por ejemplo, un billete represente x horas de trabajo, viene a ser sencillamente lo mismo que preguntarse por qué, sobre la base de la producción de mercancías, hay que representar los productos como mercancías, pues la representación de la mercancía implica su desdoblamiento en mercancía y en mercancía dinero”. (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Página 131).
La primera y fundamental función del dinero consiste en servir como medida de valor. El valor de las mercancías, como trabajo humano materializado, recibe en el dinero (en el oro) la forma homogénea de su manifestación. Por cuanto el valor de la mercancía siempre tiene una determinada  expresión cuantitativa, siempre tiene un precio, por tanto su expresión siempre está representada por una determinada cantidad de oro.
De esta manera, el valor de las mercancías se expresa y mide mediante el dinero. El valor de la mercancía, expresado en dinero, es su precio, mientras que la magnitud del valor recibe su expresión correspondiente en determinada magnitud de los precios.
Así pues, mediante el dinero se realiza el cómputo espontáneo del trabajo bajo la producción mercantil basada en la propiedad privada de los medios de producción.
El dinero puede servir como medida de valor porque al ser también una mercancía tiene valor, cuya magnitud se determina igual que el valor de cualquier otra mercancía. Pero, naturalmente, en su función de equivalente universal, el propio dinero no tiene precio. Su valor relativo puede representarse en la infinidad de mercancías que se pueden cambiar por una cantidad dada de oro.
La peculiaridad de la función del dinero como medida de valor consiste en que en este caso el dinero actúa como dinero ideal, como dinero imaginario. En efecto, para expresar el valor de una u otra mercancía con dinero, es decir, para declarar su precio, no es obligatoria la presencia del dinero real.
El precio como forma de expresión de valor engendra de por sí la posibilidad de su fluctuación respecto al valor. Esa fluctuación es resultado de la correlación, en constante cambio, entre demanda y oferta de las mercancías.
Si suponemos que la demanda y la oferta coinciden, el precio será igual al valor, pero también en esas condiciones, el precio de las mercancías puede variar en función de las oscilaciones tanto del valor de la mercancía como del valor del dinero (del oro) mediante el cual se expresa el valor de la mercancía.
Para comparar distintos precios surgió la necesidad de implantar un patrón de precios, es decir, de medir el propio oro. El patrón de precios es la unidad de peso del oro que se adopta como unidad monetaria.
Al implantarse el patrón de precios, el valor de las mercancías, que se expresaba a través de determinada cantidad de oro, pasó a expresarse por la correspondiente cantidad de unidades monetarias. El patrón de precios lo establece el Estado por vía legislativa y, como es lógico, puede cambiar.
Al principio surgió sobre la base del patrón de peso (gramos, kilos, etc.) y coincidió con el mismo. En Inglaterra, por ejemplo, la “libra esterlina”, tomada como unidad monetaria, correspondía en sus orígenes al peso de una libra de plata. Posteriormente, el patrón de precios se separó del patrón de peso, conservando su vieja definición.
Medio de circulación:
La función del dinero como medio de circulación estriba en servir de intermediario en el proceso de circulación de las mercancías. Para ello ha de haber dinero efectivo. Cumple esa función momentáneamente: una vez realizado el cambio de una mercancía, inmediatamente empieza a servir para realizar otra mercancía. Esta circunstancia permite sustituir al dinero constante en su función de medio de circulación por representantes suyos: el papel moneda y las monedas fraccionadas.
“La metamorfosis total de una mercancía encierra, en su forma más simple, cuatro extremos y tres personajes dramáticos. Primero, el dinero se enfrenta a la mercancía como su figura-valor, forma que posee, del otro lado, su dura realidad objetiva en la bolsa ajena. Así que al poseedor de mercancías se le enfrenta el poseedor de dinero. Tan pronto como la mercancía se transforma en dinero, éste deviene su forma de equivalente llamada a desaparecer, cuyo valor de uso o contenido existe, de ese lado, en otros cuerpos de mercancías. Como pronto final de la primera mutación de la mercancía, el dinero es al mismo tiempo punto de partida de la segunda. De esta suerte, el vendedor del primer acto se convierte en comprador del segundo, donde se le enfrenta un tercer poseedor de mercancías en calidad de vendedor”...
“El ciclo recorrido por la serie de metamorfosis de cada mercancía se enreda, pues, de un modo inextricable (muy intricado y confuso, que no se puede desenredar), en los ciclos de otras mercancías. El proceso total se representa como circulación de mercancías.”...
“Por eso, el resultado de la circulación de mercancías, la sustitución de una mercancía por otra, no aparece mediado por su propio cambio de forma, sino por la función del dinero como medio de circulación, que hace circular las mercancías, las cuales son en y de por sí inmóviles, transfiriéndolas de las manos en donde son no-valores de uso a aquellas en donde son valores de uso, y siempre en dirección opuesta a su propio curso. El dinero aleja continuamente a la mercancía de la órbita de la circulación, pasando a ocupar constantemente su puesto en la circulación y alejándose así de su punto de partida”...
“Por otro lado, al dinero sólo le corresponde la función de medio de circulación por ser el valor sustantivado de las mercancías. De ahí que su movimiento como medio de circulación no sea en realidad más que el movimiento formal de las propias mercancías.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 152, 153, 157 y 158). 
“Como la primera metamorfosis de la mercancía es al mismo tiempo venta y compra, este proceso parcial es, a la vez, un proceso autónomo. El comprador tiene la mercancía, el vendedor el dinero, es decir, una mercancía que conserva su forma apta para la circulación, por mucho o por poco que tarde en volver a aparecer en el mercado. Nadie puede vender sin que otro compre. Pero nadie necesita comprar inmediatamente después de haber vendido. La circulación hace saltar las barreras temporales, locales e individuales del intercambio de productos precisamente porque escinde en la antítesis de compra y venta la identidad inmediata que existe entre el intercambio del producto del trabajo propio por el trabajo ajeno”. (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 154 y 155).
El intercambio de mercancías surgió en forma de cambio directo de una mercancía por otra (M-M). En ese intercambio, en el cual participan dos personas, se realizan a la vez dos mercancías: la venta (cambio) de una mercancía, significa, a la vez, venta (cambio) de otra mercancía.
Con la aparición del dinero, el cambio directo de mercancías cede lugar a la circulación mercantil, cuando las mercancías se intercambian por mediación del dinero.
Como intermediario en el proceso de cambio de mercancías, el dinero cumple la función de medio de circulación. El proceso de circulación mercantil es ahora M-D-M (mercancía-dinero-mercancía) que comprende dos actos: M-D (mercancía-dinero) y D-M (dinero-mercancía).
La circulación monetario-mercantil, según Marx, encierra la posibilidad de interrumpir los actos de la compraventa, es decir, la posibilidad formal de crisis. Es obvio que, a diferencia de la función de medida de valor, cuando el dinero actúa como dinero ideal, para cumplir la función de medio de circulación se exige que el dinero esté presente, es decir, sirve como medio de circulación el dinero real.
En calidad de medio de circulación, el dinero tuvo originalmente la forma de lingotes metálicos. Las dificultades relacionadas con la determinación de la cantidad y calidad del metal que contenía el lingote, condujeron a que apareciera la moneda como medio de circulación, o sea, un lingote de forma determinada que contenía cierta cantidad de metal cuyo peso y ley certificaba el Estado.
La cantidad de dinero necesario para atender la circulación mercantil se determina por distintos factores: En primer lugar, por la suma de los precios de las mercancías que deben ser vendidas y expresadas en dinero. La magnitud de esta suma depende tanto de la cantidad de mercancías vendidas como del nivel de sus precios.
Si suponemos que todas las mercancías se vendieran simultáneamente, la cantidad de dinero necesario para atender la circulación será igual a la suma total de los precios de las mercancías. Sin embargo, esa es una hipótesis irreal, pues en realidad, una misma moneda puede atender, en un plazo determinado, varias transacciones, una tras otra.
Cuanta más rotación realice cada unidad monetaria, tanto menos dinero se necesitará para la circulación de mercancías, en determinado plazo de tiempo.
Por consiguiente, la cantidad de dinero necesaria para la circulación de mercancías cambia en proporción directa a la suma de los precios de todas las mercancías en circulación y se haya en proporción inversa a la velocidad media de rotación de cada unidad monetaria, lo que puede expresarse por la fórmula:
Cantidad de dinero necesario =      suma de los precios de las mercancías
                                                    Velocidad de rotación de la unidad monetaria
La fugacidad de la función del dinero como medio de circulación encierra la posibilidad de sustituir las monedas de oro por simples símbolos del oro, esto es, por papel moneda.
“La circulación real se presenta en primer término como una masa de compras y ventas que se efectúan fortuita y paralelamente. Tanto en la compra como en la venta, la mercancía y el dinero se enfrentan guardando siempre la misma relación; el vendedor, del lado de la mercancía, el comprador, del lado del dinero. El dinero, medio de circulación, aparece siempre como medio de compra, y por eso sus caracteres distintivos en las fases opuestas de la metamorfosis de las mercancías han dejado de ser reconocibles”.
“El dinero pasa a manos del vendedor en el curso del mismo acto que hace pasar la mercancía a poder del comprador. Mercancía y dinero circulan pues en sentido opuesto, y este desplazamiento, que orienta a la mercancía hacia un lado y al dinero hacia otro, se opera simultáneamente en una cantidad indeterminada de puntos en toda la superficie de la sociedad burguesa. El primer paso que da la mercancía para entrar en la circulación es, al mismo tiempo, su último paso”. “La misma mercancía puede ser comprada y revendida muchas veces. No circula en este caso como simple mercancía, sino que cumple una función que no existe desde el punto de vista de la circulación simple, de la simple oposición entre mercancía y dinero”. (Carlos Marx. Contribución a la crítica de la economía  política. Página 92).
Medio de acumulación o atesoramiento:
La función del dinero como medio de acumulación o atesoramiento se debe a que con él, dada su condición de representante universal de la riqueza, puede comprarse cualquier mercancía y se puede guardar en cualquier cantidad. De allí que la acumulación de riquezas y tesoros tome la forma de acumulación de dinero. La fuerza social del dinero se convierte en fuerza de personas privadas y la acumulación de dinero pasa a ser un fin en sí mismo.
“El instinto de atesoramiento es inmenso por naturaleza. Cualitativamente, o por su forma, el dinero carece de límites, es decir, es el representante  general de la riqueza material  porque puede cambiarse directamente en cualquier mercancía. Pero al mismo tiempo, toda suma real de dinero es cuantitativamente limitada y, por tanto, sólo es un medio de adquisición de eficacia limitada. Esta contradicción entre la limitación cuantitativa del dinero y su carácter cualitativamente ilimitado impulsa incesantemente al atesorador al trabajo de Sísifo de la acumulación. Le ocurre lo que al conquistador del mundo, que con cada país nuevo se conquista una nueva frontera.”
“Para retener el oro como dinero y, por tanto, como materia de atesoramiento, hay que impedirle que circule o que se disuelva como medio de compra en medio de disfrute”.
“Cuanto más produce, más puede vender. La laboriosidad, el ahorro y la avaricia constituyen, por tanto, sus virtudes cardinales; y el vender mucho y comprar poco, el compendio de su economía política.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Página 180).
“Con el primer desarrollo de la circulación de mercancías se desarrolla también la necesidad y la pasión de retener el producto de la primera metamorfosis, la figura transformada de la mercancía, o sea, su crisálida de oro. La mercancía se vende no para comprar otra mercancía, sino para sustituir la forma de mercancía por la forma de dinero. De simple mediador del metabolismo, este cambio de forma se convierte en un fin absoluto. Se impide que la forma enajenada de la mercancía funcione como su forma absolutamente alienable, o sea, como forma de dinero tendente a desaparecer. El dinero se petrifica así en tesoro, y el vendedor de mercancías se convierte en atesorador”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Página 176).

El dinero es también la encarnación universal de la riqueza, es decir, asume el papel de tesoro.
El atesoramiento guarda estrecha relación con la función del dinero como medio de circulación. Como define Marx, el dinero atesorado sirve de receptáculo peculiar al que ingresa dinero de la circulación cuando su cantidad necesaria disminuye y de la que sale dinero cuando aumentan sus necesidades para atender la circulación de mercancías.
El hecho de que el dinero permite comprar cualquier mercancía y encarna la riqueza, coadyuva a estimular la acumulación de tesoros en dinero. Su carácter cualitativamente ilimitado y limitación cuantitativa engendran el afán de incrementar los tesoros en dinero. En este caso, puede servir de tesoro sólo el dinero de valor pleno.
En el capitalismo, el atesoramiento, a la par que conserva rasgos viejos (acumulación de tesoros en dinero) va adquiriendo también nuevos rasgos. En las condiciones actuales, los tesoros se concentran cada vez más en los grandes bancos, en el fisco, adquiriendo carácter de tesoros centralizados.
Medio de pago:
“La función del dinero como medio de pago implica, pues, la contradicción de que, por una parte, si los pagos se compensan, sólo actúa idealmente como medida, y, por la otra, si el pago debe ser efectuado realmente, entra en la circulación, no como medio de circulación transitorio, sino que adopta el modo de existencia estable de equivalente general, entra en ella como la mercancía absoluta; en una palabra: como moneda”. (Carlos Marx. Contribución a la crítica de la economía política. Página 143).
El dinero actúa como medio de pago cuando la compraventa de mercancía se efectúa a crédito, es decir, con un aplazamiento del pago de la mercancía. En este caso el dinero entra en circulación cuando vence el plazo de pago, pero ya no como circulación sino como medio de pago. Cumple la misma función en las operaciones de préstamos, en el pago de impuestos, en el pago de salarios.
“Volvamos a la esfera de la circulación de mercancías. Ha cesado la aparición simultánea de los equivalentes mercancía y dinero en los dos polos del proceso de venta. Ahora el dinero funciona, en primer lugar, como medida de valor en la determinación del precio de la mercancía vendida. El precio que se le asigna a ésta contractualmente mide la obligación del comprador, es decir, la suma de dinero que adeuda en un plazo de tiempo determinado. En segundo lugar, funciona como medio ideal de compra. Aunque solo existe en la promesa de dinero del comprador, hace que la mercancía cambie de mano. El medio de pago no entra realmente en circulación hasta que llega el día del vencimiento, es decir, hasta entonces no pasa de mano del comprador a las del vendedor. El medio de circulación se transformó en tesoro porque el proceso de circulación se interrumpió con la primera fase o se sustrajo a la circulación la figura transformada de la mercancía. El medio de pago entra en la circulación, pero después que la mercancía ha salido ya de ella. El dinero no sigue haciendo ya de mediador en el proceso. Ahora lo cierra de un modo autónomo, como existencia absoluta del valor de cambio o mercancía general”...
“El comprador vuelve a transformar el dinero en mercancía antes de que haya transformado la mercancía en dinero, o efectúa la segunda metamorfosis de mercancías antes que la primera. La mercancía del vendedor circula, pero sólo realiza su precio en un título de derecho privado sobre el dinero. Se transforma su valor de uso antes de que se haya transformado en dinero. Su primera metamorfosis se cumple sólo posteriormente.” (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 183 y 184).
“De la ley sobre la velocidad de pago se deduce que, en lo tocante a todos los pagos periódicos, procedan de donde procedan, la masa de los medios de pago necesaria está en relación directa a la duración de los períodos de pago”
“A la pregunta de “si hubiera necesidad de reunir 40 millones al año ¿bastarían los mismos seis millones (en oro) para las rotaciones y circulaciones que el comercio requiere?”, Petty respondió con su habitual maestría: “Respondo afirmativamente: pues siendo el gasto de 40 millones, si las rotaciones fuesen cortas, semanales por ejemplo, como ocurre entre los artesanos pobres y jornaleros, que reciben y pagan cada sábado, entonces bastarían 40/52 de un millón de dinero para esos fines; pero si los plazos son trimestrales, como ocurre con nuestra costumbre de pagar las rentas y recaudar los impuestos, se necesitarían entonces 10 millones. Suponiendo, por tanto, que los pagos se efectúan en general en un plazo mixto entre una y tres semanas tendréis que añadir entonces 10 millones a 40/52, cuya mitad será 5/12, cifra que será suficiente”. (William Petty. “Political Anatomy of Ireland”, 1672, Londres, páginas 13 y 14). (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Páginas 190 y 191).
A medida que se desarrollan la producción y la circulación mercantiles se va ampliando la venta de mercancías a crédito, es decir, aplazando el pago de dinero. En el caso concreto puede servir como medio de circulación, por ejemplo, el pagaré, o la letra de cambio, o el cheque diferido, que el deudor entrega al acreedor comprometiéndose a cancelar la deuda al expirar el plazo indicado en el documento.
Como recuso para cancelar deudas, el dinero cumple la función de medio de pago. Como medio de pago, el dinero funciona no sólo para pagar las mercancías compradas a crédito, sino también para devolver los préstamos en metálico, al pagar el arriendo de la tierra, los impuestos, etc.
La función del dinero como medio de pago influye en la cantidad de dinero necesario para la circulación. Si se quiere determinar la cantidad de dinero necesario para la circulación, considerando los muy propagados créditos y órdenes de pago, de la suma total de los precios de las mercancías vendidas en el período dado, hace falta restar la suma de los precios de las mercancías vendidas a crédito, así como la suma de los precios de las mercancías igual a las cuentas de compensación. Al mismo tiempo, a la suma indicada hay que agregar una suma igual a los pagarés cuyos plazos han vencido.
Teniendo en cuenta todos estos factores, la ley que determina la cantidad de dinero indispensable para atender la circulación, que fuese desarrollada por Marx, se expresa con la siguiente fórmula:
                         CD = SP – C + P – CC
                                               R
Donde: CD es la “cantidad de dinero indispensable para la circulación";
SP la suma de los precios de las mercancías;
C las mercancías vendidas a crédito;
P los pagarés cuyos plazos han vencido;
CC ajustes de cuentas de compensación y
R la frecuencia de rotación de la unidad monetaria.
Es natural que la suma dada de los precios y, por consiguiente, la cantidad de dinero en circulación, dependa también del valor del propio oro.
Dinero crediticio:
“El desarrollo del dinero como medio de pago exige ciertas acumulaciones de dinero para las fechas de vencimiento de las sumas adeudadas. Mientras que, al progresar la sociedad burguesa, el atesoramiento desaparece como forma autónoma de enriquecimiento, se incrementa, por el contrario, en la forma de fondos de reserva de los medios de pago”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Página 191).
La función del dinero como medio de circulación permitió que apareciera el papel moneda, mientras que el desarrollo de las relaciones crediticias, cuando el dinero cumple la función de medio de pago, tuvo como resultado la aparición de un nuevo instrumento de circulación: el dinero crediticio en forma de letras de cambio, billetes de bancos y cheques.
“El dinero-crédito brota directamente de la función del dinero como medio de pago, al ponerse en circulación certificados de deudas representativos de las mercancías vendidas y como transmisión de los créditos correspondientes. Por otro lado, a medida que se extiende el sistema de crédito también se extiende la función del dinero como medio de pago. En cuanto tal, cobra formas propias de existencia con las que habita en la esfera de las grandes transacciones comerciales, mientras que la moneda de oro o plata se retrae, principalmente, a la esfera del comercio a pequeña escala”. (Carlos Marx. El Capital. Tomo I. Libro I. Página 188).
Las letras de cambio, los billetes de banco y cheques no poseen valor independiente, son signos crediticios del dinero de valor pleno, esto es, del oro, y sirven como medio de circulación mercantil cuando esta circulación se efectúa a través del crédito.
Las letras de cambio son pagarés que tienen por base el crédito comercial entregado por particulares y el acreedor que recibe la letra de cambio puede utilizarla para comprar artículos a otro dueño de mercancía. Al ser transferida a otra persona en la letra de cambio se coloca el “endoso” y el que recibe la letra de cambio se convierte en acreedor del que la emitió (y de la que la endosó).
Estas operaciones las concentran los bancos que, con determinado interés se hacen cargo de pagarlas, convirtiéndose así en acreedores.
Los bancos también emiten sus propias letras de cambio, son los denominados billetes de banco, que son pagarés a largo plazo que el banco emisor se compromete a cancelar en cualquier momento cambiándolos por metal.
En las condiciones de existencia del cambio libre de billetes de banco por oro, los primeros no se desvalorizan y circulan según la ley de circulación del dinero oro. El cambio libre de los billetes de banco por oro cesó de hecho en los años 30. Los billetes de banco que no poseen libre cambiabilidad son en esencia una variedad del papel moneda, circulan según las leyes que rigen la circulación del papel moneda.
Dinero universal o mundial:
El dinero cumple su función de dinero universal o mundial en el mercado mundial y en el sistema de pagos entre los diversos países. En el mercado mundial debe actuar bajo la forma natural, como lingotes de metales preciosos.

“El dinero mundial funciona como medio general de pago, como medio general de compra y como materialización absolutamente social de la riqueza en general. Predomina la función como medio de pago, para compensar los balances internacionales”... “El oro y la plata sirven esencialmente de medios internacionales de compra cada vez que se perturba repentinamente el equilibrio tradicional del intercambio material entre países diferentes. Por último, sirve de materialización absolutamente social de la riqueza donde no se trata de compras ni de pagos sino del traslado de la riqueza de un país a otro, y donde esa transferencia no puede hacerse en forma de mercancías, bien porque no lo permite la coyuntura del mercado o porque lo impida el fin que se persigue”. (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 193 y 194).
Al desarrollarse las relaciones económicas internacionales el dinero comienza a funcionar en el mercado mundial en calidad de dinero mundial.
En el mercado mundial, el dinero actúa despojado de sus formas nacionales, es decir, se presenta en forma de lingotes de metal noble, que es el oro.
En primer lugar, el dinero mundial funciona como medio universal de pago en los ajustes de cuentas entre los Estados. Esto ocurre cuando, dadas las relaciones crediticias y los ajustes recíprocos una de las partes debe pagar cierta suma a la otra parte. En este caso el oro se traslada de un país a otro como medio de pago.
En segundo lugar, el dinero mundial hace las veces de medio universal de compra. El dinero cumple ese papel cuando un país concreto, por una u otra causa, compra mercancía a otro país con dinero al contado.
Por último, el dinero mundial actúa en calidad de representante universal o como materialización de la riqueza social de la sociedad burguesa. El dinero cumple este papel cuando se transfieren riquezas de un país a otro.
Hablando con rigor, las funciones analizadas del dinero expresan sólo relaciones mercantiles. Bajo el capitalismo el dinero y sus funciones, la circulación mercantil en conjunto, además de obtener pleno desarrollo cambia su naturaleza.
El dinero y sus funciones se conservan, pero ya sirven de forma que expresa el movimiento de capital, es decir, de las relaciones capitalistas de producción.
“El dinero no es más que la grasa del cuerpo político, en el que una cantidad excesiva impide a menudo su agilidad y una cantidad demasiado pequeña lo enferma... igual que la grasa lubrica el movimiento de los músculos, los nutre cuando faltan víveres, rellena los huecos desiguales y embellece el cuerpo; también el dinero acelera las acciones del Estado, lo nutre desde fuera en tiempos de escasez interior; incluso salda deudas... y embellece el conjunto, aunque muy en particular a los individuos que lo tienen en abundancia” (William Petty. Páginas 14 y 15).
Papel Moneda. Signo de valor.
“El papel moneda es signo de oro o de dinero. Su relación con los valores de las mercancías estriba únicamente en que, idealmente, se expresan en las mismas cantidades de oro que el papel representa simbólica y perceptiblemente. Solamente es signo de valor en tanto el papel moneda represente cantidades de oro, que, como todas las demás cantidades de mercancías, también son cantidades de valor”.
“Se plantea, finalmente, la cuestión de saber por qué puede sustituirse el oro por meros signos de sí mismo, carentes de valor. Más, como ya hemos visto, el oro sólo es sustituible en tanto que se aísla e independiza en su función de moneda o de medio de circulación.”... (Carlos Marx. El Capital. Libro I. Tomo I. Páginas 173 y 174).

En la práctica, el proceso de sustitución de las monedas de oro por sus símbolos comenzó espontáneamente, durante la propia circulación mercantil, cuando las monedas de oro se desgastaban, a consecuencia de lo cual perdían parte de su valor, puesto que el contenido real del oro en ellas no coincidía con el que se fijaba al ser acuñadas. No obstante, estas monedas desgastadas seguían funcionando como medios de circulación de pleno valor, siendo de hecho nada más que su signo o símbolo.
La aparición de la moneda significó la aparición del primer sistema de circulación monetaria, o sea, el sistema metálico mientras que la aparición del papel moneda significa el tránsito al sistema de circulación del papel moneda que rige por doquier en los países capitalistas.
Por cuanto el papel moneda es signo de valor, de oro, no tiene valor propio y sustituye al oro únicamente en su función de medio de circulación, por tanto, no puede servir de medida de valor de las mercancías.
El papel moneda es emitido por el Estado, que lo pone en circulación con cotización forzosa. En un principio puede ponerse en circulación cualquier cantidad de papel moneda. Sin embargo, independientemente de la cantidad de papel moneda en circulación, éste representará sólo aquella cantidad de dinero oro que se necesita para la circulación.
Así pues, la cantidad de oro que cada unidad de papel moneda representa (y, por consiguiente, la capacidad adquisitiva del papel moneda) depende de la cantidad de los signos monetarios en circulación.
Inflación:
El dinero y sus funciones, como lo hemos expuesto, correspondieron a la producción mercantil y al sistema capitalista de economía en la fase de su desarrollo cuando existía el patrón oro en forma de sistema de circulación monetaria del oro, es decir, en la época cuando el oro hacía las veces de mercancía monetaria directa.
El sistema de circulación monetaria a base del oro cobró mayor desarrollo en el empalme de los siglos XIX y XX. Cuando el capitalismo transita a su fase imperialista y, sobre todo, al iniciarse la crisis general del capitalismo, este sistema de circulación monetaria quedó socavado y, en el presente, ha dejado de existir.
Bajo condiciones de la circulación monetaria basada en el oro, el dinero cumple todas las funciones mencionadas dentro del país, siendo a la vez dinero mundial.
Pero la función del dinero como medio de circulación contribuyó a que apareciera el papel moneda, mientras que su función de medio de pago tuvo por resultado la aparición del dinero crediticio.
Por consiguiente, en esta fase, la circulación monetaria del oro se combina con la circulación de papel moneda y de “billetes de banco” que se cambiaban libremente por oro.
En el mundo capitalista actual han sido retiradas de la circulación las monedas de oro. Los signos monetarios no se cambian libremente por oro y no tienen ya el contenido de oro que antes representaban en el mercado interno. A fin de cuentas, se creó una situación en la cual el oro dejó de servir de manera directa como mercancía dinero y, por lo tanto, desapareció el nexo directo antes existente entre las funciones del dinero y el oro, así como entre los signos monetarios y el oro.
Sin embargo, eso no quiere decir que ese vínculo haya desaparecido por completo. La relación entre el dinero, sus funciones y el oro se ha complicado excesivamente, ha dejado de ser directa, pero no se ha interrumpido.
Los signos monetarios siguen enlazados por miles de hilos al oro, se comparan con el oro y pueden ser convertidos, de una u otra forma, en oro, en determinadas proporciones.
El establecimiento y el desarrollo del sistema de dominio de los monopolios, al socavar las bases mercantiles de la producción capitalista, inciden sustancialmente en el mecanismo de la circulación monetario-mercantil, sin abolir, empero, la propia producción mercantil ni la acción de la ley del valor.
La circulación de papel moneda ofrece posibilidades para la emisión excesiva de signos monetarios, que saturan la esfera de la circulación y originan inflación.
La inflación significa que los canales de la esfera de la circulación resultan saturados con una cantidad excedente de signos monetarios, que provoca inevitablemente la depreciación de la unidad monetaria y la subida de los precios.
Al experimentar apuros con el dinero a causa de los gastos militares y otros egresos improductivos que originan enormes déficit presupuestarios, los Estados burgueses recurren a la emisión excesiva de signos monetarios, como consecuencia de lo cual el dinero se deprecia y los precios suben.
El papel moneda se va depreciando frente al oro, a las mercancías y a la divisa extranjera. La depreciación del dinero y la subida de precios de los artículos conducen inevitablemente al aumento de la carestía de la vida y, por consiguiente, a la disminución de los ingresos reales de los trabajadores.
Antes de la primera guerra mundial la inflación representaba un elemento esporádico y pasajero, registrándose en algunos países en diferentes períodos. Hoy el cuadro es distinto. La inflación ha adquirido carácter universal y crónico y demuestra la descomposición del sistema monetario del capitalismo, su crisis.
A partir del año 1970, y hasta 1975, en los países capitalistas desarrollados  los precios subieron, término medio, en un 130%, desde 1975 hasta 1980 otro 50%. Esta subida de precios obedece en primer lugar al proceso de militarización de la economía de esos países, que engendra déficit presupuestario que los Estados burgueses procuran compensar con la emisión de papel moneda.
Pero la causa fundamental de la inflación en el mundo capitalista contemporáneo es el dominio de los monopolios, que juegan un papel decisivo en la determinación de la línea política de los Estados burgueses. Al mismo tiempo, los precios de monopolio conducen, de una parte, indirectamente, al aumento de la masa dineraria en circulación y, de otra, desembocan directamente en la desvalorización del dinero, en la caída de su capacidad adquisitiva.
Al alcanzar enormes proporciones, la inflación en el mundo capitalista actual se ha convertido en medio importante de redistribución de la renta nacional en provecho del capital monopolista, es un instrumento que la burguesía monopolista emplea para reforzar la explotación de la clase obrera y las vastas masas de trabajadores.
La burguesía monopolista se vale conscientemente de la inflación como el medio más camuflado para bajar el salario. Consideran que la resistencia obrera es menor cuando se baja el salario haciendo subir los precios, pero sin reducir directamente el monto del salario.
La inflación galopante es un factor importante para la agravación de las contradicciones sociales de clase. En el contexto de la inflación, cuando se descompone la economía nacional y se exacerban en extremo las contradicciones sociales, las propias clases dominantes intentan superar la inflación y estabilizar la divisa.
La historia del capitalismo conoce distintos métodos para estabilizar la divisa, como la nulificación, la restauración, etc. Pero la devaluación es el procedimiento más extendido para estabilizar la divisa capitalista. El Estado burgués disminuye por vía legislativa el contenido en oro de la unidad monetaria o baja la cotización de la moneda nacional respecto al oro o a la divisa extranjera.
El dólar puede servir de ejemplo de devaluación al reducirse el contenido de oro de la unidad monetaria: en 1934 se devaluó elevándose el “precio” oficial del oro de 20,67 a 35 dólares por onza. En 1971 pasa de 35 a 38 y en 1973 a 42,20. En el 2006 pasará los 500 dólares.
En el contexto de la crisis general del capitalismo, la devaluación no estabiliza la divisa, no supera la inflación, por cuanto la disminución de la cotización de la divisa conduce a la elevación del nivel general de los precios de las mercancías importadas.
Inflación y devaluación.
En varios trabajos anteriores remarcaba la diferencia entre inflación y devaluación, haciendo acento en que la devaluación es utilizada por los gobiernos como una herramienta económica y que no necesariamente es la causa de la inflación.

Mencionaba también que sólo afecta directamente a los bienes que se intercambian en el mercado mundial, en particular y directamente, a las importaciones.

Que esas importaciones representaban apenas, en la Argentina, un 7% del PIB a PPA y que, con relación a los bienes de consumo, no superaba el 12% de la parte del PIB donde se incluyen.

Por lo tanto, el efecto inflacionario sólo debería afectar a esos determinados e identificados productos entre los cuales se encontraban los famosos “todo por dos pesos”.

Sin embargo, el sistema capitalista aprovecha toda oportunidad posible para adueñarse de una porción cada vez mayor de los ya magros ingresos de los trabajadores, mediante la suba de los precios originados en las grandes transnacionales, que son las formadoras de los mismos, independientemente de que el componente importado exista o no en el producto.

Por eso proponíamos la necesidad del control de precios a partir de esas formadoras. Que no quede librada a la voluntad de empresas depredadoras. Que no quede sólo como un “llamado a la cordura” a los remarcadores. Deben fijarse precios máximos y aplicar, simultáneamente, la ley de Abastecimiento, con niveles de producción garantizados, para evitar que dejen al mercado sin productos.

Todo esto, para que pueda ser realidad, debe ser acompañado por la movilización del pueblo, por el control del cumplimiento de las pautas que acuerden tanto empresarios como gobierno. Sin la presencia del ciudadano en la calle, la calle es de los especuladores. Si los únicos que presionan son las transnacionales y los bancos, el peso del desastre lo pagaremos, totalmente, los trabajadores. Es lo que sucede.

Ahora bien, adicionalmente a la devaluación, la inflación puede producirse, de allí que sea importante definir qué es la inflación

La inflación deriva de la presencia, en los canales circulatorios, de una masa de papel moneda sobrante en relación con las necesidades de la circulación monetaria. (En escritos anteriores simplificaba este análisis expresando “deriva de la emisión descontrolada de dinero”.

El exceso de dinero circulante suele tener estos orígenes y consecuencias

Con los déficit presupuestario. El Estado capitalista no puede cubrir sus gastos y se ve obligado a recurrir a la emisión suplementaria de papel moneda.
Muchos déficit son generados por las guerras, o por una desenfrenada carrera armamentística, o por las crisis económicas, o como lo fue, en nuestro caso, por la dependencia económica extrema, provocada, entre otras cosas, por la enorme incidencia de los intereses de la deuda externa en el presupuesto nacional.
La inflación hace que el papel moneda se desvalorice, en comparación con el material monetario, en la medida en que la circulación del primero rebasa la cantidad de dinero-oro necesario para la circulación de mercancías.
Su incidencia sobre toda la economía del país es desfavorable, pues la inflación da origen a un crecimiento rápido, incesante y sumamente desigual de los precios de las mercancías.
Por ello surgen grandes diferencias de rentabilidad en las distintas ramas, lo cual estimula el desarrollo de algunas de ellas y provoca un gran descenso de producción en otras.
Como consecuencia, se acentúa la anarquía y la desproporción en la esfera productiva.
El alza desigual de los precios da origen a una situación extraordinariamente favorable para que se especule con las mercancías y contribuye a que los capitales emigren de la esfera de la producción a la esfera de la circulación.
Cuando el origen es la guerra o la carrera armamentística, se elevan con especial rapidez los precios sobre la producción de carácter militar y ello hace que las correspondientes ramas se desarrollen en exceso, en detrimento de la producción civil.
Se perturban, asimismo, las relaciones crediticias. La concesión de préstamos en la moneda local, resulta desventajosa, pues los acreedores reciben dinero desvalorizado cuando se reembolsa el préstamo, y sufren pérdidas considerables.
 Esto es aplicable a los créditos no indexados, dados generalmente por los productores al comerciante. Los bancos, al indexar los montos prestados, se resguardan contra los efectos de la inflación, e incluso, en no pocos casos, obtienen mayor utilidad.
El dinero desvalorizado socava la confianza en él, provoca el afán (si se lo tiene) de deshacerse de él lo antes posible, cambiándolo por mercancías, es decir, por valores más reales.
Al mismo tiempo, las personas que poseen mercancías para su venta procuran retenerlas, esperando que los precios continúen subiendo.
De ese modo se acentúa más aún la falta de correspondencia entre la cantidad de papel moneda en circulación y la cantidad necesaria para atender a la circulación de mercancías.
Valiéndose de la inflación, la gran burguesía, o sea, las grandes empresas transnacionales y locales formadoras de precios, carga sobre los hombros de los trabajadores las causas que la producen, sea la guerra, el armamentismo, el déficit del presupuesto o los compromisos de pago de deuda externa.
La clase más afectada por la inflación es la clase obrera, cuyo salario real baja sensiblemente debido al incremento de los bienes de consumo.
También resultan perjudicados los pequeños productores de mercancías pues los costos de los artículos que producen crecen más rápidamente que los precios a los que pueden ofrecerlos, en relación con los grandes grupos que proceden a la inversa.
Las grandes empresas capitalistas evitan las pérdidas que acarrea la inflación no sólo elevando los precios, también realizándolos en el extranjero en divisas duras (dólar, euro...) cambiando por ellas el capital monetario.
Aprovechando la ruina de los empresarios pequeños y medios que no pueden resistir las conmociones inflacionarias, el gran capital les compra las empresas a precios ínfimos.
De ese modo la inflación contribuye a la concentración del capital y a su centralización.
Pero, en su conjunto, la inflación influye negativamente sobre la economía de los países y, en última instancia, socava las bases económicas del capitalismo, en particular, cuando la misma adquiere un carácter crónico.

Por otra parte, hablamos previamente de devaluación, pero... ¿qué es devaluación?

Aquí tenemos que encarar la explicación definiendo si lo que La Argentina hizo con su moneda, al salir de la convertibilidad, fue devaluarla o desrevaluarla. Y no se trata de un juego de palabras, pues la devaluación es una reducción oficial que establecen los gobiernos, de la moneda local con relación a las monedas extranjeras.

Los gobiernos recurrían a la devaluación, generalmente, para estabilizar la circulación de moneda en un período de inflación. Era como consecuencia de la pérdida de valor de la moneda, de la disminución de su poder adquisitivo.

Repitamos esto y comparémoslo con lo que nos sucede. “Como consecuencia de la pérdida de valor de la moneda, de la disminución de su poder adquisitivo”. ¿Por eso se devalúa? En absoluto.

La eliminación de la moneda nacional que se produce en 1991, al ingresar en la convertibilidad con paridad, produce una brutal reevaluación del papel que queda como circulante, impreso en idioma español, pero equivalente al dólar (el llamado peso “fuerte”). Todos conocemos los efectos de esa medida, y muy pocos, no más de cinco economistas, la denunciamos cuando se implementó. (Ver “Cavallos Salvajes” Dirple Ediciones, 1999). 

La convertibilidad, durante estos once años que duró, potenció el envío a la pobreza y a la marginación a un millón de argentinos promedio por año, que se sumaron a los ya existentes. En un país cuya población total es de 38 millones, la mitad pasó a esa injusta situación.

La devaluación fue usada, y lo es cada vez más, como una herramienta comercial-financiera. Los Estados de los países capitalistas han utilizado y utilizan las devaluaciones como arma de lucha por los mercados exteriores, pues la devaluación reduce los precios de las mercancías que se exportan traducidos en moneda extranjera y de este modo aumenta la capacidad competitiva de los mismos. Durante la década 1951 a 1961 la devaluación de la moneda de los países del “primer mundo” fueron: franco francés 32%; libra esterlina inglesa 27%; lira italiana 18%; el marco alemán 13%; el dólar canadiense en 11% y el dólar norteamericano 13%. En síntesis, después de la segunda guerra mundial y hasta 1961, los países habían producido 155 devaluaciones. En estos últimos años la lucha por los mercados llevó a nuevas y grandes devaluaciones: Indonesia (julio/97 a febrero/98) 255.4%; Rusia (año 1998) 246.5%; Ecuador (año 1999) 196,6%; México (noviembre/94 a noviembre/95) 122.5%; Corea (julio/97 a febrero/98) 82.6%; Brasil (año 1999) 55.3%; Tailandia (7/97 a 2/98) 51,6% y Malasia (7/9/ a 2/98) 48.2%. Todos devaluaban, mientras que Cavallo mantenía vigente la “reevaluación” y al país sin moneda nacional.

Este tipo de devaluación, vinculada más que nada a un reposicionamiento en el mercado internacional, no es igual a la que deriva de la inflación previa y que mencionáramos al inicio de este tramo. Es más, a veces, y solo a veces, este tipo de devaluación ayuda incluso a controlar situaciones inflacionarias anteriores. Es el caso de Brasil, que desrevalúa su moneda, el Real, en un 53.3%  y su inflación anual fue del 9.7%

Y aquí también menciono “des-revalúa”, en vez de devalúa. Pues Brasil también revaluó el Real, en el primer semestre del 95, también lo colocó 1 a 1 con el dólar, también creyó que era una medida que podía ser útil, pero no ingresó en ningún tipo de candado autodestructivo, como nuestra convertibilidad. Por eso, en cuanto percataron el error salieron de la trampa del 1 a 1 y decidieron seguir teniendo moneda propia.

Devaluación como consecuencia de la emisión de dinero por encima de las necesidades de circulación monetaria es una cosa.

Devaluación como herramienta económica para hacer frente a las devaluaciones que otros países capitalistas, dependientes o no,  producen para posicionarse mejor competitivamente, es otra cosa.

Y des-reevaluación, por haber colocado ficticiamente el valor de la moneda en paridad con otra, en nuestro caso el dólar, en otra tercera cosa.

Aunque todas se vinculan entre sí, las dos últimas no son causantes de inflación más allá de los efectos que sobre el propio producto importado produzcan.

Hay otro efecto especulativo que ocurre cuando se devalúa, en este caso sobre las exportaciones. ¿Por qué aumentó la harina? Porque aumentó, en el mercado local, el precio del trigo. ¿Y porqué aumentó el trigo? Porque al devaluarse la moneda, por los dólares que ingresan se obtiene más dinero local. Y entonces, al exportador, le “conviene” vender al exterior ante que al mercado interno. E incrementa los precios para obtener igual rentabilidad sin tener la preocupación de que le dejen de comprar o le compran menos, pues él igual coloca el excedente en el mercado internacional.

¿Cómo se corrige esto? Con la intervención del Estado. Regulando la exportación. Fijando cupos y precios máximos para el consumo interno, entre otras medidas. Y ello no es fácil cuando nos encontramos con un Estado débil y desmantelado. Y con poca voluntad política para dar ese paso necesario para, al menos, limitar la especulación.

En un escrito anterior señalaba las nuevas formas de dominación que impulsa el imperialismo, a las que denominaba anexionismo. Nueva forma, que constituye la continuidad actual de las etapas colonialistas y neocolonialistas.

El anexionismo requiere desmantelar al estado desde el punto de vista económico, desmantelar lo que queda del  “estado de bienestar”, y para eso impulsaron las privatizaciones. Requiere eliminar la moneda local, y para ello establecieron la convertibilidad o dolarización, requiere endeudar desproporcionadamente al país haciendo que los compromisos asumidos resten recursos a los gastos sociales y requiere, finalmente, eliminar las fronteras comerciales, y para ello se impulsan proyectos como el ALCA que tuvo su fin en nuestro país.

Crítica breve a las teorías burguesas del dinero
 En las publicaciones burguesas se ha perfilado con nitidez una serie de tendencias muy dispares en la interpretación del dinero. Sobre sus diferencias estas teorías contienen algunos rasgos que la unen.
En primer lugar, distintas teorías burguesas del dinero intentan revelar la naturaleza del dinero basándose en una u otra función del mismo, identificando, de hecho, la esencia del dinero con algunas de sus funciones.
Además, la mayoría de estas teorías oculta la naturaleza mercantil del dinero, su origen como valor y, por consiguiente, también el papel del trabajo en la formación de la riqueza, cuya materialización es, precisamente, el dinero.
Teoría metálica del dinero:
La primera de las teorías burguesas en torno al dinero fue la llamada teoría metálica del dinero.
Entre sus creadores figuraron los economistas que representaban, en la economía política burguesa, la tendencia denominada mercantilismo. Los mercantilistas identificaban la riqueza con el dinero, y el dinero con los metales preciosos que supuestamente son dinero por su naturaleza.
Los adeptos de la teoría metálica del dinero menospreciaban así la esencia socioeconómica del dinero.
El Mercantilismo fue una tendencia de la economía política burguesa y de la política económica de los estados en la época de la acumulación originaria del capital, durante los siglos XV a XVIII. Reflejaba los intereses del capital comercial cuando éste todavía se hallaba unido al capital industrial. Los mercantilistas consideraban que la ganancia se crea en la esfera de la circulación y que la riqueza de las naciones se cifra en el dinero. De ahí que la política mercantilista tendiera a atraer al país la mayor cantidad posible de oro y plata.
Los primeros mercantilistas, Stafford entre ellos,  insistían en que se prohibiese toda exportación de dinero del país. Lo que ellos se proponían era acumular dinero en el país por todos los medios, exportando mercancías fundamentalmente.
Con el crecimiento de las formas capitalistas de la economía y la ampliación del comercio exterior, se hizo cada vez más evidente la inconsistencia de la política que veía su objetivo en retener el dinero de la circulación.
Frente a la política de la balanza monetaria activa, se presentó la política de la balanza comercial. Sus partidarios eran también mercantilistas, posteriores a los de la balanza monetaria, entre ellos Mun y Serra. Según ellos, el Estado ha de poseer un saldo activo en la balanza comercial, la importación de mercancías no debe superar a la exportación. Para que así fuere se estimulaba el desarrollo de la industria que producía para exportar.
El mercantilismo consideraba que la fuente de la riqueza radica en el comercio exterior, y como quiera que fuera, eran los artesanos los que suministraban las mercancías que se exportaban, se llegaba a la conclusión de que era indispensable fomentar la producción artesanal.
La producción capitalista estaba en sus comienzos y las ideas de los mercantilistas se hallaban condicionadas por el nivel de desarrollo económico de aquella época. El mercantilismo comienza a descomponerse a mediados del siglo XVII dado que, a medida que el capitalismo progresa, la forma principal de aumentar las riquezas va siendo la producción capitalista.
El mercantilismo, según Marx, fue la prehistoria de la economía política. “La verdadera ciencia económica moderna empieza tan solo cuando la investigación teórica pasa del proceso de circulación al proceso de producción”
En su tiempo, la política del mercantilismo fue progresiva, contribuyó a desarrollar las primeras grandes empresas capitalistas: las manufactureras; facilitó el progreso de las fuerzas productivas, la victoria del capitalismo sobre el feudalismo.
Al mercantilismo como corriente del pensamiento económico de la burguesía, le sucede la teoría de los fisiócratas.
Teoría nominalista del dinero:
Al desarrollarse la circulación monetaria, surge la necesidad de explicar no sólo la naturaleza del papel moneda, sino también fenómenos tales como la inflación, la crisis de divisas, etc.
Sobre esta base surge la teoría nominalista o estatal del dinero, según la cual el dinero no es mercancía sino una unidad monetaria de cuenta y, por consiguiente, carece de valor propio.
Al negar la naturaleza mercantil del dinero y declararlo signo nominal, los partidarios de esta teoría aseveran que es el Estado el que determina la capacidad adquisitiva del dinero. Los representantes de esta teoría enfocan la definición del dinero de un modo unilateral, tratando de reducir la esencia del dinero a sus funciones como medio de circulación y pago, cuando el dinero puede representarse por signos.
Teoría cuantitativa del dinero:
Indica que la magnitud del valor del dinero depende de su cantidad en circulación. Según los representantes de esta teoría, el dinero carece de valor y adquiere su “capacidad adquisitiva” tan sólo en la esfera de circulación.
De hecho, los adeptos de esta teoría veían en el dinero apenas un medio de circulación, pasando por alto la circunstancia de que esta función del dinero puede cumplirse únicamente porque sirve de medida de valor; como medida de valor el dinero actúa antes de ser puesto en circulación y gracias sólo a que posee valor.
La afirmación de que el valor del dinero depende de su cantidad en circulación, parte del supuesto erróneo de que en la circulación puede hallarse cualquier cantidad de dinero real. De hecho, los partidarios de esta teoría, extienden las leyes de la circulación del papel moneda a la circulación del dinero real, del dinero oro.
Conforme a esta teoría, el nivel de precios se determina por la cantidad de dinero en circulación y cuanto más elevado es el nivel de precios tanto más bajo es el valor del dinero, es decir, su capacidad adquisitiva.
Teoría cuantitativa desarrollada del dinero:
Es una variante de la anterior que procura establecer la dependencia entre la cantidad de dinero en circulación y la magnitud de la renta nacional.
Según sus seguidores, la causa principal de la subida de precios es el aumento de los ingresos, en primer lugar, del salario. De allí la conclusión acerca de la necesidad de “congelar” el salario.
Teoría de la divisa regulada:
Es una variante singular de las teorías nominalistas y cuantitativas cuyo más destacado representante ha sido Keynes.
Conforme a esta teoría, el papel moneda es una “divisa regulada”, por lo cual se le debe dar preferencia frente al dinero metálico.
Los partidarios de esta teoría ven en la circulación del papel moneda un medio importantísimo para regular la economía capitalista por parte del Estado. En su opinión, el Estado es capaz de regular la circulación del dinero, el nivel de precios y, a través de ellos, la demanda de las mercancías y toda la marcha de la producción capitalista, lo que puede conducir a liquidar las crisis y el desempleo.
La Escuela de Chicago
La expresión máxima del pensamiento económico de “libre mercado” fue desarrollada en el siglo XX en la denominada “Escuela Económica de Chicago.
Fueron sus líderes George Stigler (premio Nobel de Economía 1882) y el trágicamente famoso Milton Friedman (Premio Nobel de Economía 1976). Integraron la escuela como profesores Theodore Schultz (Premio Nobel de Economía 1979), Merton Millar (Premio Nobel de Economía 1990), Ronald Coase (Premio Nobel de Economía 1991), James Heckman (Premio Nobel de Economía 2000) y  Roger Myerson (Premio Nobel de Economía 2007).
Todos economistas vulgares que, dentro de la lógica del modo de producción capitalista, reciben por serlo su máximo galardón, el bastardeado premio Nobel de Economía. (Ver el desarrollo del tema los economistas vulgares y sus reflejos en los premios Nobel).
Además de sus líderes encontramos, en la escuela de Chicago a personajes tales como Paul Samuelson quien fuese el principal formador de estudiantes de la carrera de economía en casi todo el mundo y, en especial, en nuestro país. La cultura y la ciencia en manos de vulgares apologistas de intereses económicos de los monopolios.
Todos los organismos internacionales, desde el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Club de París, el Consenso de Washington, los Bancos Centrales de los gobiernos sumisos y “carnales” y los ministerios de economía de países centrales y dependientes siguieron al pie de la letra las indicaciones de los promotores del monetarismo y del libre mercado.
La escuela monetarista del vulgar y depredador Milton Friedman se ocupa de analizar la “oferta monetaria” y la forma en que esa oferta afecta a los precios, a la producción, al empleo, al salario, etc.
En realidad, lo que hace Friedman es revitalizar la teoría cuantitativa del dinero. El dinero, según ésta “actualización” es considerado como el resorte fundamental que puede provocar cambios en la coyuntura actuando, a la vez, como el mecanismo interno estabilizador de la producción capitalista, en oposición a la doctrina Keynesiana en donde “el dinero no es importante para el desarrollo económico”.
La escuela de Chicago analizaba a la demanda de dinero como la demanda de cualquier otro bien (de zanahorias, por ejemplo). Afirmaba que la demanda depende de la riqueza de cada individuo (de su nivel de ingreso) y del precio relativo del bien en cuestión. Consideraba que la demanda de dinero dependía de  la riqueza que se posee entre otras variables como el tipo de interés y el nivel de los precios o de cualquier otra que reporte utilidad.
Analiza la demanda total de dinero y la oferta monetaria otorgando el poder a las autoridades económicas de poder fijar la oferta nominal sin intervenir en los precios o en sus efectos sobre los precios, controlando la cantidad de dinero que se emite.
Desarrolla simplistas conclusiones como son: si se crea demasiado dinero la gente intentará eliminar el exceso comprando bienes y activos; si hay pleno empleo el aumento del gasto incrementará los precios locales y hará que la balanza de pagos sea negativa, depreciándose la moneda y como consecuencia entonces se incrementarán también los precios importados.
Si se compran activos financieros (bonos, títulos, etc.) ello produce el aumento de valor de esos activos, y ese incremento de precios reduce el tipo de interés vigente y esa reducción del tipo de interés vigente estimula la inversión y la mayor inversión genera un aumento de la actividad económica y la mayor actividad económica genera aumento de los ingresos y el aumento de los ingresos genera demanda de dinero real y esa demanda de dinero real provocará el incremento de los precios y ese incremento de los precios se encargará de reducir el dinero real en circulación y provocará el aumento de los ingresos que incrementa la demanda de activos financieros. Todo pasa por el dinero.
Una sola cosa rescatamos de la escuela de Chicago, que la inflación es un fenómeno monetario. Pero sus causas son las que analizamos cuando tocamos ese tema, no como lo enfocan los economistas vulgares neoliberales de Chicago sino como lo enfocaron los economistas liberales clásicos como W. Petty.
LOS ECONOMISTAS VULGARES Y SUS REFLEJOS EN LOS PREMIOS NOBEL

En el año 1969, el Banco Central de Suecia cumplió 300 años, lo que lo constituía en uno de los bancos centrales más antiguos, e iniciaba, como parte de su celebración, el “PREMIO DEL BANCO DE SUECIA EN CIENCIAS ECONÓMICAS EN MEMORIA DE ALFRED NOBEL”, encargándose de “financiar” el mismo, cuyo valor era de diez millones de coronas suecas (un millón de Euros).
Para sacar del medio las palabras que determinan su verdadero origen y ocultar su vulgaridad, no se hizo habitual mencionar: “BANCO DE SUECIA” y menos habitual usar las palabras “CIENCIAS ECONÓMICAS”. Por ello, mediáticamente, se lo define de manera simple, como el “PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA”
Y es a partir de 1969, que todos los meses de octubre, el Banco de Suecia “aporta” el dinero mencionado para ser entregado, “Fundación Nobel” mediante, al más “ingenioso” y ”funcional”  “investigador” sobre “presuntos fenómenos económicos” tan alejados de la ciencia como de la realidad objetiva, como leeremos en este capítulo
De esa manera, mediante la entrega de los Nobel de “Economía” financiado por un Banco, sus destinatarios suelen (como vamos a observar en todos), ser “monetaristas”,” o “neo monetaristas”, “keynesianos” o “neo keynesianos”, “clásicos” o “neo clásicos”, además “pioneros”, “jugadores”, “adivinos”, “fabuladores”, etc., y ser “occidentales”, es decir, ser estadounidenses o ingleses y en especial varones y saber armar ecuaciones complejas como buenos matemáticos. Pero cualesquiera sea la razón de “haber merecido estos personajes ese controvertido premio”, hay dos grandes ausentes: la Economía Política como ciencia y la las Leyes que la rigen, es decir, está ausente el razonamiento científico y la búsqueda de la verdad. Y, en compensación a esas ausencias hay dos grandes presentes: la vulgaridad y la apología al sistema capitalista, a veces, con críticas livianas como para “demostrar” cierto equilibrio académico.
A diferencia del PREMIO NOBEL DE LA PAZ (que trata de compatibilizar el bien con el mal), el premio de Economía es el más hipócrita y criticado y pese a que las críticas al mismo son abrumadoras y casi todas cuestionan su supuesto carácter científico, es el premio que más publicidad recibe de los grandes medios de comunicación (en manos de los monopolios) y de los grandes “centros del saber” como lo son las universidades de la mayor parte del mundo, que han proyectado a sus profesores más “originales” como candidatos y luego agregado al “prestigio” de sus instituciones el contar con uno o más Nobel en sus filas.
Hasta el 2011, 68 economistas vulgares han recibido el premio Nobel de “Economía”, 67 son hombres y sólo una mujer que recibe un tercio del premio.
Este comentario que desarrollamos a continuación es válido para todos premiados con el Nobel de economía: no estamos subestimando si han producido aportes a las investigaciones específicas que han efectuado ni que no posean un sólido conocimiento de las matemáticas o de otras disciplinas. Sólo afirmando que no están tratando a la Economía Política como ciencia, que no utilizan, ni reconocen, ni aceptan sus leyes, que se esfuerzan por ocultar la realidad e intentan hacerlo reemplazándola por teorías o desarrollos efímeros, que la propia realidad se encarga de desenmascarar. Estamos afirmando que colocan sus conocimientos con al menos dos fines: el primero y principal es tratar de justificar y perpetuar el sistema capitalista, haciendo apología del mismo, ocultando su carácter criminal y destructivo y presentando teorías que se convierten en “modas” reproducidas por los grandes medios de comunicación en manos de los monopolios y por los “centros del saber” que incluye a las universidades de gran parte del mundo; el segundo es lograr una mejor calidad de vida personal y quedar registrado en la historia chica y de muy corto plazo como un “brillante economista”. La diferencia entre política económica y Economía Política es, tan extensa como la Tierra del Sol, es una distancia ideal, pero aproximarse demasiado a creer que es lo mismo (o a hacernos creer que es lo mismo), equivale a poner en un igual nivel a dos conceptos muy distintos. La Economía Política, como ciencia, estudia el desarrollo de las relaciones sociales de producción a través de la historia, desentrañando las leyes que rigen tal desarrollo, la otra, la aplicación de políticas económicas dependerá de qué intencionalidad contienen esas políticas, a qué intereses responden, qué es lo que pretende proteger y perpetuar, independientemente de lo que muestren las leyes económicas y la historia. Ciencia versus vulgaridad sería la síntesis. Este capítulo, lamentablemente, está destinado a la vulgaridad 
1969 
Era obvio que el primer premio Nobel instituido por el Banco Central de Suecia en su 300 cumpleaños sea otorgado dentro de su zona, su área de influencia, por lo tanto lo reciben un noruego: Regnar Anton Kittil Frisch y un neerlandés de nombre más modesto: Jan Tinbergen.
Frisch desarrolló la econometría trabajando con “series de tiempo” y “análisis de regresión lineal” y elaboró una “teoría de la producción”. Jan creó modelos estadísticos para probar tesis económicas y desarrolló medio centenar de ecuaciones complejas que explicaban los ciclos económicos en los EEUU. Y desarrolló el brillante concepto de que si se quiere ser eficiente los instrumentos a utilizar deben ser eficientes. Acordemos lo siguiente un albañil puede hacer mejor su trabajo sobre la mezcla si utiliza una pala nueva y firme, en cambio le sería más dificultoso utilizando una pala gastada y algo desarmada. Y también lo haría mucho mejor, mucho más eficiente su tarea, si utiliza una mezcladora en vez de pala. Y si la mezcladora que utiliza es de “última generación” el resultado de su trabajo no sólo sería mayor, sería menos pesado. ¿Es necesario desarrollar “conceptos” tan obvios como que para ser más eficiente es necesario utilizar instrumentos eficientes? La Economía Política es una ciencia histórica que contiene desde el inicio “series de tiempo” que estudian las leyes que rigen las relaciones de producción entre los hombres no entre hombres y cosas. A los estudios señalados en este primer Nobel bancario se los resumió como “modelos dinámicos” que se desarrollaron para ser aplicados al análisis de los procesos económicos y a sus autores como “pioneros”
1970
Este año, el segundo desde la institución del premio Nobel a los economistas apologistas y defensores del sistema capitalista, el “galardón” es entregado al economista Paúl Samuelson, uno de los más brillantes economistas vulgares luego de Keynes. Perteneciente a lo que se denominó la “escuela neoclásica” Samuelson se doctoró en “economía” en la Universidad de Harvard y desarrolló estudios en muchos campos como son el comercio internacional, el crecimiento de las economías, el estado de bienestar, la distribución, utilizando para ello las matemáticas, a tal punto que se lo denominaba “economista matemático”. Se lo considera el “padre” de la economía moderna” y su libro, que se denominó “Curso de Economía moderna” fue el más usado por casi todas las universidades del mundo, utilizando el lenguaje de las matemáticas para los diferentes campos en que divide la economía y de allí surgen los conceptos “comportamiento maxificador de agentes”; “estática comparativa”; “teoremas operativos”, analogías subyacentes”, “curvas de indiferencia” y otros tantos que fueron distribuidos en los centros del saber y de los domicilios de estudiantes que adquirieron esos cinco millones de ejemplares que se vendieron y que de alguna manera expresan bajo qué ideología se formaban los “futuros economistas”. El premio se sintetiza en haber desarrollado la teoría económica estática y dinámica y “elevado” la calidad del análisis en la ciencia económica. Los objetivos que se planteaba Samuelson eran por demás claros, por ello a continuación se hará referencia a ellos considerando textualmente los expresados por su autor, a efectos de eliminar cargas subjetivas que siempre están presentes en las críticas.  
Definía Samuelson: “El análisis económico es el auxiliar indispensable para aquellos que aspiran a las reformas sociales y QUE DESEAN PRESERVAR Y CONSERVAR EL SISTEMA HEREDADO”
Claros conceptos de Samuelson, uno de los pocos lúcidos economistas vulgares que se ha esforzado intelectualmente para justificar el capitalismo en su fase superior y última: el imperialismo o capitalismo monopolista con predominio de la oligarquía financiera, se ha esforzado para tratar de sostener este modo de producción, se ha esforzado en ocultar que el capitalismo es el más sanguinario y cruel que de las formaciones económico sociales que ha conocido la humanidad.
Samuelson refleja en esa frase el verdadero objetivo del “análisis económico” desarrollado  para la burguesía: preservar y conservar el sistema heredado.
Los economistas burgueses suelen ser golosos, por eso reflejan a los resultados de los actos económicos como una “torta” o “pastel” que luego hay que comer entre todos, o distribuir entre todos. Utilizando la categoría “científica” “torta”,  desarrollaremos algunos de los planteos de este economista “estrella”.
Para “preservar” el sistema Samuelson afirma que es mejor “tener una torta más chica pero mejor distribuida” (distribuida más equitativamente) y propone reformas que no pueden ser llevadas adelante “por aficionados” sino por “científicos”.
Antes de entrar en las reformas propuestas diremos: ¿Por qué hay que tener una torta más chica para distribuir más equitativamente? ¿No sería mejor hacerlo con la que ya existe, que se supone más grande?  Es obvio que si un país tiene un PIB de 100 (una torta de 100 kilos) y 100 habitantes podría distribuir un 1% por habitante ¿Por qué para distribuir mejor la torta hay que hacerla más pequeña? Si bajamos la torta a 70 a cada uno le correspondería un 0.7% un 30% menos. Lo extraño del caso es que un aficionado se daría cuenta inmediatamente de esta absurda condición, por eso Samuelson insiste en no quiere aficionados a su alrededor, sólo “científicos” que posean una inteligencia cercana a la de él y, esto va por nuestra cuenta, que sean capaces de generar confusas teorías, supuestamente científicas, necesarias para esconder la verdad (aunque en parte sea inocultable y lo pongan en evidencia), con el objetivo claramente manifestado de “conservar el sistema heredado”. En general, tanto Samuelson como otros economistas vulgares de menor trascendencia, asumían que el capitalismo era el último eslabón de un proceso histórico. Todo sabemos que la historia es unidireccional, que va hacia adelante. Si el capitalismo es el “último eslabón de la historia” ¿qué sentido tiene conservar lo que por su propio destino se conserva? Contradicciones que quizá los aficionados detecten y por lo tanto determinen que se puede seguir avanzando, que el capitalismo no es la última etapa de la historia sino, simplemente, la última etapa de las sociedades basadas en la explotación del hombre por el hombre y en la propiedad privada de los grandes medios de producción.
No obstante no se debe desconocer globalmente los estudios que han efectuado estos economistas, en especial Samuelson. Repito que definirlos como “vulgares” (originalmente definidos por Carlos Marx)  no debe confundirnos. Son vulgares pues su intento no está en la búsqueda de la verdad sino en su ocultamiento, lo que no significa, como veremos a continuación, que todas sus propuestas carezcan de razonabilidad.
Samuelson comenzaba aclarando que una mejor “distribución de la torta nacional” debe ser resuelta “sin revolución social”. No es necesaria –afirmaba- pues el capitalismo es “un sistema cerrado donde predomina el movimiento hacia la abundancia” –y agrega- “pues (el capitalismo) posee la capacidad de incrementar, con la máxima eficiencia, la riqueza”.
Considera al “Estado de Bienestar” como producto espontáneo del modo de producción capitalista y afirmaba  que, como resultado de la distribución racional de los impuestos y de la ampliación y desarrollo de la educación e instrucción pública, el capitalismo marcha a ir eliminando la desigualdad entre los hombres y afirmando una mayor justicia. Al no aceptar, o desconocer, u ocultar las leyes del modo de producción capitalista, que se basa en la acumulación, concentración, centralización del capital y predominio del capital financiero, este premio Nobel trata de explicarnos que el capitalismo nos conduce a un futuro promisorio. Cuando afirmaba esa falacia, este economista vulgar era el preferido por todas las universidades del mundo, incluso por nuestra querida Universidad Nacional.
Es casi una ley; para ocultar verdades importantes con cierto éxito hay que reconocer  verdades  obvias. Samuelson afirma (reconoce) que la gran propiedad es factor de injusticia, pero –aclara inmediatamente- que liquidar esa injusticia en base a la confiscación es negativo, pues es imposible hacer coincidir a la justicia con la eficiencia de la producción. Es interesante este extraño razonamiento: contradicción entre justicia y producción en un mundo que sólo puede subsistir si se produce, no es un razonamiento menor, es algo así como esa brillante frase de un político argentino de que “estamos condenados al éxito”, en este caso, al ser necesario producir para que la humanidad continúa, Samuelson nos afirma que “estamos condenados a la injusticia”.  Para más claridad agrega: “La confiscación demoraría el crecimiento y limitaría el libre desplazamiento del capital a áreas más rentables”.
Él mismo reconoce que se trata de una “contradicción” y para superarla (regresa a la gastronomía) manifiesta que la necesidad de una torta mejor distribuida con la presencia de grandes e inconfiscables grupos económicos es posible de lograr en la medida en que se desarrolle una combinación entre la empresa estatal y la privada, denominando a esa combinación “economía mixta”. Dicha economía –afirmaba- es la única que sirve de base para sustentar el “Estado de Bienestar”.  Y lanza esta concreta aseveración, textual, “A través de los servicios públicos directos y a través de transferencias bancarias, la economía mixta moderna es en realidad un gigantesco seguro mutuo contra los peores desastres económicos de la vida” En la época en que el “comunismo se comía a los niños”, de que si tenías una habitación vacía los comunistas te iban a colocar una familia cualquiera a ocuparla, de que si tenían una propiedad sea un auto, una bicicleta o un caballo los comunistas te la iban a quitar, Samuelson se esforzaba en explicar que era mejor ceder un poco antes de perderlo todo. Se esforzaba en ocultar que la propiedad que los comunistas decían “confiscar” no era una habitación, ni un auto, ni menos un caballo y una bicicleta, que la propiedad que se pensaba “expropiar” era en realidad la propiedad de los grandes medios de producción logradas mediante el saqueo de pueblos y la sobre explotación de trabajadores y que por lo tanto, los comunistas eran, en realidad, expropiadores de los expropiadores. Samuelson nunca incursionó en determinar y aclarar cómo se formaron las enormes fortunas y cómo se continuaba concentrando el capital en menos manos. Sólo intentaba, como Keynes, salvar al monstruo, manteniendo su “belleza” externa y mostrando solo “algunas” de sus manifestaciones peligrosas. Y colocó todo su talento en ello, debiendo, por tanto, enfrentarse con parte de los monopolios más extremos. Pero siempre con buenos modales y amistosamente, por eso señala que, pese a ser los EEUU el país más poderoso del mundo, su gobierno se encuentra en dependencia de poderosas fuerzas económicas, considerando perjudicial el gran poder que posee el complejo militar industrial.
En otros aspectos Samuelson desarrolla la tesis de que la mayoría de los trabajadores prefiere “un trabajo garantizado a ingresos garantizados” y en base a ello analiza propuestas de otros políticos y economistas con relación al papel del Estado en la generación de empleo. Podemos intentar traducir esa tesis: Agradezca el trabajador tener empleo, no importa su paga si se lo garantiza. Siempre es mejor ser explotado que marginado. Tan absurdo como creer que los premios Nobel de Economía son neutrales y se le otorga a científicos.
1971
Simón Kuznets recibe el premio este año. Nació en Rusia, pero no es ruso sino ruso-americano, una forma de definir a los que nacieron en otra parte pero son “más papistas que el papa” en la adoptiva. Llega a los EEUU cuando tenía 21 años y se incorpora como estudiante en la Universidad de Columbia. Desarrolló la hipótesis entre crecimiento económico y distribución del ingreso alertando que dicho crecimiento no se puede medir a partir del PIB “Per cápita”. Kuznets desarrolló en su país adoptivo el sistema unificado de contabilidad para el estado. Y desarrolló el análisis de macroeconomía. El PIB por habitante es, sin duda, un indicador que demuestra con qué riqueza anual cuenta una nación para cada uno de sus habitantes suponiendo que perciben lo mismo sin importar condición social, edad, niveles de educación, etc. ¿Para qué sirve? Para saber que una sociedad cuenta con recursos suficientes para satisfacer (o no) las necesidades de sus integrantes, y que debe mantenerlos en el tiempo e incrementarlos. Pero no indica jamás de qué forma se distribuye ese PIB global o total. El crecimiento del PIB va a estar asociado a la distribución histórica que ha producido acumulaciones en un sector minoritario y su periferia y fuertes carencias en otro mayoritario. El crecimiento en sí, aunque se “distribuya mejor” no es suficiente para lograr reponer las inequidades históricas, aún cuando esa mejor distribución se extienda algunos años. El objetivo es claro, hacer creer que se puede mejorar el sistema, que la inequidad surge como consecuencia de una mala distribución del crecimiento y no de la explotación. Desconoce, el que desarrolla la macroeconomía,  que en el sistema capitalista siempre el salario relativo es menor, aunque el nominal lo sea e incluso aunque el real también lo sea, pero con menor permanencia si es que se logra.  Por lo tanto siempre la pobreza relativa va a crecer. El premio Nobel de 1971 se hubiese sorprendido de los niveles de inequidad y pobreza que se registran en el 2011 en su patria adoptiva.
1972
Este año repartieron el premio entre dos economistas: uno inglés, John Hicks y otro estadounidense: Kenneth Arrow. Hicks, también integrante del grupo de los neoclásicos (no en todos sus conceptos), consideraba  que la economía es un “equilibrio” entre tres mercados y los señaló: el mercado del dinero; el mercado de los bienes y el mercado de los bonos. Fue su contribución más “importante” a la macroeconomía y por ello recibe el Nobel 1972. Lo interesante de este caso es que, un año después de recibir el galardón es el propio Hicks el que reconoce que su modelo no posee validez. La síntesis es que se le otorgan el premio por sus originales contribuciones a dos teorías (una de ellas también desarrollada por Samuelson tal es así que se conoce como “modelo keynesiano Samuelson-Hicks”: la teoría del equilibrio general y la teoría del bienestar. Arrow, por su parte, ha buscado qué crear de novedoso y logra introducirse en la “teoría de la decisión” y desarrolla el “teorema de la imposibilidad” al que denomina, modestamente, “la paradoja de Arrow” que indica que no es posible construir reglas para tomar decisiones político-sociales con criterio racional. Una premisa muy interesante que desarrolla John Hicks es cuando trata el tema de la inflación: señala que la misma no debe buscarse en los mecanismos monetarios, sino en “las fuentes” que la determinan, señalando que son dos: inflación de demanda e inflación de costos. Analicemos estas aseveraciones: si un trabajador solicita incremento de sueldos produce inflación de costos; y si lo logra, produce inflación de demanda, pues con un mayor poder adquisitivo pretenderá adquirir más bienes. Obviamente lo no anuncia tan claramente, pero su conclusión es que la solución reside en “obligar a los sindicatos a aceptar alguna forma de “congelación” de los salarios. Merecido, sin dudas, el Nobel bancario para Hicks.
1973
Wassily Leontief es ruso de nacimiento y estudió en Leningrado, pero no es esa la razón de haber recibido el Nobel. Se doctoró en Alemania donde adquiere la nacionalidad y luego se radica en los EEUU donde también adquiere la nacionalidad, pasando previamente por China donde fue, en 1931, uno de los asesores del gobierno. El premio es otorgado en reconocimiento a haber creado el “método input-output” que se inspira en la tabla económica desarrollada por Quesnay y toma algunos conceptos de Marx, en especial sobre la circulación de la producción. Con esos elementos y con la utilización de álgebra matricial desarrolla un “modelo estático-operativo” aplicado a la estimación de los niveles de producción sectorial.
1974
El Banco les otorga este año el premio a dos economistas, Gunnar Myrdal y Friedrich Hayek ya que considera al primero (Myrdal) como “pionero” por sus trabajos sobre la teoría del dinero y también por ser sueco, doctorado en la Universidad de Estocolmo y preocupado por los niveles de pobreza que se manifiestan en los países “subdesarrollados”. Es increíble ver la cantidad de economistas burgueses que se encuentran “muy preocupados por los niveles de pobreza” sin mencionar qué papel juega la burguesía en su conformación. Von Hayek posee mayor categoría: este austro-húngaro es filósofo, antropólogo, historiador, jurista y economista y es considerado como “el padre del liberalismo moderno”. Comenzó siendo “socialista” partidario de la intervención del Estado pero muy pronto cambia radicalmente de idea, en especial cuando asume una cátedra en la Escuela de Economía de Londres. No sólo criticó furibundamente al sistema socialista sino que incluyó a Keynes como tal. Por tal consecuente posición, complementada  por sus tesis en el campo de la teoría monetaria, de las fluctuaciones económicas y de las interdependencias entre la economía y las instituciones, recibe medio premio Nobel. Su principal “joya” es definir que el socialismo no es posible por la “inexistencia de precios de mercado” y que hay una contradicción insuperable entre “economía planificada y libertad individual”.  Es una pena que haya fallecido en 1992, si hoy viviera tendría que reconocer cuán equivocado estaba o, si persistía en el error, debería afirmar que la República Popular China, la China Comunista, es capitalista.
1975
Este año fue el año de los matemáticos. El premio lo reciben Leonid Vitalievich Kantoróvich, un matemático ruso que desarrolló el método de programación lineal aplicado a la planificación económica. Lo comparte con el estadounidense (nacido en Holanda) quien se especializó en econometría y en “resolver” los problemas en la asignación de recursos. Obviamente el Banco se equivocó de rubro, lo adjudica a la economía cuando se trata de matemática, por eso no hay nada que agregar y por eso ingresa al premio un ruso que nació y murió en Rusia.
1976
Este es el GRAN AÑO para el Banco Central de Suecia, pues le otorga el premio a Milton Friedman, quien actuó en todos los campos posibles en defensa del modo de producción capitalista, comenzando con convertirse en el más firme defensor del “libre mercado” en la época del monopolio. Se refirió a la macroeconomía, a la microeconomía, a la historia económica, a las estadísticas sobre producción y consumo y, muy especialmente a la teoría monetaria y por su “demostración” de la complejidad de la estabilización; por éstas dos últimas el Banco le otorga el Nobel. Cuando recibió el “galardón” hubo en Estocolmo manifestaciones en su contra, por ello manifestó que esos actos eran organizados “por los comunistas que intentaron desacreditar a cualquier persona que hubiese tenido la conexión más leve con el presidente Pinochet”
Desde la denominada “escuela de Chicago” Milton Friedman da origen a una nueva versión de la teoría cuantitativa del dinero, una “variante” de “concepción monetaria” sobre cómo funciona la economía capitalista con un fuerte contenido apologista al sistema y una fuerte oposición al keynesianismo. La culpa de los males no es del capitalismo (expresa Yeager, otro monetarista); no lo son la inflación, ni el desempleo, ni sus crisis, ni la balanza de pagos, pues esos puntos “no son característicos del capitalismo como tal” sino que derivan de una política monetaria defectuosa.
Los monetaristas, en general, Friedman incluido, consideran que el capitalismo es un sistema sólido y en constante crecimiento. Consideran que los fenómenos de crisis no son generados por el sistema sino que es implantado desde fuera (“exógenos”), fundamentalmente engendrado por las manipulaciones de los gobiernos al emitir descontroladamente grandes masas de dinero destinadas a “estimular la demanda global”. Visto de ese ángulo, las crisis no son del capitalismo, sino de “alguien” a quien logran colocar nombre y apellido: “inestabilidad de las reservas monetarias”. Buena ocasión para otorgar el premio Nobel bancario.
Milton Friedman considera a los precios como la fundamental herramienta para la corrección del mercado: “Los precios se ajustan más rápidamente que las cantidades (de mercancías), por cierto tan rápidamente que la regulación de precios puede ser considerada instantánea”. De acuerdo a esta “tesis” la intervención del Estado carece de sentido. En cambio Keynes afirmaba que el mecanismo de ajuste de los precios actúa tan lentamente que es mejor o posible no considerarlo.
Friedman compara estas opiniones opuestas desarrollando un “modelo integrado por seis ecuaciones”. A continuación las mencionaremos:
Ecuación 1. C/p = f (Y/P, r)      Referida al “sector real” (función del consumo)
Ecuación 2. I/P = g(r)                Referida al “sector real”  (inversiones en función tasa de interés)    
Ecuación 3 Y/P = C/P + I/P (o S/P = (Y-C)/P = I/P)   Referida al “sector real” en equilibrio (I = S)
Ecuación 4. Md = P. l (Y/P, r)     Referida al sector monetario (demanda de dinero)
Ecuación 5. Ms = h r     Referida al sector monetario (oferta de dinero)
Ecuación 6. Md = Ms   Referida al sector monetario (equilibrio del mercado monetario)
C es gastos de consumo; P nivel de precios; Y producto final; I inversión de capital; r tasa de interés; f función de; S ahorro; Md demanda de dinero; Ms oferta de dinero.
El propio Friedman reconoce que el modelo “no es completo” porque las seis ecuaciones contienen siete incógnitas que son “C”; “I”; “Y”, “r”; “P”; “Md” y “Ms” y por ello continúa agregando otra ecuación “que debe introducirse en forma exógena” y que significa aceptar la teoría de los clásicos del “pleno empleo”.
En su enfoque monetarista Friedman se refiere a tres variantes posibles de cambios temporales en la tasa de interés: el “efecto liquidez”, vinculado a la fase inicial de la alteración del “balance de cartera” (más dinero que lleva a intensificar compras por parte de los poseedores, lo que aumenta los saldos de caja y hacen disminuir las tasas); el “efecto del ingreso” (esa fase “inicial” del punto anterior debe ser sostenida por el incremento del ingreso y por una mayor demanda de “capital de préstamo” que hace incrementar la tasa de interés y “el efecto de anticipación de cambios de precios” (que actúa elevando aún más la tasa de interés).
Para referirme en términos poco académicos pero no por ello irreales: es una reverenda estupidez. Y en términos un poco más elevado, el esquema desarrollado por los monetaristas y en especial por la “escuela de chicago” (la minúscula es por su vulgaridad) es una irreverencia al conocimiento científico, una representación patética, en extremo superficial y especialmente deformada de los procesos y leyes reales con que opera la reproducción en la formación económico social del capitalismo. Lleno de ecuaciones y cálculos estadísticos  que intentan convertir en leyes, la escuela de Chicago es la expresión más extrema de vulgaridad y negación del análisis científico. Su principal gestor ha ganado merecidamente el premio Nobel bancario.
1977
Recuerdo que el banco  de Suecia instituye el premio en “Ciencias Económicas”. Van 9 años y la Ciencia Económica (la Economía Política) continúa sin aparecer. Este año hay dos agraciados: uno es sueco, Bertil Ohlin, profesor de economía que “descubre”  que cada nación se especializa en la exportación de bienes que produce con mayor eficiencia (“mejor dotada desde el punto de vista de los factores de producción utilizados”). El medio premio es por su aporte al conocimiento del comercio internacional. El otro agraciado es el inglés James Edward Meade quien también se refirió al estudio de la teoría de comercio internacional a la que agrega los “movimientos internacionales del capital”. Su mayor antecedente es que discutió con Keynes.
1978
Este año lo recibe un estadounidense: Herbert Alexander Simon. El premio se lo otorgan por ser “uno de los investigadores más importantes en el terreno interdisciplinario” y por haber contribuido a “racionalizar el proceso para la toma de decisiones satisfactorias”. Sostenía (lo que denominó “racionalidad limitada”) que las personas intentan buscar una mínima satisfacción a diferencia del pensamiento de los neoclásicos donde tienden a maximizar los resultados. En todo caso, afirmaba, una vez alcanzado ese mínimo éxito, se puede ir creciendo poco a poco.   
1979
Un estadounidense y un inglés forzado a serlo,  (pues nació en Santa Lucía) comparten el nombre William y el premio del banco de Suecia este año. William Schultz, el estadounidense, lo recibe por sus investigaciones sobre economía agraria, otorgándole a ésta mayor valor que a la industrialización. Para William Lewis las cosas fueron un poco más complejas, pues era negro nacido en esa colonia inglesa, por lo tanto no pudo estudiar lo que él quería: ingeniería y se le asignó, democráticamente, la carrera de administración de empresas, única carrera que podían ejercer los de raza negra. Se graduó con honores y por ello recibió una beca  que utilizó para incursionar en “economía del desarrollo”. Como algunas cosas cambian, en 1963, cuando tenía 48 años, fue condecorado por la reina Isabel II con el grado de Caballero. Recibida la condecoración, el mismo año, se muda a los EEUU. En 1970 se lo envía a Barbados para crear, con otros, el Banco de Desarrollo del Caribe y en 1979 el banco de Suecia lo recompensa con medio premio Nobel.
1980
Continuando con las matemáticas este año se le entrega el premio Nobel bancario al economista estadounidense Lawrence Klein, quien desarrolla el proyecto “link” creando modelos “econométricos” para estudiar la economía de los países y estimar en particular el flujo de capitales y el comercio mundiales.
1981
Este año recibió el premio un economista estadounidense muy conocido gracias a que un importante sector de intelectuales y políticos progresistas se adhirieron con fervor, por no ver el bosque, a su modelo, que incluía una propuesta de gravar los “flujos de capitales”, nos referimos a James Tobin. Keynesiano, Tobin consideraba que el Estado debía jugar un papel fundamental en la economía a efectos de evitar recesiones  y lograr ciclos productivos regulares. Para ello propuso un nuevo modelo econométrico al que denominó, con gran originalidad, “modelo Tobin” Por ese modelo que abarcaba el análisis de los mercados financieros, del gasto, de los precios, del empleo y de la producción recibe el premio del banco de Suecia. Tobin asesoró a Kennedy, a la Reserva Federal y a Ford entre otros asesoramientos, pero su mayor dolor de cabeza fue ir explicando en cada entrevista que no dijo lo que dijo sobre la “Tasa Tobin”, que se había convertido en una especie de meta utópica por un sector progresista liviano y poco profundo, pues la propuesta tasa, la menciona  Tobin pues sabe que es inaplicable, pues aplicarla, en función de la cantidad de veces que rota el mismo flujo de capitales, aún a un uno por ciento, equivale a “confiscar” todo el capital, cosa que no era ni remotamente intensión de Tobin y si lo fuese no iba de ninguna manera a recibir el Nobel bancario, en particular porque el Banco de Suecia se hubiese quedado sin fondos.
1982
Otro economista estadounidense, pero esta vez monetarista, de la Universidad de Chicago y colega de Milton Friedman (Nobel 1976), de Arrow (Nobel 1972) y de Solow (Nobel 1987)  obtiene el premio Nobel bancario, se trata de George Stigler que desarrolló las definiciones “economía de regulación” y “economía de información” y se dedicó a buscar “conexiones” en los mercados llegando a la conclusión que los mismos, cuando no son “transparentes” producen altos precios y grandes beneficios a los poseedores de la información. Entre sus sagaces investigaciones encuentra que la regulación pública es utilizada por los grupos de presión para utilizarla a favor de sus intereses, por lo tanto recomienda, no eliminar los grupos de presión, sino que no haya intervención pública. ¡Excelente! Sólo por esa conclusión el Nobel bancario se le otorgó a la persona adecuada.
1983
Gerard Debreu nace en Francia pero se nacionaliza como estadounidense en 1975. Obtuvo una beca Rockefeller y comenzó a trabajar en la Universidad de Chicago. Se lo premia por haber desarrollado “métodos analíticos” que incorpora a la teoría económica y por haber “mejorado” la Teoría del Equilibrio General de León Walras orientándolas a “economías competitivas”
1984
Este año le tocó a un inglés y, además, keynesiano. Los ingleses no ahorran en nombres, por lo tanto Sir John Richard Nicholas Stone se llama el que lo recibe. Trabajó sobre los trabajos de Keynes referidos a modelos de contabilidad nacional y el premio se le otorga pues se consideró que mejoró “sustancialmente” su base de análisis.
1985
Se llama Franco Modigliani y uno cree que por ello es italiano. Desde ya nació en Italia y a los 21 años (1939) tuvo que abandonarla por su origen judío y por no querer integrar la resistencia al fascismo. En 1946 se le otorga la ciudadanía y se convierte en estadounidense de origen itálico. Sus estudios se centraban en el ahorro y en los mercados financieros. Los premios siempre se adjudican “por ser pioneros” aunque cien economistas hayan desarrollado antes esos temas. También trabaja con el modelo de Walras sobre el equilibrio general del mercado junto con Hicks (medio Nobel 1972) y con Patinkin (cuyo apellido no le ayuda a recibir un Nobel). Este trío muestra a la economía capitalista como un “sistema internamente coordinado”, donde se pasa de un estado de equilibrio a otro estado de equilibrio de modo instantáneo y sin daños. Y ello, descubren “los pioneros”, se logra gracias a haber inventado “un vector de todos los precios equilibrados en todos los mercados antes de iniciarse el cambio”. Y que ese vector “garantiza” una coincidencia total entre oferta y demanda.
1986
Otro estadounidense, esta vez nativo de origen, recibe el Nobel bancario. Se trata de James Buchanan. Este economista también es “pionero” en la teoría de la “elección pública” a través de la cual unifica la “economía” con la “política” a través del Estado compuesto por la suma de las voluntades individuales, es decir, por todos. El premio lo recibe por su contribución (pionera) sobre las bases constitucionales de la teoría de adopción de decisiones económica-políticas.  A esta altura, por ser el premio número 18, en banco de Suecia ya invirtió, en “embarrar la cancha”, 180 millones de coronas suecas (18 millones de Euros)
1987
Otro estadounidense recibe el Nobel bancario: Robert Solow cuyo aporte para recibirlo se basó en “sus contribuciones a la teoría de crecimiento económico”. Esta vez la palabra “pionero” no aparece ya que estudió con Leontief (Nobel 1973) y trabajó con Samuelson (Nobel 1970) desarrollando sus ideas. Se destacaron sus estudios econométricos sobre inversiones de capital fijo y sobre el impacto de la revolución científica técnica en el incremento de la producción, determinando en su esquema que el 80% del crecimiento de los EEUU era atribuible a la utilización de técnicas de avanzada. Su otra “contribución” fue determinar que el incremento de la desigualdad social es un “efecto lateral no deseado del crecimiento económico” y que se puede contrarrestar aumentando la inversión en “capital humano” y compatibilizando mayor productividad con mayor ingreso.
1988
Este año le tocó a Francia: El banco le otorgó el premio de economía al físico francés Maurice Félix Charles  Allais. Fue docente de la Escuela Superior de Minas de París y director del Centro de Análisis Económicos de la misma. Sus desarrollos matemáticos sobre “el equilibrio y eficiencia de los mercados” y creador de “la paradoja de Allais”. Este modesto científico se consideraba un “liberal socialista”, práctica forma de ocultar su apoyo al capitalismo definiéndose como lo que no es. También se lo considera “pionero” en desarrollar la “teoría del riesgo”.
1989
Que lo recibiera un francés el año pasado puso mal a los escandinavos, en particular porque la plata la ponen ellos, por eso este año el premio Nobel bancario se lo entregan a un economista noruego, Trygve Haavelmo, de quien encontraron que había realizado estudios que permitían “clarificar” (lo que significa que no era clara) la “teoría econométrica” de “probabilidades y por sus análisis de “estructuras simultáneas económicas” de la que debe haber sido “pionero”.
1990
Fue un año difícil para los que evalúan. En esos casos resuelven la dificultad otorgando el Nobel bancario a los máximos candidatos posibles, que son no más de tres. Los tres estadounidenses, los tres monetaristas y los tres sobre trabajos “pioneros” sobre teoría económica financiera. Harry Markowitz toca el mismo tema sobre el que Tobin recibe el Nobel en 1981 y también Modigliani en 1985 e igual se lo considera “pionero”. Aceptando que ser pionero significa iniciar algo nuevo profundizamos sobre sus estudios y encontramos  que, refiriéndose a la parte financiera (a la especulación según nuestro limitado entender), determina “que no se puede obtener un beneficio superior sin incurrir en un riego extra”. Partiendo de la base de que en muchas ocasiones hemos leído, en el sector “policiales” de los periódicos de que un deudor mata a su prestamista usurero, aceptamos que algo de razón tiene Harry, pero ello no le adjudica el calificativo de pionero. El segundo es un economista “anti-inventor” que trabajó con Modigliani (Nobel 1985). Afirmaba de que “no es posible inventar una máquina de hacer dinero sin correr riesgos permanentemente” Terminó siendo presidente de la Asociación de Finanzas de los EEUU. El otro tercio se lo entregan a un economista “inventor”. Creo el “CAPM”, que consistía en un modelo “pionero” que se podía utilizar para “fijar el precio “de los activos financieros”. Aconsejaba al inversor a combinar valores de renta fija con otros de renta variable, para ello inventó el “Sharpe ratio” método pionero para analizar “el comportamiento del rendimiento  de una inversión en función del riesgo” (¡Qué lo parió, Mendieta!… diría a su perro Inodoro Pereyra, un personaje de Fontanarrosa).
1991
Este nuevo año el banco le otorga el premio a un “descubridor” de los “costes de transacción“. Luego de descubrirlos, se vio en la necesidad de “clarificarlos”. Una vez que logró descubrirlos y clarificarlos los aplica para el “funcionamiento de la economía”. Ronald Coase es inglés y además “pionero” de la “nueva economía institucional”.
1992
Gary Becker, expresión extrema de la economía liberal, de la escuela de Chicago, recibe el premio por haber ampliado “el dominio del análisis macroeconómico a “un mayor rango” donde ingresan los comportamientos de las personas “fuera del mercado”. Buen Alumno de Milton Friedman (Nobel 1976) y Theodore Schult (medio Nobel 1979), desarrolla un “enfoque económico” que demuestra que los individuos actuamos de manera racional (no como los gatos u otros animales). También afirma que la familia es una fábrica de bienes a los que denomina con originalidad “bienes domésticos” entre los cuales se encuentra la comida y el alojamiento y que para producir esos bienes domésticos se deben utilizar tiempo y bienes del mercado. Merecido Nobel.
1993
Este año el banco premia a dos economistas estadounidenses, uno de Chicago y otro de Washington, los dos historiadores; Roberts William Fogel y Douglass Cecil Nort. El premio es por haber “renovado la investigación de la historia económica” Y su “renovación” se basa en que aplican, para “renovarla”, métodos cuantitativos que “explican el cambio económico e institucional” Por ejemplo, Fogel “demuestra” que la esclavitud en los EEUU era un sistema sólido y eficiente y que su desaparición se debe a toma de decisiones políticas. Además afirmó que los ferrocarriles no eran un elemento importante para el desarrollo de un país. North sostenía que es en los cambios institucionales en donde hay que buscar el desarrollo económico y no en los tecnológicos. Las “instituciones” son las que generan superestructuras que permiten crear orden y reducir incertidumbres.
1994
Este año comienzan a prevalecer los juegos de los casinos para otorgar el Nobel bancario. Para el “punto y banca” se premiaron a tres “pioneros”: el matemático y polaco alemán Reinhard Selten, que desarrolló un juego denominado “el caballo de Selten”, encima se lo considera el “padre” de la “economía experimental”. John Forbes Nash, matemático y químico estadounidense, esquizofrénico, internado en varios centros psiquiátricos por sus alucinaciones, pero de gran inteligencia, desarrolló una tesis sobre “juegos no cooperativos”. John Charles Harsanyi, húngaro y empresario, aporta sus conocimientos a la teoría del juego en matemáticas, desarrollando “el análisis de juegos de información incompleta”
1995
Robert Lucas, estadounidense, de la Universidad de Chicago, introduce modelos microeconómicos para sostener y justificar los modelos macroeconómicos. Es uno de los creadores de la denominada “Teoría de las expectativas racionales” que “ayuda a profundizar la comprensión de las políticas económicas”. Desarrolló el concepto que con modestia describió como “la Crítica de Lucas” en la cual sostiene que parece que hay parámetros estables que deben ser considerados,  como “la aparente relación entre inflación y desempleo”.
1996
Un escocés, James Alexander Mirrlees y un canadiense William Spencer Vickrey comparten el Nobel bancario. Ambos fueron “pioneros” en contribuir a “la teoría económica de los incentivos en condiciones de información asimétrica”. Vickrey saca como conclusión de que las asimetrías en la información son frecuentes y por ello se complican la toma de decisiones. También estudió sobre subastas de activos siendo muy utilizado por los bancos dicho estudio.
1997
Un estadounidense, Robert Merton y un canadiense, Myron Scholes recibieron el premio por desarrollar un “nuevo método para determinar el valor de los derivados”. Merton fue pionero en introducir el cálculo estocástico en la economía financiera. Aclaremos que en la teoría de la probabilidad, un proceso estocástico es un concepto matemático que se utiliza para caracterizar una sucesión de variables aleatorias que evolucionan, en función de la variable tiempo. Por ejemplo se puede este sistema utilizar para determinar el tiempo de espera en la cola de cada persona que se va a aproximando a una ventanilla para ser atendido. Scholes desarrolló el modelo Scholes junto con Merton para la utilización de instrumentos financieros para calcular el precio de las opciones financieras. El egoísta no le colocó al modelo el nombre Scholes-Merton pues lo desarrollaron ambos, pero sin dudas, Merton quedó agradecido no haber sido incluido.
1998
Amartya Sen, nacido en la India, recibe el premio del banco por sus contribuciones a la “economía de bienestar”. Este economista, sumamente preocupado (como el “pionero” en gerencia social Bernardo Kliksberg) por la pobreza en el mundo, “demuestra” que el hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino por la existencia de desigualdades en los “mecanismos de distribución de alimentos”. Fue “pionero” en desarrollar el concepto “capacidad” incluyendo las variables de “libertad positiva” que es la “capacidad real de ser o hacer algo” versus “libertad negativa” que se centra en no interferir lo que otro haga, especialmente en materia económica, lo que sería la “capacidad irreal”. Señala, en uno de sus escritos sobre hambruna que en Bengala, la libertad negativa de los campesinos para comprar alimentos no estaba afectada, pero que igual murieron de hambre pues no estaban positivamente libres para hacer cualquier cosa, no tenían, por ejemplo, ni la capacidad de alimentarse ni la capacidad de mantenerse vivos (“de escapar a la muerte”). Un premio Nobel bancario al “progresismo” en un mundo donde hay hambre porque fallan los mecanismos de distribución de los alimentos, es aleccionador.
1999
Nació y estudió en Canadá y fue profesor desde 1974 en la universidad de Columbia. Se especializó y fue “pionero” en “áreas monetarias óptimas” a las que se consideran dieron pie para implementar el EURO, por eso se lo conoce como el “padre del euro”. En su genialidad aporta esta afirmación: dentro de una zona monetaria, si se quiere mantener el nivel de empleo, debe reducirse los salarios reales. Aporta una alternativa a ello, para no ser tan deshumanizado: “o bien se debe acudir a la movilidad del factor trabajo para paliar los llamados choque asimétricos”. En general los titulares del poder económico no utilizan la jeroglífica alternativa que propone Robert  Mundell, van directamente “al grano”, reducen los salarios.
2000
Finaliza el siglo sin que el banco de Suecia haya encontrado un solo economista marxista a quien otorgar el premio, en especial cuando la República Popular China ya evidenciaba que estaba en firme camino de superar a los EEUU en unos pocos años más y cuando se agudizaba la concentración y la crisis estructural del capitalismo por más matrices y pioneros que surgieran de la base ignorante y negadora del análisis científico en las Ciencias Económicas. La consecuencia de los evaluadores les lleva a finalizar el siglo con sus premios Nobel bancarios a las vulgaridades crecientes, tozudez que continúan hasta nuestros días como observaremos a continuación.  Este año se les adjudica a dos estadounidenses, uno de la universidad de Chicago, James Heckman y otro de la universidad de California, Daniel McFadden. Ambos desarrollan métodos de análisis de datos estadísticos (como el INDEC) que son utilizados para “estudiar comportamientos individuales” en las ciencias económicas y otras ciencias sociales. Heckman es “pionero” en introducir el concepto “sesgo de selección” y con ello corrige los que otros economistas, menos hábiles que él, utilizaban como índices. Por ejemplo, la media de los salarios, los menos hábiles que él, la usaban como herramienta para valuar a los salarios que deberían cobrar los desocupados, por lo tanto corrigió esa metodología pues, afirmaba Heckman, los desocupados son los más pobres y poner un salario medio para evaluarlos era colocarles un salario alto. Según el banco premiador ese trabajo a obligado a los economistas a “ser más cuidadosos”. El otro estadounidense no fue pionero de nada, pero se dedicó a la computación estadística para aplicaciones económicas.
2001
Se inicia el nuevo siglo con un premio al que luego de unos años sería un “amigazo” de la Argentina aunque no se pueda predecir hasta cuando lo será.  Lo recibe Joseph Stiglitz. En realidad recibe un tercio de premio ya que debe compartirlo con otros dos: George Akerlof y Micael Spence. El premio es otorgado por “sus análisis de los mercados de información asimétrica”. Stiglitz, enrolado en la corriente keynesiana, desarrolló una técnica denominada “screeling” que puede ser utilizada por un agente económico para extraer información privada de otro. Este acto delictivo es interpretado como “una importante contribución a la teoría de la información asimétrica” por lo cual mereció el tercio del Nobel. Se refiere a mercados “Pareto eficientes” y a mercados “Pareto superiores” y destaca que solo en condiciones excepcionales los mercados son eficientes, pero que, en general no lo son, por lo que el “Pareto eficiente” brilla por su ausencia. En ese caso hay que recurrir al “Pareto superior” que significa que el Estado puede intervenir induciendo resultados que beneficien a todos. Ello va en oposición a los monetaristas para los cuales la “mano invisible” del mercado termina ajustando todo. Para Stiglitz esa mano invisible no existe y afirmar eso lo colocó como “enemigo” del FMI y del Banco Mundial donde fue su vicepresidente y economista jefe. Postula que hay que lograr el equilibrio justo entre mercado y gobierno, que ambos son imprescindibles y complementarios. Desarrolla investigaciones sobre lo que denomina “salarios de eficiencia” y crea un modelo con otro economista (Carl Shapiro) denominado modestamente “modelo Shapiro-Stiglitz”. Destinado a explicar el desempleo, su existencia y a explicar porqué los salarios no bajan si hay muchos desempleados que buscan trabajo y atribuye al hecho de que no bajen lo suficiente los salarios en épocas de recesiones a la imposibilidad de evitar que aumente el desempleo. La síntesis de este modelo significa que cada empresa “re-optimice” permanentemente los salarios como respuesta a la tasa cambiante de desempleo. Pero que la empresa no debe anticiparse, es decir, no debe reducir los salarios antes de que el desempleo aumente de manera suficiente. En 1996 escribió un libro referido al fracaso del socialismo de Europa del Este, y en el 2006, China mediante, cambia y escribe ¿Cómo hacer para que funcione la globalización?  Menos mediático que Stiglitz, George Akerlof logró su mayor éxito en su publicación “El Mercado de los Cacharros” con el subtítulo: “Incertidumbre en las calidades y mecanismos del mercado”. Y propone un modelo de “información asimétrica” entre el vendedor de un auto usado (que conoce el auto) y el comprador del mismo (que solo sabe el precio y no el estado en que se encuentra el mismo). De allí deduce que ese conocimiento-desconocimiento dificulta el mercado y hasta puede suceder  que no exista el mercado. Aclaremos que Akerlof no tenía alucinaciones y por eso se graduó en la Universidad de Yale. Y el tercio final del premio es para Spence, un canadiense que nació en los EEUU. También desarrolla “un modelo”, donde plantea que los trabajadores pueden enviar señales a los empresarios a través de capacitarse mucho. Que por eso, los trabajadores de alta capacidad se esfuerzan por obtener las “titulaciones educativas más difícilmente obtenibles” y de esa manera sorprenden y se hacen ver ante sus empleadores.
2002
Le llegó el turno a la psicología. Este año se le otorga al estadounidense y psicólogo Daniel Kahaneman. Desarrolla “la teoría de las perspectivas” en donde los individuos toman “atajos heurísticos” como pueden ser la aversión a la pérdida. Da como ejemplo que un individuo prefiere no perder 100 pesos antes que ganar 100 pesos (por eso los casinos están desiertos –agregado nuestro-), lo cual supone una asimetría en la toma de decisiones. Parece que ese razonamiento tiene su importancia para “modelar comportamientos no racionales”, y de allí el premio.
2003
Este año para un estadounidense y para un inglés. Robert F. Engle (no confundir con Engels) recibe la mitad del premio por su análisis “de series temporales económicas con volatilidad variable en el tiempo” que sirve a los mercados financieros para desarrollar sus “burbujas”. El británico Clive W. J. Granger es acreedor a la otra mitad por haber descubierto la “cointegración”, es decir, “por haber desarrollado métodos de análisis temporales con tendencias comunes”.
2004
También se reparte en mitades. Una mitad para el noruego Finn E. Kydland, maratonista, músico y futbolero. Como matemático-economista se interesa por los ciclos económicos, monetarios y laborales. Se le otorga el medio premio “por sus contribuciones a la macroeconomía dinámica, la consistencia en el tiempo de la política económica y las fuerzas impulsoras detrás del ciclo económico”. Es profesor Honoris Causa de la universidad Torcuato Di Tella de Argentina. El otro medio premio es para el estadounidense Edward C. Prescott otorgado por el mismo trabajo que realizara con Kydland con el que analizaron si los bancos centrales, en vez de actuar discrecionalmente, no deberían tener objetivos numéricos terminantes.
2005
Continúa el reparto en mitades del Nobel bancario y de casinos. La primera mitad es para el matemático israelí miembro de la Academia de Ciencias de los EEUU, Yisrael Robert John Aumann por haber “ampliado nuestra comprensión de conflicto y cooperación en la teoría del juego”. De acuerdo a esa teoría Yisrael, un fascista judío, deduce que, de acuerdo a esa teoría, es erróneo dar tierra a los palestinos. La segunda mitad es para el estadounidense Thomas C. Schelling, que se especializa en estrategia militar, control de armas, terrorismo y política energética entre otras disciplinas.
2006
Este año el premio del banco sueco es otorgado a una sola persona, el estadounidense Edmund S. Phelps, por sus “aportaciones en política macroeconómica”, en particular sobre “compensaciones internacionales”. Como economista determinó que hay una “tasa natural de desempleo”, “que el equilibrio en el mercado de trabajo es independiente de la inflación” y que, por tanto, no existe relación entre desempleo e inflación.
2007
Este año fue adjudicado a tres estadounidenses, por “establecer las bases de la teoría del diseño de mecanismos”. El primer tercio lo recibe Leonid  Hurwicz que nació en Moscú unos días antes de octubre de 1917. Es matemático y investigador sobre el “diseño de mecanismos y en teoría de compatibilidad de incentivos” Fue el mayor apologista de la teoría de Juegos y “pionero” en su aplicación. Fue asistente de Samuelson (Nobel entero 1970) y con Arrow (medio Nobel 1972). Entre otras cosas desarrolló la “economía matemática”, la “teoría del bienestar” y la “economía pública”. El segundo tercio fue para Eric Maskin, graduado en matemáticas que desarrolló la “teoría de la implementación” que, según él y el banco de Suecia, “permite diseñar un mecanismo de modo que todos los resultados posibles sean óptimos” y agrega, a efectos de no aparecer tan contundente y perfecto, “pero sin perder la noción del principio de la actividad proporcional del asunto inverso de lo opuesto”. El banco debería haberle otorgado el premio entero y no un tercio. El tercero en cuestión es Roger Bruce Myerson, quien contribuyó a “afinar” la teoría del diseño de mecanismos, lo que significa que no funcionaba tan bien como tal.
2008
Este premio tiene la característica de ser el más popular y por ende uno de los menos vulgares aunque no salga de la vulgaridad entendida ésta como no hablar de ciencia ni de leyes. Estadounidense, neo keynesiano, Paúl Krugman recibe este año el Nobel bancario sin compartirlo con otros. Coherentemente el premio no tiene que ver con la Ciencia Económica (Economía Política) pero sí con aspectos de la economía en particular. Se le otorga por “su análisis de los patrones de comercio y localización de la actividad económica”  Nadie escapa al escándalo: Krugman fue, hasta 1999, uno de los asesores de Enron, quien desató el mayor escándalo en el 2002 con los fraudes acumulados que venían ocultando. Renunció a Enron para actuar como periodista, con exclusividad,  en el New York Time, lo que posibilitó que se lo conociera en todo el mundo como el más importante columnista político de los EEUU. Fuerte crítico de la política aplicada por el presidente Bush planteaba que disminuyendo impuestos, aumentando gastos públicos y continuando la guerra en Irak, a largo plazo la situación se tornará insostenible y culminará en una crisis económica importante. Entre otras cuestiones desarrolló el concepto de “economía geográfica” que examina los efectos de la actividad económica concentrada en ciudades que se expanden en un territorio”. Cualquier similitud con el desarrollo de China es mera casualidad.
2009
Es de no creer, aparece recibiendo medio premio Nobel bancario una mujer, Elinor Ostrom que, además, no es economista sino “politóloga”. Es estadounidense y recibe aprobación de colegas “por su análisis de administración económica y la organización de la cooperación” sosteniendo que los bienes comunes pueden ser administrados eficientemente por un grupo de usuarios. Ello significa romper con el criterio de que la propiedad común es mal manejada. En cambio, el medio Nobel se lo entregan por “su análisis de la gobernabilidad económica, especialmente en los límites de la empresa”. La otra mitad es para el estadounidense Oliver E. Williamson que se dedicó al estudio de los costos de las transacciones.
2010
Este año son tres, dos estadounidenses y un chipriota. Se les otorga sobre sus estudios sobre el desempleo en plena crisis del capitalismo “globalizado” que la intenta paliar echando gente. Peter Arthur Diamond es analista de Seguridad Social y defensor de los “planes de estímulo” (plan trabajar, etc.) afirmado algo obvio como novedad: “sin ellos (sin los planes) el paro (desempleo) sería mucho mayor”. El segundo tercio es para Dale T. Mortensen. Descubrió (América), mediante un modelo teórico, que el desempleo crecía fuertemente en períodos de crisis (recesión) pero que se recupera muy lentamente en los períodos de recuperación. El tercer tercio es para un greco chipriota que se centró especialmente en el crecimiento económico (en Grecia no lo consideraron) y en política económica. El tercio del premio es otorgado por uno de sus trabajos denominado “Creación y destrucción del empleo en la teoría del desempleo”. Las críticos a estos tres teóricos de políticas de empleo y desempleo afirman que no es el mercado de trabajo el problema sino estimular el gasto público y la demanda.
2011
El último de los premios lo reciben dos estadounidenses. Los premios del banco de Suecia han sido consecuentes hasta este último, el número 68 en “galardonados” y el número 43 en períodos anuales. Durante 43 años, el jurado y el banco de Suecia se esmeraron en despreciar las Ciencias Económicas, despreciar e ignorar a los economistas científicos y reemplazar la ciencia por vulgares razonamientos que la vida misma deja en el camino, a veces, a pocos meses de su encumbramiento. Thomas J. Sargent  trata de “impactos a largo plazo” y Cristopher Sims sobre cambios “a corto plazo” sobre los impactos que se ven cuando se cambian políticas económicas. Esos “estudios” están destinados a los bancos centrales y a los ministerios de economía según sus promotores.
Final abierto
Modestamente voy a solicitar un premio Nobel para mi persona y lo fundamento: a) soy “pionero” (condición básica) en intentar de demostrar que ningún premio Nobel a las Ciencias Económicas incursionó por las mismas; b) desarrollo un modelo que contiene varias incógnitas que resolverá el empleo, el desempleo, la producción, la distribución, la inflación, la deflación, la psicología del trabajador rural en la recolección de frutillas no rojas y otros complejos problemas (otra condición básica). Un modelo integral  que incluyen a keynesianos, neo-keynesianos, clásicos, neo clásicos, monetaristas, neo monetaristas, institucionalistas, neo institucionalistas, no definidos, neo no definidos, etc.; c) El modelo teórico desarrollado va a bautizarse con originalidad (otra condición) como “la paradoja minghetti-natalichio” pues el ingeniero Minghetti colaboró intensamente en su creación, d) No voy a mencionar ni a Willam Petty, ni Adam Smith ni a David Ricardo, ni a Carlos Marx, ni a Federico Engels y menos –por dios- a Vladimir Lenin (condición mayor) pues escuché al presidente Evo Morales decir que jamás le darían a un científico marxista un premio Nobel de Economía (y menos si el premio es bancario) y pretendo que me lo otorguen junto con dos compañeros del CIES (Minghetti y Sor) pues no soy egoísta, y f) el modelo único “neo teórico” que complementa y “afina” al modelo teórico, tratando de resolver todas las “asimetrías” existentes y considerando sin exclusiones a los “derivados” que nos tienen a mal traer.
Una vez recibido que hayamos recibido el premio (esto no lo comenten) basado en las premisas, conceptos e incógnitas arriba desarrolladas, convocaremos a una conferencia de prensa, en el Casino de Puerto Madero, para anunciar que todo lo expresado es falso y que por serlo, ello nos legitima como dignos merecedores del galardón del banco de Suecia.



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