CENTRO DE INVESTIGACIONES
ECONÓMICO-SOCIALES (CIEyS)
DESARROLLO PARA EL BLOQUE 1
ELEMENTOS DE LA TEORÍA MARXISTA-LENINISTA
AÑO 2014-2015
HERRAMIENTAS CIENTÍFICAS PARA EL
ANÁLISIS.
Ciencia. Vulgarización de la
ciencia en la economía política. Teoría. Hombre y naturaleza. Consideraciones
previas. La Filosofía :
Materia y/o espíritu. Materia y espíritu. Materialismo: ¿cuál? El Materialismo
Dialéctico. El cerebro. Qué es el marxismo-leninismo. Ciencia especial. Qué es
el materialismo dialéctico. Realidad objetiva. Naturaleza. Unidad. Materia. La conciencia. El
reflejo. La vida. Las
sensaciones. El pensamiento. El trabajo. Pensamiento y lenguaje. Conciencia y
pensamiento. Qué es el materialismo histórico. Ley. Esencia y fenómeno.
Ciencia.
Las ciencias son esferas de las
actividades humanas que se proponen el estudio de los objetos y procesos de la
naturaleza, la sociedad y el pensamiento, sus propiedades, relaciones y
procesos sujetos a leyes.
En el diccionario de la lengua
española se define a la ciencia como el “conjunto de conocimientos obtenidos
mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de
los que se deducen principios y leyes generales”.
El significado de la palabra
“ciencia” es equivalente a “conocimiento”, pero no todos los conocimientos
pueden considerarse científicos. La experiencia habitual de la vida, los
conocimientos adquiridos sobre la base de la simple observación y la actividad
práctica no pertenecen a la
ciencia. No pasan de ser una descripción de hechos y procesos
donde descubrimos o se nos revelan aspectos puramente externos.
Si nos paramos en la madrugada de
cualquier día mirando hacia el este podremos observar cómo desde el horizonte
comienza a elevarse el sol. Horas después podemos también observar cómo el sol
desaparece en la línea del horizonte que se observa al oeste. Entonces
afirmamos: “el sol sale por el este y se oculta por el oeste” Es lo que
observamos, no es lo que realmente ocurre, Es la manifestación externa de un
fenómeno distinto.
Ese “ver” lo que ocurre, esa
observación “real” y repetitiva hasta el infinito, llegó a que durante siglos
se pensara que la tierra era plana y el centro del universo. Que todo giraba
alrededor de ella.
El conocimiento científico
comienza solo en el momento en que, detrás del conjunto de hechos, se descubre
el desarrollo regido por leyes y por las relaciones generales y necesarias
entre éstas, que permiten deducir y explicar por qué determinado fenómeno se
produce de esa forma y no de otra, y permite también predecir el comportamiento
posterior de dicho fenómeno.
La ciencia no está constituida
por un simple conglomerado de conocimientos sobre hechos y leyes, sino por un
conjunto de conocimientos que conforman un sistema donde hechos y leyes se encuentran vinculados entre sí por
determinados nexos y se condicionan mutuamente.
Si ahora nos paramos en el muelle
de un puerto viendo zarpar a un barco, observamos como éste, al alejarse, va
desapareciendo de nuestra vista, haciéndose cada vez más pequeño. Pero si
observamos con detenimiento veremos que lo primero que desaparece de nuestra
vista es el casco y lo último el mástil. Parece hundirse, pero no se hunde.
Esta simple observación, si somos curiosos,
nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué no desaparece proporcionalmente?
El desarrollo de una ciencia se
realiza elevándose (de una simple recopilación de hechos aislados, por medio de
la observación, de su estudio y del descubrimiento de sus procesos por medios
de leyes), a una teoría científica, lógicamente estructurada que explica los
viejos datos ya conocidos y predice nuevos hechos.
La exactitud del conocimiento
científico se determina no solo por su forma lógica de demostración, sino por
su obligatoria verificación en la práctica, en la observación y en el
experimento científico.
Al desentrañarse las leyes
objetivas de los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor, la ciencia los
expresa en conceptos y esquemas abstractos, que deben concordar rigurosamente
con la realidad.
El surgimiento y desarrollo de la
ciencia está condicionado por las necesidades de la producción material, por
las necesidades del desarrollo de la sociedad. A su vez, la misma ciencia influye de
manera sustancial en el desarrollo de la producción, al descubrir nuevas
propiedades desconocidas de la naturaleza, nuevos materiales, nuevos métodos
para elaborarlos, nuevas fuentes energéticas, nuevos valores de uso.
La presencia y papel de la
ciencia en la producción y en la vida de la sociedad crece continuamente y se
convierte en una fuerza productiva directa ya que la producción actual
requiere, cada vez más e inevitablemente, la utilización práctica de métodos
científicos de investigación y desarrollo, aún cuando los utilizados no hayan
perdido su rendimiento.
El conocimiento científico, el
desarrollo de la técnica y de la ciencia, es producto exclusivo de la mente
humana, es consecuencia del trabajo tanto intelectual como físico, Trabajo
humano que se acumula históricamente en conocimientos, experiencias y nuevas
teorías. La ciencia es, en síntesis, trabajo humano intelectual y físico
acumulado históricamente.
Aristóteles (384 - 322 antes de
nuestra era.) realizó observaciones y estudios entre los seres vivos de donde
efectuó diversas clasificaciones. En historia de los Animales, en un apartado,
se refiere a los modos de locomoción y escribe: “Entre los animales unos tienen
pie, otros no. Y, entre los que tienen, unos tienen dos, como el hombre y las
aves (los únicos), otros cuatro, como la lagartija y el perro, y otros todavía
más, como la escolopendra y la
abeja. Pero todos ellos tienen los pies en número par.”
(Aristóteles “Historia de los Animales” Editorial Akal 1990) ¿Razonamiento sencillo y obvio?... Para nada:
a este enorme tratado se lo considera el origen de las Ciencias Biológicas.
Vulgarización de la ciencia en la Economía Política :
Decenas de publicaciones, libros,
artículos, folletos encaran, desarrollan y analizan distintos aspectos de la economía. Se los
utiliza en colegios, academias y universidades, con mayor o menor presencia.
Dichas publicaciones reniegan a otorgarle a esos estudios o investigaciones
(que contienen y exponen), el nivel científico que debe imperar; en síntesis:
vulgarizan la ciencia.
Esa vulgarización no es casual,
no es consecuencia de un olvido, no es una óptica “distinta”. Esa vulgarización
responde a intereses económicos concretos, responde a la necesidad de no
desentrañar la verdad, de ocultarla o, en lo mejor de los casos, de desarrollar
verdades aisladas, inconexas, que es una forma un poco más sutil, pero no por
ello grotesca, de ocultar la realidad.
Si la economía política fuese
tratada como ciencia por los economistas burgueses, tanto por los apologistas
como por los críticos, deberían reconocer que, como toda ciencia, existen leyes
que surgen de la observación, del razonamiento y de la historia, “leyes
definidas que no se pueden ni burlar ni torcer”, como advertía el Che en su
discurso del 1º de enero de 1959.
Los economistas que investiguen y
desarrollen la economía haciendo uso de
herramientas científicas y confrontándolas con la realidad cotidiana,
cualquiera sea la ideología que profesen esos economistas, llegarían a
idénticas conclusiones, como por ejemplo, que es el productor (es decir: el
trabajador), a través del trabajo, físico y/o intelectual, vivo y/o pretérito,
el único que genera riqueza. Que es su fuerza de trabajo, física y/o
intelectual, directa y/o indirecta, lo que da valor a las mercancías
producidas, ya que las materias primas originales utilizadas no poseen valor,
están en la naturaleza desde millones de años antes de que el hombre surgiera,
a la espera de que ese hombre aplicara su fuerza de trabajo para arrancarla de
ella y utilizarlas para fabricar mercancías que contenga valor de uso, es
decir, un valor que satisfaga alguna de sus necesidades como ser humano.
Deberían determinar, con
precisión, que ese valor que le otorga el trabajo a los bienes extraídos de la
naturaleza y transformados en mercancía, se expresa en el mercado en un precio,
que ese precio contiene un valor agregado sobre los valores de las materias
primas y maquinarias utilizadas (sobre su costo); valor agregado que se divide
en dos partes: una que se imputa como salario y la otra, que es varias veces
superior a lo que el trabajador (vivo y/o pretérito) percibió por producirlo en
todo su recorrido (en todos sus procesos), que se imputa como ganancia.
Deberían reconocer la existencia
real de la plusvalía, de su papel y de la explotación y el despojo a la que
fue, es y será sometido el trabajador con los medios de producción en manos
privadas. De cómo con la plusvalía se forma e incrementa el capital.
Deberían reconocer y aceptar que
el capitalismo es un régimen inhumano y que es necesario salir rápidamente de
ese sistema, agotado, en crisis terminal, pero que aún mantiene su capacidad
destructora; que ingresó a la historia, tal como lo afirmaba Carlos Marx,
chorreando sangre desde los pies a la cabeza, que se mantiene chorreando sangre
y que será causante de la extinción de la vida en el planeta si no se lo
derrota y reemplaza cuanto antes.
Como los economistas burgueses y
sus aliados no pueden exponer esas conclusiones que derivan del análisis
científico, (pasarían a ser economistas serios pero dejarían de ser burgueses,
y a ello no están dispuesto) vulgarizan la ciencia y la convierten en una
supuesta serie de reglas inconexas y contradictorias.
Desarrollan teorías
cientificistas y falsos postulados, todos orientados a que la verdad no sea
revelada, no solo para las grandes masas, sino, y fundamentalmente, para los
estudiantes y profesionales a formarse. A cambio de ese vil servicio,
concientemente prestado en la mayoría de los casos, estos “economistas” son
contratados por los grupos monopolistas, en sus empresas, en sus academias, en
sus universidades privadas y también en las públicas que han logrado invadir y
ocupar. Sus escritos son convertidos en libros, sus libros son incorporados
como material de estudio en los “centros del saber”. Se los premia, se los distingue,
se los alaba, se les da espacio en los medios de comunicación masiva. Todo por
ocultar con cierta habilidad la verdad, por haber renegado a ser científicos,
por ser cómplice de la maquinaria que conduce a la humanidad a su desaparición.
Cobran buenos honorarios por ayudar a sostener con ideas, inconexas pero ideas
al fin, a un sistema, a un modo de producción genocida, al capitalismo. Se les
permite algún progresismo sin sacar los pies del plato, es decir, sin salir del
sistema vigente. Los más “progresistas” hablan de un capitalismo “humano”. Los
más reaccionarios acentúan la apología del capitalismo “salvaje”. No hay buenos
y malos, hay malos y peores.
Vulgarizar la ciencia y contar
simultáneamente con el lógico apoyo de los monopolios dueños de los medios de
producción y de difusión, les posibilita, a los economistas burgueses, contar
con una amplia capacidad de maniobra que les permite crear “nuevas
concepciones” que adaptan (y aún consideran) los cambios que se producen en la realidad. Pero no
se desvían del objetivo central, que es manipular la falsa apariencia de los
fenómenos e ignorar los hechos reales que en éstos ocurren cuando no le son
útiles a sus designios.
Vulgarizar la ciencia en lo
esencial no significa que vulgaricen todos los estudios que efectúan. Parte de
ellos, los que por sus propios límites no llegan a desenmascarar la naturaleza
del sistema, suelen convertirse en observaciones serias y en aportes concretos
al desarrollo, por eso los marxistas nunca rechazamos globalmente las
observaciones científicas contenidas en las concepciones burguesas, ni menos el
significado práctico de esas concepciones para la política económica del propio
capitalismo que en su desarrollo actual derivó en imperialismo. Pero cada vez
es mayor la vulgarización y cada vez son menores los aportes científicos, y
para compensar esta inevitable tendencia de lo científico a lo vulgar,
permanentemente promueven “nuevas concepciones” que se convierten en apologías
de moda, mostrándose de esa manera como permanentes “innovadores”, mientras los
que desarrollamos el pensamiento científico nos convertimos, según sus
mercantiles ópticas, en “dogmáticos”.
Definimos “Teoría”:
Los diccionarios de los años 60
se referían a “teoría” como: 1. Conocimiento especulativo puramente racional.
(Teoría como algo opuesto a la práctica); 2. Conjunto de conocimientos que dan
la explicación completa de un cierto orden de hechos. (Como la teoría atómica);
3. Como conjunto sistematizado de opiniones. (Como la teoría política).
Pasaron casi 50 años y los
diccionarios actuales ajustaron las definiciones sobre teoría considerándola
como: 1. Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda
aplicación; 2. Serie de leyes que sirven para relacionar determinado orden de
fenómenos; 3. Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a
parte muy importante de ella.
Ahora el diccionario coloca a
teoría como sinónimo de hipótesis. Recordemos que el diccionario actual define
a hipótesis como “suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una
consecuencia”
Intentaremos definir al término
“teoría” con un criterio más científico, considerando su origen, del griego
Theoría, que equivale a observación, análisis e investigación, mientras en
nuestros diccionarios surge como sinónimo de especulación o de hipótesis.
Lenin afirmaba que “la
comprensión materialista de la historia fue una hipótesis en el momento de su
surgimiento, en tanto que después de la aparición de El Capital ya no fue una
hipótesis, sino una tesis científicamente demostrada”
La hipótesis es una construcción
teórica aún no demostrada. La hipótesis, al ser demostrada, se convierte en
teoría científica.
Afirmamos que el término teoría
señala una forma de reflejo generalizado de la realidad en el pensamiento.
Afirmamos esto y simultáneamente
nos preguntamos, tal como se lo preguntaban Marx y Engels: “¿Es nuestro
pensamiento capaz de conocer el mundo real; podemos nosotros, en nuestras ideas
y conceptos acerca del mundo real, formarnos una imagen refleja exacta de la
realidad?” La teoría del conocimiento del materialismo dialéctico nos da la
respuesta al considerar al conocimiento como el reflejo del mundo material en
la conciencia de las personas y al reconocer que en nuestra conciencia, el
pensamiento puede ser el fiel reflejo de la realidad.
En efecto, nosotros observamos,
analizamos e investigamos hechos de la realidad. Hechos
que se reflejan en nuestro cerebro y con ellos conocemos, pensamos y también
elaboramos y proyectamos tesis, formas e ideas construidas a través del
conocimiento y del pensamiento.
Por tanto afirmamos que la teoría
surge, tiene su principio, a través de la práctica. Por esa
razón la teoría no puede oponerse a la práctica, se estaría oponiendo a su
origen. Pero también afirmamos que la teoría va mucho más allá de la
generalización de la experiencia práctica. Va mucho más lejos, pues se encamina
a descubrir nuevos vínculos y aspectos del objeto contribuyendo a que la
práctica lo conozca mejor y lo domine con mayor éxito. Y va más allá aún, ya
que el objeto a que nos referimos pueden ser, no sólo los objetos y los
fenómenos de la realidad, sino también puede serlo la teoría misma. Aquí
estaríamos en presencia de la metateoría.
La teoría se construye. Según la
forma de construirla podemos clasificarlas en deductivas e inductivas. Las
deductivas se estructuran a partir de varios axiomas (principios fundamentales)
que no son demostrados en ella. Las inductivas se construyen a partir de un
conjunto de hechos que se presentan como
regla en forma de suposición.
Advertimos que la teoría no nos
ofrece un conocimiento absoluto, perfecto y definitivo del objeto. El
conocimiento, como fenómeno histórico, en desarrollo y acumulativo, descubre
nuevos hechos y tesis que pueden exigir su modificación o su reemplazo por
nuevas teorías.
Todas las ciencias están
compuestas por teorías.
Hombre y naturaleza:
Cuando el ser humano afirma su
presencia en el planeta, lo hace sobre la base de la producción que surge de
los objetos de la naturaleza, de la cual “se apropia”. Se produce así un
circuito que va desde la apropiación de lo que en la naturaleza existe, pasa
por la producción que convierte ese objeto de la naturaleza en una mercancía,
continúa con la distribución y cambio de dicha mercancía y culmina con su
consumo. Y el circuito continúa, se repite y crece.
En ese circuito intervienen los
hombres que, como consecuencia del mismo, establecen relaciones sociales. Esas
relaciones sociales están vinculadas a la producción, de allí que sea correcto
definirlas como relaciones de producción o, dicho de otra manera, relaciones
que representan la forma social de producción mediante la cual el hombre se
apropia de los objetos de la naturaleza. Esas relaciones que se establecen
entre las personas son independientes de sus conciencias y de sus voluntades.
Hombre y naturaleza están
indisolublemente ligados, aunque hay que tener en cuenta una importante
particularidad en esa relación: el hombre no puede siquiera pensar en
sobrevivir un corto período de tiempo sin la naturaleza y la naturaleza puede
existir eternamente sin la presencia del hombre, es más, la irracionalidad
derivada del uso de los recursos que la naturaleza provee hace que la
presencia del hombre coloque en peligro
su diversidad y con ello la existencia misma de la vida humana.
Hombre (personas) y naturaleza
están indisolublemente unidos, y en esa unión el eslabón más destacado, el
eslabón fundamental, es el trabajo humano, y el alicate más poderoso que
conspira por su propia dinámica para que ese eslabón se rompa, el interés
económico.
Observemos por un minuto todas
las cosas que nos rodean y que llevamos encima: zapatos o zapatillas, ropa
interior y exterior, un celular (casi seguro), un libro (menos frecuente), una
lapicera. Vemos pasar un colectivo, varios autos y algunos camiones. Un avión
atraviesa el cielo y lo vemos desde nuestra casa de ladrillos sentado en una
silla junto a una mesa de plástico o madera, tomando un refresco que acabamos
de sacar de la heladera o refrigerador. ¿Qué son todas esas cosas tan
distintas? Bienes; que poseen un valor importante, por eso existen. Bienes; que
satisfacen una necesidad humana material y/o espiritual, por eso lo tenemos y
usamos, porque poseen valor de uso. ¿Qué de común tiene esos bienes además de
su valor de uso? Si observamos detenidamente vamos a lograr encontrar dos
importantísimos rasgos comunes a tan distintos tipos de bienes como puede ser
un par de medias y un colectivo o una
heladera y un libro. Todos los bienes contienen materias básicas extraídas de
la naturaleza y todos esos bienes han incorporado, en diversas etapas, trabajo
humano directo (manos y cerebro) e indirecto (herramientas y cerebro) para que
se conviertan en un bien que contenga ese valor de uso (material o espiritual)
que señalamos. Vinculación hombre naturaleza, un equilibrio tan complejo como
necesario es mantenerlo con racionalidad
para que el futuro para la vida exista.
Por qué decimos “izquierda” y
“derecha”.
Existe una clasificación
histórica que consiste en designar como izquierda a los sectores que aspiran a
un cambio revolucionario y progresivo de la sociedad y designar como derecha a
los sectores que aspiran a mantener vigente el actual modo de producción basado
en la explotación del hombre por el hombre, basado en la expropiación del
trabajo del productor directo.
La clasificación de las palabras
“izquierda” y “derecha” tienen su origen en Francia, en el año 1789. Los
partidarios de la monarquía se situaban a la derecha del presidente del
parlamento y los partidarios de la república a la izquierda. A partir
de ello quedan señalizados como izquierdistas las personas y/o partidos que
defienden e impulsan las ideas más progresistas y como derecha a las personas
y/o partidos que defienden lo más retrógrado. Como, frente al feudalismo, el
capitalismo era revolucionario y expresaba lo nuevo en la humanidad, la
definición de lo que era entonces un partido de izquierda se sintetizaba así:
“Partido político de ideas avanzadas” Podemos
decir que “ideas avanzadas” significan “ideas revolucionarias”.
Pero ahora es el capitalismo el
que ocupa el lugar del feudalismo, posiblemente por ello la definición que
contiene el diccionario de la Lengua Española se transforma en “Conjunto de
personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras”. Se
puede observar claramente del intento de cambiar la calificación de “ideas de
avanzada” (o revolucionarias) por la de “ideas reformistas”. De allí que a un
gobierno como el de Felipe González en España se lo pueda clasificar como de
izquierda. También entra en esa clasificación en premier inglés, Tony Blair, y
su partido, el Laborista, o el “socialista” Zapatero
Pero nosotros consideramos que
hay dos grupos bien definidos, que operan con conciencia y sin conciencia. La
derecha cuyo objetivo es mantener vigente y consolidado el modo de producción
actual, es decir el modo de producción capitalista, y la izquierda que impulsa
el cambio revolucionario de ese modo de producción para reemplazarlo por uno
más progresivo, por el socialismo. La burguesía, que era la izquierda frente a
los monárquicos, es la derecha frente a los trabajadores. Izquierda y derecha
son, por tanto, categorías históricas.
Todo sería muy simple si no
surgieran movimientos que anuncian colocarse entre estos dos polos, a quienes
llaman extremos. Aparece el “centro”, aparece un “centro izquierda” y también
un “centro derecha”, para todos los gustos. Y aparecen sectores “conservadores”
en los partidos de izquierda y sectores de “izquierda” en partidos de derecha.
No obstante podríamos simplificar
y señalar que es posible clasificar tres corrientes políticas: la izquierda que
quiere el cambio del modo de producción, la derecha que quiere la vigencia del
modo de producción capitalista y el centro que aspira, en el mejor de los casos
(como centro izquierda) a ser menos injusto sin cuestionar o proponerse un
cambio revolucionario. De allí que estos dos últimos, centro y derecha, no
cuestionen ni se propongan el cambio de modo de producción y ello constituye un
factor común, donde oculta o camufla el objetivo fundamental, la aspiración más
importante que persigue, a veces inconscientemente, que no es otra cosa que el
sostenimiento del capitalismo como sistema.
Podríamos decir que el “centro”
(sea de izquierda o de derecha) es, siempre, una manifestación “vergonzante” de
la derecha, pero es, simultáneamente, parte del proceso histórico.
Esta afirmación, que considero
realista, es independiente de los hechos y acuerdos que pueden y deben
producirse en un período de transición del capitalismo al socialismo, donde
sectores enrolados en el llamado “centro” pueden y deben jugar un importante
papel en el proceso de cambios que la sociedad requiere, y ello es posible
porque, en su desarrollo, el capitalismo abandona su inicial presencia como
sistema de libre competencia y lo reemplaza por el poder de los monopolios que
ya no sólo afecta al productor directo, es decir, al trabajador, sino a otros
capitalistas más débiles cuyo futuro es, mediante la vigencia de su propio sistema,
el de ser expropiado y desaparecer, el ser absorbido por su propio sistema y
convertido en un trabajador más, o en un desocupado permanente o en un
vagabundo. Millones de ellos ya lo son, lo que, lamentablemente, en no pocos
casos, no garantiza que no continúen pensando y actuando como si aún fuesen
capitalistas, aunque sería más correcto definirlos como masoquistas.
En una conferencia (en el año
2010), ante un grupo de empresarios PYMES, comencé afirmando varias verdades y
solicitando me interrumpan si no están de acuerdo con dichas aseveraciones. Al
final de esas verdades les haría una pregunta y luego iniciaríamos la
conferencia con el tema anunciado: Primera verdad: Vivimos bajo el modo de
producción Capitalista; Segunda verdad: En los últimos 20 años desaparecieron
más de 120 mil pequeñas y medianas empresas, más de 100 mil propiedades rurales
y se remataron miles de viviendas. Tercera verdad: en la Argentina jamás tuvo
vigencia el comunismo ni el socialismo. Todos aceptaron esas verdades como verdades.
Ahora, aceptada esa realidad objetiva, lanzo al auditorio selecto la siguiente
pregunta: ¿Entonces: quién destruyó la propiedad privada de tantas empresas,
comercios, servicios, campos, chacras y viviendas y terrenos si no fue Fidel?
Pero todo esto, que más adelante
vamos a abordar con más profundidad en el capítulo “Qué es la política”, se
señala en este punto para expresar que no hay verdaderas medias tintas, pero,
como las brujas, no existen pero están presentes en los períodos de transición.
Y también lo he desarrollado, como una breve introducción, para poder abordar,
muy sintéticamente, el problema fundamental de la Filosofía.
Cada vez que tocamos un término
comenzamos con lo que el diccionario contiene. Define a la Filosofía como “el
conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios
más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como
el sentido del obrar humano”.
Hemos remarcado la palabra
“racional” pues la filosofía, para insertarse en esa definición, es decir, como
racional, “debe” tener también su doctrina “vergonzante” que no es otra cosa
que el equivalente al “centro”, como
corriente política, pues no puede evitarla. Es decir: no puede evitar que el
idealismo ingrese metamorfoseado como materialismo.
La palabra filosofía deriva del
griego y significa “amor a la sabiduría”. Vamos a avanzar más allá de la
definición del diccionario teniendo en cuenta que, para éste, la izquierda dejó
de ser de “avanzada” para constituirse en “reformista”, lo que lo hace poco
confiable.
Todas las personas tenemos una
concepción del mundo, en unas se forma de manera espontánea (concepción
rutinaria del mundo) y en otras se va formando concientemente, tratando de
comprender la vida de la sociedad y la propia, tratando de revelar su actitud
frente al mundo recurriendo, para ello, al estudio de la filosofía (los
problemas más generales) y de las ciencias (los problemas menos generales).
Con cierta audacia vamos a
afirmar que aquí también hay izquierda y derecha. La izquierda sería el
“materialismo” y la derecha el “idealismo”. Son las dos formas existentes de
explicar el mundo, aunque después van a aparecer los “centristas”, que aquí se
denominan “agnósticos”, que pretenden ser materialistas sin abandonar el
idealismo. Tal como la centro izquierda, que pretende ser el progresismo sin
cambiar el modo de producción capitalista.
Resolver la contradicción
fundamental de la filosofía es elegir una de las dos concepciones existentes
para explicar el mundo real: la concepción materialista (o científica) y la
concepción idealista (o no científica).
Materia y espíritu
Dejemos en claro que, cuando
hablamos de materialismo e idealismo, no nos estamos refiriendo a lo que se ha
interesadamente vulgarizado, que es catalogar como materialista a aquel
individuo que no le interesa el semejante y solo se satisface con bienes
materiales; e idealista a aquel que es desprendido y corre tras una idea o
utopía. El idioma se deforma y no es casual. También se dice que algo se hace
“por izquierda” cuando se violan norma s
de convivencias. La lucha ideológica debe estar presente en todos los planos,
para evitar que a un revolucionario se le tilde de trasgresor o viceversa, o a
un torturador de haber cometido sólo “excesos”.
Engels sintetizaba: “El ser es la
materia, el pensamiento el espíritu”. El pensamiento, esas ideas que nos
hacemos de las cosas, es posible porque nosotros existimos como materia. Sin
nuestro cuerpo, sin nuestro cerebro, no habría pensamiento alguno. El mundo
existió millones de años sin pensamiento alguno pues no se había desarrollado
en él la vida humana. La materia es anterior al espíritu y es la causa de su
existencia. Para los materialistas esta es una verdad incuestionable. Para los
idealistas lo primero es el espíritu y como consecuencia de esa existencia
surge la materia: “el espíritu produce la materia”, afirman.
El obispo Berkeley fue el teórico
más destacado del idealismo, que avanzó más allá de lo que sus discípulos
suscribirían ya que afirmaba que la materia no existe; escribía: “La materia no
es lo que creemos, pensando que existe fuera de nuestro espíritu. Pensamos que
las cosas existen porque las vemos, porque las tocamos, y como ella nos brinda
esas sensaciones, creemos en su existencia. Pero nuestras sensaciones no son
más que ideas que tenemos en nuestro espíritu”. George Berkeley (1685-1753)
desarrolla una concepción idealista fundada en el principio de que la esencia
de los objetos consiste en el hecho de ser percibidos y la esencia del alma es
percibir. “Y cono lo que percibo no es creado por mí mismo, ni puede existir
sin ser pensado, debemos admitir que hay otra voluntad o espíritu que lo piensa y lo
produce. Ese espíritu que todo lo piensa, y gracias a cuyo pensamiento
las cosas y aún los espíritus individuales existen, es Dios”. El obispo
Berkeley ejerció gran influencia sobre Hume (nominalismo) y éste luego sobre
Kant (agnosticismo).
Así pues, los objetos que percibimos
por nuestros sentidos no son otra cosa más que ideas, y las ideas “no pueden
existir fuera de nuestro espíritu”. Los idealistas actuales no han renegado
nunca a ese pensamiento original del obispo Berkeley, pero no lo desarrollan
con las mismas palabras y fundamentalismo para no caer en ridículo. Les es
imposible no aceptar lo evidente. Algunos, incluso, adoptan posiciones
materialistas pero antes deben resolver un dilema ¿Cómo convertirse en
materialistas sin dejar de ser idealistas? Algo así como formar un movimiento
de izquierda sin dejar de ser de derecha. Y aparece el “centro” en la
filosofía, aparece con el nombre de “Agnosticismo”, término acuñado por el
científico británico Thomas Henry Huxley (1825-1895) y previamente desarrollado
por sus clásicos, el inglés David Hume (1711-76) (“El hombre se maneja solo con
sus propias sensaciones, por lo cual nada podía conocer del mundo exterior: ni
si existía, ni cual era su apariencia”) y del alemán Immanuel Kant (1724-1804)
(“La razón y el intelecto sólo permiten al hombre conocer los fenómenos, la
“cosa en sí” es inaccesible a nuestro conocimiento”)
Los agnósticos aceptan la
existencia de un universo exterior que no depende de nosotros, pero lo aceptan,
no como una realidad objetiva, sino como una imagen. De esa manera el agnóstico
acepta la ciencia y en ese sentido se convierte en “materialista”, pero a la
vez deduce que la ciencia no nos da más que apariencia, y en ello se manifiesta
todo su “idealismo”.
Materialismo: ¿cuál?
Para nosotros, que nos definimos
como materialistas, la materia es:
“una categoría filosófica para
designar la realidad objetiva que le es dada al hombre en sus sensaciones, que
es copiada, fotografiada, reflejada por nuestras sensaciones y que existe con
independencia de ellas”. (Lenin),
y el materialismo es la doctrina
filosófica que afirma el carácter primario de la materia, la naturaleza, la
realidad objetiva, y considera a la conciencia como propiedad de la materia.
Pero... ¿cuál es el materialismo
que adoptamos?... ¿Acaso, hay más de uno?, se preguntarán. Sí, hay más de uno.
El materialismo es la tendencia
filosófica opuesta al idealismo. Es la tendencia que afirma el carácter
primario de la materia, la naturaleza, la realidad objetiva y considera a la
conciencia como una propiedad de la materia. Con relación a esto, decía Engels:
“La concepción materialista del
mundo significa sencillamente la interpretación de la naturaleza tal como es,
sin agregados superfluos.”
En la historia del desarrollo de
la filosofía materialista podemos distinguir dos etapas que definimos así: el
materialismo premarxista y el materialismo dialéctico o marxista.
El materialismo premarxista se
muestra como un materialismo natural que surge de una elaboración espontánea
con una dialéctica elemental e ingenua. Los antiguos se referían a los orígenes
materiales, a los elementos básicos de la naturaleza, como el agua (Thales), el
aire (Anaxímenes), el fuego (Heráclito), el principio de todo lo existente
(Anaximandro). Consideraban al mundo como una unidad que se manifiesta en
constante movimiento y modificación. La lucha entre materialismo e idealismo se
manifestaba en dos filosofías contrapuestas, la de Demócrito y la de Platón.
Según Demócrito (460-370 ane) el
elemento último de la realidad es el átomo, partícula eterna e indivisible a la
que llama idea. Los átomos, que difieren en tamaño, o en forma, u orden, se
mueven en un torbellino que los hace chocar entré sí y generar distintos
cuerpos. Ese razonamiento exige afirmar que existe un vacío donde se desplazan
los átomos. Átomo y vacío son las únicas realidades, todo lo demás que
atribuimos a las cosas son el simple resultado de la acción de esas cosas sobre
los sentidos, y no cualidades inherentes a ellas. El alma misma está
constituida por átomos. Los dioses existen, pero al igual que las cosas y el
alma, son conglomerados de átomos.
Según Platón (Aristocles -su
nombre- 428-348 ane) “Hay que distinguir, antes que nada, qué es lo que siempre
es y no se engendra y qué es lo que se engendra y nunca es” Para este filósofo,
lo primero constituye la verdadera realidad y lo segundo la apariencia. Lo
primero es objeto de ciencia y conocimiento en sentido estricto y lo segundo
objeto de opinión. Por los sentidos conocemos las cosas, la percepción es el
resultado de ese conocimiento. Por el pensamiento contemplamos las ideas, el
concepto es el resultado de esa contemplación. Para Platón hay un mundo de
ideas invisibles y otro de cosas visibles. A ese dualismo le corresponde el del
pensamiento y la percepción, el de la ciencia y la opinión. Para Platón
se trata de dos mundos diferentes, el mundo del cambio y el mundo de lo
inmutable; no hay paso gradual de uno al otro; una multitud de percepciones no
puede suministrarnos el concepto de las cosas y una multitud de lo visible no
puede originar el mundo de las ideas invisibles.
La forma que adquirió la
filosofía materialista en la
Edad Media se llamó nominalismo. Manifestaba el
reconocimiento de la existencia de las cosas materiales con indicación del
papel de las sensaciones en su conocimiento. Afirmaba que los universales (es
decir, los conceptos) no tienen realidad, pues no hay más realidad que la de
los seres individuales. El nominalismo dio impulso al desarrollo de las
ciencias naturales y facilitó el terreno a las doctrinas materialistas
posteriores.
El desarrollo del materialismo se
vincula con el surgimiento de las relaciones sociales capitalistas, que dieron
impulso al desarrollo de la producción y de la ciencia. Francisco
de Verulam Bacón (1561-1621), Galileo Galilei (1564-1642) y otros expresaban
los intereses de la burguesía, lucharon contra la escolástica de la Edad Media
generalizando los métodos propios de la
ciencia de entonces: observación, experimento, inducción, etc.
Habíamos mencionado que, al
principio, el materialismo se hallaba
unido a la dialéctica ingenua, pero a medida de que las ciencias naturales se
dividen en diferentes ramas y logra mayor desarrollo la mecánica, ésta es suplantada
por la metafísica.
Surge el materialismo metafísico que se caracteriza por la
interpretación de la naturaleza como un todo íntegro, subordinado a las leyes
de la mecánica; que niega las diferencias cualitativas reduciéndolas a
diferencias cuantitativas; que analiza el movimiento sólo como aumento o
disminución cuya fuente se encuentra en el exterior; que considera el espacio y
el tiempo como exteriores, sin vinculación con la materia y de sus formas de
existencia. Es materialista porque sostiene la cognoscibilidad del mundo,
porque considera el conocimiento como un reflejo de las cosas existentes en la
naturaleza, pero lo incorpora como un reflejo muerto, como resultado de ese
reflejo en los órganos de los sentidos, no como una actividad. Su mayor auge se
ubica en el siglo XVIII. (Julián Ofroy de La Mettrie (1709-1751), Dionisio Diderot
(1713-1784), Pablo Enrique Dietrich Holbach, (1723-1789) entre otros.
Continúa luego el materialismo
antropológico de Luís Feuerbach (1804-1872) quien afirmaba que “los hombres
crean a Dios a su imagen y semejanza” y, en la idea que de él se forman,
proyectan su propia naturaleza y sus propios problemas. Consideraba que el
hombre forma parte de la naturaleza, que es un ente biológico inmutable, punto
de vista que no le permitía poner en evidencia el carácter dialécticamente
contradictorio del conocimiento humano, ni dar una explicación científica de
los fenómenos de la vida social, ni descubrir el desarrollo gobernado por leyes
de la naturaleza y de la
sociedad. El antropologismo es la concepción filosófica de los
que conciben al hombre como categoría suprema de la naturaleza. Considera
la existencia del hombre como la primera autenticidad, solo a partir de la cual
es posible elaborar un sistema total de representaciones de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento. Es un intento de colocarse por encima de la
contradicción fundamental entre materialistas e idealistas, pero en la práctica
actúan como materialistas “vergonzantes”, es decir, como idealistas camuflados.
Ello posibilita que, durante la
segunda mitad del siglo XIX, se desarrollen variantes idealistas no encubiertas
del antropologismo. Allí ubicamos a Friedrich Nietzche (1844-1900) y Wihelm
Dilthey (1833-1911). Schiller fue el creador de la “antropología filosófica” y,
al igual que los filósofos existencialistas, formula la categoría “hombre” como
antitesis del concepto “sociedad”. En cualquiera de sus variantes, el
antropologismo significa idealismo en la comprensión de la sociedad, significa
la reducción de las relaciones sociales objetivas entre las personas al
concepto idealista de las relaciones entre el yo y el tú.
El objeto de la filosofía es el
conocimiento de la realidad, de “toda la variada riqueza del mundo”, afirmaba
Geor Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Consideraba posible superar las apariencias
y alcanzar lo absoluto, la naturaleza, la historia, en su realidad concreta. Si
el pensamiento puede conocer lo real, ello se debe a que es idéntico a lo real:
todo lo real es racional y todo lo racional es ideal. El racionalismo conduce
al idealismo. El pensamiento, dice Hegel, “es el principio verdadero y
universal de la naturaleza y el espíritu”. Describe que la filosofía se
desarrolla según un ritmo ternario. En primer término, la lógica estudia la
idea en sí, o el ser, es decir, las características pensables de las cosas
consideradas en sí mismas. En segundo término, la filosofía de la naturaleza,
que estudia esas mismas características pero desde otro punto de vista: desde
su existencia exterior. Finalmente, la filosofía del espíritu, que examina el
pensamiento y que, después de haberse negado y exteriorizado en la materia,
niega a su vez la materia y se recoge sobre sí mismo, en la identidad
recuperada de sujeto y objeto. Su lógica es una metafísica, pues el estudio de
las formas del pensamiento equivale al estudio del principio del movimiento,
que reside en el pensar.
El diccionario define a la
metafísica como la “ciencia que trata de los principios primeros y universales
y de las cosas del orden espiritual, y aún corpóreo, considerado en sus
categorías más generales y abstractas”.
Ampliando esa definición podemos
señalar que la metafísica es:
Un sector de la filosofía que se
ocupa de los más abstractos problemas imaginables de la existencia y el
conocimiento. Se inicia con Aristóteles como “ciencia última” que tiene por
objeto el “estudio de la realidad sensible”
Un método del pensamiento opuesto
a la dialéctica. Es
enunciado por primera vez por Hegel quien consideraba pensamiento metafísico a
todo pensamiento que se apoyaba en concepciones y definiciones unilaterales,
inmóviles y simplistas.
La metafísica considera al cambio
como algo secundario y lo reduce a una simple disminución o aumento
cuantitativo sin considerar, en su dimensión, la transformación cuantitativa de
las cosas.
El método metafísico fue,
históricamente considerado, “justificable” hasta los siglos XVI y XVII, cuando
aun la ciencia reunía datos e incursionaba en la naturaleza fraccionándola en
sectores estancos, desvinculados entre sí. Pero cuando la ciencia penetra en la
profundidad de las cosas, cuando profundiza el estudio de los fenómenos y de
sus inter-vinculaciones, demuestra (y aquí utilizamos palabras de Engels) “que
en la naturaleza todo se realiza, en última instancia, dialécticamente y no en
forma metafísica”. La metafísica se convierte en un retardador del pensamiento
científico.
El Materialismo Dialéctico
Inspirados en Hegel y en
Feuerbach y superando sus limitaciones, Carlos Marx (1818-1883) y Federico
Engels (1820-1895) fundaron el socialismo sobre una doctrina nueva, científica:
el materialismo dialéctico.
La “dialéctica” es una palabra
que proviene del griego y significa mantener una conversación, reflexionar.
Significaba una discusión, confrontar opiniones opuestas, lograr como resultado
el surgimiento de la verdad.
Inicialmente la dialéctica se
basaba en la observación exterior acerca de que todo en el mundo se modifica
constantemente, donde las cosas surgen, desaparecen y se transforman en su
contrario.
Esa dialéctica espontánea e
“ingenua” tuvo su representante más destacado en Heráclito quien consideraba
que el mundo “fue, es y será un fuego vivo, que se inflama y se extingue de
acuerdo con leyes”. Estos grandes hombres de la antigüedad podían observar las
imágenes generales de los fenómenos, de sus transformaciones, pero no podían
desentrañar las leyes que producían esas transformaciones.
Heráclito, del 576 al 480 antes
de nuestra era, fue un filósofo griego presocrático. Su filosofía era expresada
con la imagen de un río. “Todo fluye, como fluye un río; y lo que fluye no
permanece siendo igual a sí mismo, sino que es siempre nuevo”...”Descendemos y
no descendemos en el mismo río; somos y no somos.”Heráclito afirma la
simultaneidad de los contrarios: vida y muerte; justicia e injusticia; guerra y
paz; inmortalidad y mortalidad. Así es el universo para Heráclito, una sucesión
alternadas de contrarios que se reproducen el uno al otro, el universo como
“armonía de tensiones opuestas”, una unión simultánea de contrarios. Para
lograr “una armonía única” la música exige la unión de sonidos agudos y graves,
la unión de notas cortas y largas. Esto, afirmaba, no es sino la imitación de
lo que hace la naturaleza: “la naturaleza ama a los contrarios, y es con ellos,
y no con los semejantes, que produce la armonía”. Hegel renovó en el siglo XIX
el pensamiento de Heráclito, cuyo mérito es haber dejado de pensar con las
nociones abstractas de ser y no ser y de haber descubierto que lo concreto es
el llegar a ser, es decir, la contradicción misma.
Con el aporte del marxismo la
dialéctica se convierte como ciencia de las leyes más generales del desarrollo
de la naturaleza, de la sociedad, del pensamiento. Se convierte en teoría y
método de conocimiento de los fenómenos de la realidad en su desarrollo.
El materialismo dialéctico es la
filosofía científica, es la filosofía del marxismo-leninismo que combina
orgánicamente la solución materialista del problema fundamental de la filosofía
con la dialéctica, método revolucionario del conocimiento y transformación de
la realidad.
El materialismo dialéctico se
complementa con el materialismo histórico, que equivale a la sociología
científica y es parte componente de la filosofía marxista. El materialismo
histórico nos permite dar respuesta científica a los interrogantes sobre la
sociedad: cómo surgió, cómo y por qué se produce su desarrollo y qué leyes
determinan a éste.
“La técnica de producción
material determina de un modo general el proceso social, político y espiritual
de la vida. La
conciencia de los hombres no origina su forma social de vida, sino, por el
contrario, esta forma social es la que determina y condiciona su conciencia.
Cuando han adquirido las fuerzas productivas de la sociedad cierto grado de
desarrollo, se encuentran en contradicción con las condiciones de producción
existentes, o empleando el término jurídico actual, con las condiciones de la
propiedad en medio de las cuales han actuado hasta entonces”... esto hace que
“el mundo entre en la era de una revolución social”. (Carlos Marx, Contribución
a la crítica de la
Economía Política )
“La dialéctica hegeliana, o sea
la más universal, rica de contenido y profunda doctrina del desarrollo, era
para Marx y Engels la mayor adquisición de la filosofía alemana clásica. Toda
otra fórmula del principio del desarrollo, de la evolución, les parecía
estrecha y pobre, que mutilaba y desfiguraba la verdadera marcha del desarrollo
en la naturaleza y en la sociedad (marcha que ha menudo se efectúa a través de
saltos, catástrofes y revoluciones)”
“Marx y yo fuimos seguramente
casi los únicos que tratamos de salvar” (del descalabro del idealismo,
comprendido el hegelianismo) “la dialéctica consciente para traerla a la
concepción materialista de la naturaleza”. “La naturaleza es la piedra de toque
de la dialéctica, y hay que decir que las ciencias naturales modernas, que nos
han brindado materiales extraordinariamente copiosos” (¡y esto fue escrito
antes de ser descubiertos el radio, los electrones, la transformación de los
elementos, etc.!) “y que aumentan cada día que pasa, demuestran con ello que la
naturaleza se mueve, en última instancia, por causes dialécticos, y no por
carriles metafísicos”.
“La gran idea cardinal de que el
mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados y acabados
–escribe Engels- ,sino como un conjunto de procesos, en el que las cosas que
parecen estables, al igual que sus reflejos mentales en nuestras cabezas, los
conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de
génesis y caducidad; esta gran idea cardinal se haya ya tan arraigada desde
Hegel en la conciencia habitual, que, expuesta así, en términos generales,
apenas encuentra oposición. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra cosa
es aplicarla a la realidad concreta, en todos los campos sometidos a la
investigación”. “Para la filosofía dialéctica no existe nada definitivo,
absoluto, consagrado; en todo pone de relieve lo que tiene de perecedero, y no
deja en pie más que el proceso ininterrumpido del devenir y del perecer, un
ascenso sin fin de lo inferior a lo superior, cuyo mero reflejo en el cerebro
pensante es esta misma filosofía”. Así, pues, la dialéctica es, según Marx, “la
ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto el del mundo exterior como
el del pensamiento humano”.
“Este aspecto revolucionario de
la filosofía hegeliana es el que Marx recoge y desarrolla. El materialismo
dialéctico “no necesita de ninguna filosofía entronizada sobre las demás
ciencias”. Lo único que queda en pie de la filosofía anterior es “la teoría del
pensamiento y sus leyes, la lógica formal y la dialéctica”. Y la dialéctica,
tal y como la concibe
Marx y como la formula Hegel , engloba lo que hoy se llama teoría
del conocimiento o gnoseología, ciencia que debe enfocar también históricamente
su objeto, investigando y sintetizando los orígenes y el desarrollo del
conocimiento y el paso del no-conocimiento al conocimiento”.
“La idea del desarrollo, de la
evolución, ha penetrado actualmente casi en su integridad en la conciencia
social, pero no a través de la filosofía de Hegel, sino por otros caminos. Sin
embargo, esta idea, tal como la formularon Marx y Engels, arrancando de Hegel, es
mucho más vasta, más rica de contenido que la teoría de la evolución al uso Es
un desarrollo que parece repetir las etapas ya recorridas, pero de otro modo,
sobre una base más alta (la “negación de la negación”); un desarrollo que no
discurre en línea recta, sino en espiral, por decirlo así; un desarrollo a
saltos, a través de catástrofe y de revoluciones, que son otras tantas “interrupciones
en el proceso gradual”, otras tantas transformaciones de la cantidad en
calidad, impulsos internos de desarrollo originados por la contradicción, por
el choque de las diversas fuerzas y tendencias que actúan sobre un determinado
cuerpo, o en los límites de un fenómeno concreto o en el seno de una sociedad
dada; interdependencia e íntima e inseparable concatenación de todos los
aspectos de cada fenómeno (con la particularidad de que la historia pone
constantemente de manifiesto aspectos nuevos), concatenación que ofrece un
proceso único y mundial en movimiento, con sus leyes: tales son algunos rasgos
de la dialéctica, mucho más compleja y rica que la teoría corriente de la
evolución”. (V. I. Lenin, Obras Escogidas, tomo I, páginas 30, 31 y 32)
“El grano como tal cesa su
existencia, se niega cuando brota, reemplazándolo la planta; una vez maduro,
también se niega al dar vida a otro gramo, que si bien es muy parecido al
primero, es otro. La historia de la sociedad comienza en las condiciones de
propiedad social, que luego se niega con el surgimiento de la propiedad
privada, volviéndose a negar ésta en el curso de la revolución socialista: otra
vez tenemos el punto de partida del desarrollo, por supuesto que en forma
fundamentalmente modificada.” “El desarrollo se produce de modo que en el
proceso de la transformación de determinado fenómeno se registra una vuelta a
lo “aparentemente viejo”, es decir, se repiten en un estadio más elevado
algunos rasgos y particularidades de los estadios anteriores”. Engels.
EL CEREBRO: EL MÁS AVANZADO
ÓRGANO, PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN DE LA
MATERIA
Todo lo existente, absolutamente
todo, ha surgido por el desarrollo natural de la materia. En el mundo
orgánico, la amplia diversidad de organismos, sus complejas estructuras (y
también simples), sus constantes adaptaciones a los cambios en las condiciones
de vida, son el resultado de la materia viva, son el resultado de las acciones
de las leyes de la naturaleza.
El primer naturalista que
desarrolla una investigación seria y consecuente sobre el “proceso histórico
del desarrollo de los organismos vivos” fue el francés Juan Bautista Lamarck
(1774-1829). Éste científico afirmaba que las formas más simples de las plantas
y de los animales surgieron por “autogeneración” iniciándose ese proceso en las
sustancias inorgánicas. En su desarrollo se hicieron más complejas, siendo esa
complejidad constante a partir de aquellas plantas y animales unicelulares,
arribándose a la gran diversidad que encontramos en nuestros días tanto en el
reino animal como en el vegetal. En síntesis: todo ello es el resultado de la
“evolución” a través del tiempo. Pero Lamarck era “idealista” y ello le impidió
avanzar más, pues no renuncia a la idea de que hay un “ser superior” que “crea
la materia” y “organiza” el mundo.
Es Carlos Roberto Darwin
(1809-1882) quien desarrolla y fundamenta la “teoría evolucionista” abordando
estudios tales como: a) origen y modificación de plantas cultivadas y de
animales domésticos; b) origen de las especies de la naturaleza y c) origen del
hombre. Sobre el punto a) Darwin determinó que la evolución se expresa bajo la
acción de tres causas: mutabilidad; herencia y selección artificial. Donde
mutabilidad (o variabilidad) significa que no existen dos plantas o dos
animales iguales, que siempre se diferencian el algo; que herencia es una propiedad que contiene el organismo y
que transmite particularidades de lo viejo a lo nuevo, y en este caso, la
selección artificial comienza con utilizar las mejores semillas o los mejores
animales para la reproducción, desechando los menos aptos.
Luego se interesa por la
evolución natural (punto b), a la que denomina “selección natural” demostrando
que no todas las plantas ni todos los animales sobreviven ni se reproducen con
perfección en las condiciones naturales. Que unos se adaptan mejor y otros no
lo logran y no sobreviven. Que es la herencia y la selección la que le ayuda a
plantas y animales a adaptarse al ambiente, que les permite acumular
resistencia que refuerzan en cada generación.
Darwin se concentra en el estudio
del origen del hombre, y sus investigaciones son de tal valor que es correcto afirmar
que la doctrina contemporánea del desarrollo histórico de la naturaleza viva se
basa en la teoría (materialista) de la evolución por él iniciada. Su más
brillante aporte está sintetizado en su libro “El origen de las especies”. Sin
conocer los estudios de Darwin, sus fundamentos, es muy poco probable poder
elaborar una concepción acertada
(científica) del mundo. Cierto es que Darwin, que no consideró con todo
rigor la importancia del factor social en el desarrollo, no pudo avanzar
revelando con precisión las causas de la transformación del mono en hombre,
pero dio pasos gigantescos que permitieron que otros continuaran y
perfeccionaran sus trabajos. El más importante y el que cubre esa limitación es
Federico Engels y sus conclusiones se pueden apreciar en su brillante trabajo
denominado “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”
escrito entre 1871 y 1873.
Se estima que los primeros “seres
vivos” (seres pre-celulares) surgieron en nuestro planeta hace dos mil
quinientos millones de años. Estaban desprovistos de núcleo y de envoltura
celular, desarrollándose en el agua o en ambientes con mucha humedad. Eran
seres muy elementales, pero ya contenían las propiedades fundamentales para
mantenerse vivos: las partículas albuminoideas (partículas de proteínas) se
alimentaban, crecían y se reproducían dividiéndose por la mitad. Esa fue
inicialmente la manera más sencilla de reproducirse, forma que se mantiene aún
hoy en la mayoría de los organismos unicelulares.
Con el paso del tiempo (miles y
miles de años) las estructuras de los seres vivos se hacían más complejas y se
perfeccionaban. Surge una envoltura que lo cubre y protege contra agresiones
del medio ambiente y se forma un núcleo que se encarga de actuar como regulador
de los procesos vitales. De esa manera se construye la célula y comienza el
período de los organismos unicelulares.
Esos organismos celulares tomaron
dos caminos que dieron origen a la primera división del mundo orgánico: al
reino animal y al reino vegetal. Un grupo de células se fueron adaptando a
asimilar sustancias inorgánicas y desarrollando capacidades especiales como,
por ejemplo, la fotosíntesis; y otro grupo se fueron adaptando a asimilar
sustancias orgánicas como, por ejemplo, proteínas, grasas e hidratos de carbono.
Ello ocurrió hace miles y miles de años y aún hoy existen seres vivos
unicelulares, como las algas unicelulares en el reino vegetal y las amebas en
el reino animal.
Es obvio que, en relación a
nuestro corto paso por la vida, promedio de 65 años con topes superiores de
100, nunca podremos observar “en vivo” procesos que duran miles y hasta
millones de años. Sin embargo podemos hacer un mapa bastante aproximado de lo
que fue ocurriendo en esos tan extensos períodos. ¿Por qué? Porque poseemos una
capacidad única, la de pensar; porque portamos en nuestro cuerpo un órgano muy
especial, muy complejo, que aún plantea muchas incógnitas pero ayuda a resolver
muchas otras: el cerebro humano.
Los organismos unicelulares son
pequeños y simples pero fueron la base desde donde surgen y se desarrollan los
organismos pluricelulares, organismos que contienen millones, cientos de
millones y miles de millones de células. Ello les permitía aumentar de tamaño y
en diversidad tanto a plantas como a animales, quienes, además, debieron ir
adaptándose a los cambios que se producían en el planeta.
Dos son los aspectos donde se
expresan las manifestaciones naturales: diversidad de la vida orgánica y
armonía con las condiciones de existencia, siendo ambas producto del desarrollo
histórico, es decir, productos de la “evolución”.
Los seres vivos más simples
surgen de la sustancia proteínica y conformaron los organismos pre-celulares,
que no son otra cosa que una minúscula porción de proteína viva, sin núcleo y
sin membrana, pero que, pese a su simpleza, ya poseía la propiedad de
metabolismo (recambio de sustancias con el medio).
Luego se desarrollan los seres
unicelulares, de mayor complejidad, pues contienen citoplasma, núcleo y
membrana protectora, que, como habíamos señalado, abren dos caminos, el vegetal
y el animal.
El camino vegetal arranca de las
algas unicelulares y continúan con las pluricelulares. Gracias a las mareas
producidas especialmente por la
Luna , algunas de las algas pluricelulares, originarias de la
vida acuática, van adaptándose a la vida terrestre. La evolución continúa hasta
conformarse los organismos vegetales de alta organización.
El camino animal arranca con los
protozoos, animales unicelulares parecidos a la ameba. Algunos
protozoos poseían órganos de locomoción conformando los flagelados (que fueron
como un intermediario entre la vida vegetal y la animal, ya que, por poseer
placas de clorofila en su citoplasma, podían alimentarse vía fotosíntesis) y
luego fueron formándose organismos pluricelulares como las esponjas y los
celentéreos. Estos últimos dieron origen a dos grandes ramas: una chica donde
la integran gusanos, moluscos y artrópodos y otra grande que se divide en dos
tipos: los equinodermos (como la estrella de mar) y los cordados (que lo
integran todos los vertebrados.
Los vertebrados se inician con
peses sin mandíbulas (ostracodermos) y luego se desarrollan con mandíbulas
surgiendo entre ellos una gran diversidad (allí ubicamos a los tiburones
remotos), continuando la evolución hacia los primeros anfibios (estegocéfalos)
dando un paso importante en la historia; la vida animal de vertebrados marinos
comienzan a pisar tierra firme.
Fueron los reptiles los primeros,
los que en su evolución unos (los teriomorfos) generaron los primeros
mamíferos; y otros, los reptiles planeadores, generaron las primeras aves.
Como estamos describiendo,
plantas y animales poseen un origen común, lo que hace que debamos considerar
al mundo orgánico como una unidad. Unidad que se manifiesta en la existencia de
propiedades análogas como respiración, nutrición y evacuación (metabolismo);
capacidad de reaccionar a estímulos exteriores (excitabilidad); crecimiento y
transformación (desarrollo histórico) y herencia entre otras. Todos esos
organismos, vegetales y animales, pequeños o grandes, jóvenes o viejos, cuentan
de células y se fueron conformando en el transcurso de millones de años. La
unidad de la vida orgánica tiene su expresión mayor en que necesitan existir
ambas, lo que significa que sin vida vegetal no habría vida animal y viceversa.
Se trata de la famosa cadena
alimenticia: los vegetales, mediante la fotosíntesis, generan sustancias
orgánicas consumiendo inorgánicas, generando, de esa manera, las proteínas, las
grasas y los hidratos de carbono. Es la fotosíntesis el fenómeno que nos
permite acumular directa (plantas) o indirectamente (animales) la energía solar
que consumimos y gastamos. La fotosíntesis es sinónimo de vida, pero también es
un proceso que necesita “alimentarse” y su alimento básico es el anhídrido carbónico
que tiramos al aire cuando nosotros, los animales, respiramos. Y debemos
agregar el importante papel que juega el suelo, la tierra, habitados por una
enorme diversidad de seres unicelulares, por gusanos, larvas, lombrices, que
participan activamente en el desarrollo histórico del mismo. Y el papel
importante que juegan los insectos, en especial en la polinización que
posibilita la descendencia de las plantas. En la materia, aún lo quieto está en
movimiento.
¿Qué tiene que ver este capítulo
con la economía política científica? Tiene que ver, pues el hombre se forma
como tal como consecuencia del desarrollo de la materia que parte de hace dos
mil quinientos millones de años y encuentra su manifestación más compleja en la
creación y el desarrollo del cerebro humano. Pero ese cerebro humano se
diferencia del resto de los animales pues el hombre logró un enorme avance en
el sistema nervioso central producto de que debieron de agruparse para
sobrevivir, de comunicarse entre sí (y surge el lenguaje) y de poder pensar. Y
el motor impulsor de ese cambio en la materia más compleja fue, es y será el
trabajo.
Darwin (señala Engels en su
escrito inconcluso “el papel del trabajo en la transformación del mono en
hombre”) había realizado una descripción de nuestros antepasados, señalando que
en una zona tropical, a fines del período terciario, existía una raza de monos
antropomorfos muy desarrollada que vivían en árboles y formaban manadas. Al
desempeñar funciones distintas las extremidades, las mismas se fueron desarrollando
de manera desigual. Con las manos se trepaba, se recogían los alimentos y se
los sostenía para ingerirlos; también para asir un palo como garrote y
defenderse o para arrojar piedras o frutas y con los pies se apoyaban en las
ramas para descansar. En los árboles dependían más de las manos que de los
pies. Pero por diferentes razones (posiblemente cataclismos que terminaron con
los bosques húmedos) debieron bajar de los árboles y caminar por el suelo, al
inicio torpemente, luego auxiliado con una vara y luego adoptando la posición
erecta, paso importante en la transformación del mono en hombre. Es obvio que
este proceso no se da con todos los monos sino con aquellos más desarrollados y
mejor preparados para superar con éxito los duros cambios que producía la naturaleza. Pero
si bien ello iniciaba un camino los monos antropomorfos existentes hoy pueden
caminar con los pies y permanecer erectos, aunque sólo lo hacen en caso “de
extrema necesidad”.
Muchos miles de años lleva el
período de transición del mono al hombre y durante ese extenso período la mano
juega un papel fundamental y va adaptándose adquiriendo más destreza y
habilidad y “ésta mayor flexibilidad adquirida se trasmitía por herencia y se
acrecía de generación en generación”. Pero aún así, en la etapa de transición,
sólo podían cumplir operaciones sencillas. “Ni una sola mano simiesca ha
construido jamás un cuchillo de piedra, por tosco que fuera”
Engels complementaba su tesis
expresando que la mano no era algo con existencia propia e independiente, que
era sólo una parte de un organismo entero y muy complejo, y lo que beneficiaba
a la mano beneficiaba a ese organismo. Es lo que Darwin llamó “Ley de
correlación del crecimiento” que indica que “las modificaciones experimentadas
por ciertas formas provocan cambios en las otras formas del organismo”.
La mano se desarrolla en función
del trabajo que el hombre mono debe realizar para sobrevivir. “La mano no es
sólo el órgano del trabajo; es también producto de él”.
Engels afirma que no es posible
buscar los orígenes del hombre, “el más social de los animales” en “antepasados
inmediatos que no vivieran congregados” y esos antepasados que vivían en
manadas eran los monos. El trabajo, a que se vieron obligados a realizar los
hombres monos agrupados, desarrollaba la habilidad de la mano y, la experiencia
y habilidad creciente que se adquiría, iba ampliando sus horizontes en el
desarrollo histórico. Actividad creciente y conjunta y ayuda mutua, donde
comienzan a separarse funciones, hacer surgir otra necesidad: la de
comunicarse, la de dar origen al lenguaje, a la palabra articulada.
“Primero el trabajo, luego y con
él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya
influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro
humano, que a pesar de toda su similitud, lo supera considerablemente en tamaño
y perfección. Y a medida que se desarrollaba el cerebro, desarrollábanse
también sus instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos”. Agrega
Engels que “el sentido del tacto, que el mono posee a duras penas en la forma
más tosca y primitiva, se ha ido desarrollando únicamente con el desarrollo de
la propia mano del hombre, a través del trabajo. El desarrollo del cerebro y
los sentidos a su servicio, la creciente claridad de la conciencia, la
capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionan a su
vez sobre el trabajo y la palabra, estimulando más y más su desarrollo”. Se
cumple así la “ley de correlación del crecimiento” esbozada por Darwin.
Es muy interesante lo que escribe
Engels en su inconclusa obra “El papel del trabajo en la transformación del
mono en hombre” y muy recomendable leer el texto completo. En este capítulo
reproduciremos una parte que lo vincula al cerebro.
“¿Y qué es lo que volvemos a
encontrar como signo distintivo entre la manada de monos y la sociedad humana?
Otra vez el trabajo. La manada de monos se contentaba con devorar los alimentos
de un área que determinaba las condiciones geográficas o la resistencia de las
manadas vecinas. Trasladábase de un lugar a otro y entablaba luchas con otras
manadas para conquistar nuevas zonas de alimentación: pero era incapaz de
extraer de esas zonas más de lo que la naturaleza buenamente le ofrecía, si
exceptuamos la acción inconsciente de la manada, al abonar el suelo con sus
excrementos. Cuando fueron ocupadas todas las zonas capaces de proporcionar
alimento, el crecimiento de la población simiesca fue ya imposible; en el mejor
de los casos el número de sus animales podía mantenerse al mismo nivel. Pero
todos los animales son unos grandes despilfarradores de alimentos; además, con
frecuencia destruyen en germen la nueva generación de reservas alimenticias. A
diferencia del cazador, el lobo no respeta la cabra montés que habría de
proporcionarle cabritos al año siguiente; las cabras de Grecia, que devoran los
jóvenes arbustos antes de que puedan desarrollarse, han dejado desnudas todas
las montañas del país. Esta “explotación rapaz” llevada a cabo por los animales
desempeña un gran papel en la transformación gradual de las especies, al
obligarlas a adaptarse a unos alimentos que no son habituales para ellas, con
lo que cambia la composición química de su sangre y se modifica poco a poco
toda la constitución física del animal; las especies ya plasmadas desaparecen.
No cabe duda de que esta explotación rapaz contribuyó en alto grado a la
humanización de nuestros antepasados, pues amplió el número de plantas y las
partes de éstas utilizadas en la alimentación por aquella raza de monos que
superaba con ventaja a todas las demás en inteligencia y en capacidad de
adaptación. En una palabra, la alimentación, cada vez más variada, aportaba
al organismo nuevas y nuevas sustancias,
con lo que fueron creadas las condiciones
químicas para la transformación
de esos monos en seres humanos. Pero todo eso no era trabajo en el verdadero
sentido de la palabra. El
trabajo comienza con la elaboración de instrumentos. ¿Y qué son los
instrumentos más antiguos…? Son instrumentos de caza y de pesca; los primeros
utilizados también como armas. Pero la caza y pesca suponen el tránsito de la
alimentación exclusivamente vegetal a la alimentación mixta, lo que significa
un nuevo paso de suma importancia en la transformación del mono en hombre. El
consumo de carne ofreció al organismo, en forma casi acabada, los ingredientes
más esenciales para su metabolismo. Con ello se acortó el proceso de la
digestión y otros procesos de la vida vegetativa del organismo (es decir, los
procesos análogos a los de la vida de los vegetales), ahorrando así tiempo,
materiales y estímulos para que pudiera manifestarse activamente la vida
propiamente animal. Y cuando más se alejaba el hombre en formación del reino
vegetal, más se elevaba sobre los animales… Pero donde más se manifestó la
influencia de la dieta cárnea fue en el cerebro, que recibió así en mucha mayor
cantidad que antes las sustancias necesarias para su alimentación y desarrollo,
con lo que su perfeccionamiento fue haciéndose mayor y más rápido de generación
en generación”.
Habíamos mencionado que la vida
de los seres más simples. Los pre-celulares ya poseían la propiedad del
metabolismo; que los unicelulares (protozoos y amebas) contenían citoplasma,
núcleo y membrana protectora y que luego fueron desarrollándose los pluricelulares,
con más de una célula. La cantidad de células aumenta la complejidad y la
calidad del ser vivo.
El cerebro humano es un órgano
pluricelular compuesto esencialmente de neuronas y células gliales. ¿Cuántas
células? Las neuronas se estiman (en el mayor cálculo) en cien mil millones
(100.000.000.000) y las células gliales en diez veces más que las neuronas, es
decir un millón de millones (1.000.000.000.000). Es en ese órgano donde la
materia refleja su mayor desarrollo y perfección. Las células gliales actúan
como soporte y custodia de las neuronas y del procesamiento cerebral de la información. Algunas
de ellas hasta reemplazan a las funciones de las neuronas en caso de lesión o
muerte de éstas.
Las células gliales o neuroglias
se clasifican en macroglias y microglias, las primeras operan en el sistema
nervioso central -SNC- (astrocitos protoplasmáticos y fibrosos;
oligodendrocitos interfasciculares y satélites y células empedimarias puras o
modificadas como tanicitos); las segundas operan en el sistema nervioso
periférico –SNP- (Células satélites o capsulares, células de Schwann, células
de Muller y otras). Un millón de millones controlando el microambiente celular
(a su composición iónica) a los neurotransmisores y a la alimentación con el suministro
de citoquinas.
Las células neuronales, que es la
forma en que se define a la célula nerviosa y a sus prolongaciones, se
clasifican de varias maneras. En este capítulo de un libro de economía, nuestra
intensión es simplemente remarcar la importancia de la evolución de la materia
orgánica, por lo tanto, la clasificación que efectuamos tanto de las células
gliales como las neuronales pueden ser distintas a otras que efectúen los
especialistas del tema específico. Estamos refiriéndonos a un máximo de cien
mil millones de células neuronales que llevamos en nuestra cabeza. Se encargan
de recibir los estímulos provenientes del medio ambiente, los convierte en
impulsos nerviosos y los trasmiten a otras neuronas y finalmente van a
finalizar a células musculares o glandulares que se encargan de dar respuesta a
esos impulsos. Adoptamos la clasificación en cuatro grupos en relación con sus
funciones: 1. Soma (neurotransmisores que integran: núcleo, citoplasma,
sustancia de Nissi, aparato de Golgi, mitocondrias, neurofibrillas,
microtúbulus, lisosomas, centriolos, lipofusinas melaninas); 2. Dendritas (principales áreas
receptoras de impulsos de tipo celulípeta; son prolongaciones del soma con
estructura similar al citoplasma, que incrementan el área de contacto de la
neurona mediante sus ramificaciones y espinas dendríticas); 3. Neurita (o Axón)
que es la prolongación extensa de la neurona (consiste en neurofilamentos y
neoritúbulos envueltos en una membrana y conduce el impulso nervioso en sentido
celulífugo) y 4. Cono Axónico que es el encargado de iniciar el impulso
nervioso.
Hace dos mil quinientos millones
de año se iniciaba el camino a la vida desde la materia inorgánica a la
orgánica, la vida pre-celular se convertiría en celular y luego en
multicelular, llegando a entrelazarse de manera maravillosa dando origen a ese
órgano en extremo complejo que denominamos cerebro humano y que está integrado
con miles de millones de células (neuronales y gliales) que pesan un kilo y
medio promedio, que se “encierra” en el cráneo, en 1.200 centímetros
cúbicos de capacidad y poseen axones mielinizados equivalente a 180 mil
kilómetros de extensión si las pudiéramos “desenredar” y 10 mil millones de células “piramidales” que
transmiten las señales a través de mil billones de conexiones. ¿Milagro? No:
trabajo, vida en sociedad y paciencia.
“Homo sapiens” significa “hombre
racional”. En esa simple definición ya encontramos lo más valioso que posee un
ser humano y que lo “despega” del mundo animal: el raciocinio expresado a través
del pensamiento y del desarrollo de la conciencia, de las percepciones, de las
sensaciones, que intentan y logran aproximarse a ser un fiel reflejo del mundo
exterior.
Las sensaciones nos vinculan con
la realidad, con la
naturaleza. La palabra proviene del latín “sensus” que deriva
en “sensualismo” teniendo en filosofía a su más destacado impulsor: el inglés
John Locke. Uno de sus discípulos, Etienne Bonnot de Condollac, francés,
publicó en el año 1754 el tratado de las sensaciones donde expresa, como “materialista
sensualista”, la siguiente frase: “… es un trabajo destinado a descubrir las
leyes y el proceso que posibilita crear o formar el pensamiento y con él todas
las fuerzas espirituales del ser humano… “Debemos comenzar a observarnos desde
las primeras sensaciones que experimentamos; debemos descubrir las causas de
nuestras primeras operaciones mentales, llegar hasta la fuente de nuestras
ideas, mostrar su origen y observarlas hasta los límites que nos ha fijado la naturaleza. En una
palabra, como se expresaba Bacón, debemos reconstruir todo el raciocinio
humano”
Para su análisis, Condillac
recurre a la
abstracción. Se imagina una estatua semejante a un hombre, a
la que define como “un modelo muerto de un hombre vivo” Luego, a esa estatua, a
ese “modelo muerto” le incorpora un sentido: el olfato, y ya la estatua
comienza a percibir el mundo… y luego le agrega la vista, el oído, el tacto… A
cada agregado de un sentido la percepción del mundo se amplía notablemente pero
se señala que, en esa estatua, que ahora cobra vida, no alcanza a explicarse
las complejas formas del pensamiento del hombre adulto. De allí surge una
premisa: la percepción previa del mundo exterior no alcanza para conocer la
naturaleza.
Condillac menciona (sobre el
desarrollo hipotético de la conciencia en la estatua) que el principio en que
el ser humano desarrolla sus facultades es muy sencillo, ya que está contenido
en las sensaciones mismas, pero a la vez asegura que los sentidos no dan al ser
que los posee la posibilidad de juzgar sobre la existencia real de esos objetos
exteriores, y enuncia: “Para obligar al hombre a pensar que existen los cuerpos
hacen falta tres cosas: primero que sus miembros puedan moverse; segundo que su
mano, órgano fundamental del tacto, lo palpe a él y a todo lo que lo rodea y
tercero que, entre las sensaciones que experimente su mano, exista una
sensación que necesariamente represente a los cuerpos”
Condillac denomina con la palabra
“ideas” a todas las percepciones relacionadas al mundo exterior y las clasifica
en dos categorías: sensoriales e intelectuales. Las sensoriales nos permiten
percibir directamente los objetos, las intelectuales derivan de que esa
percepción inicial se fija en nuestra memoria y nos permite operar con esos
objetos sin su presencia. Y llega a este punto: admite que las sensaciones
constituyen la fuente del conocimiento de la naturaleza y que la naturaleza
constituye la base sobre la cual se desarrolla el hombre y el pensamiento.
Es un gran aporte de este
materialista pre marxista. Al igual que Darwin ese pensamiento poseía sus
límites, ya que la estatua no necesita vivir en sociedad con otras estatuas
para convertirse en hombres.
Paul Holbach sintetiza su tesis
con esta frase: “El hombre es obra de la naturaleza”. Define que su capacidad
de pensar tiene su origen en la naturaleza y en su contacto con ella es donde
se desarrolla. Afirma que lo prueba el acontecimiento que se repite siempre (la
experiencia diaria): que todos los niños han crecido hasta llegar a seres que
piensan y hablan, es decir, hasta llegar a ser racionales. También su límite se
encuentran, en estos filósofos pre marxistas, de no incluir el medio social y
como consecuencia no se observa, o se desconoce, o se subestima (quizá porque
las ciencias sociales no estaban tan desarrolladas) que el medio social donde
el individuo crece y se desarrolla ejerce un fundamental papel en su formación,
y antes, en su sobrevivencia, pues si nadie lo alimenta muere y si es
alimentado por animales se desarrolla como ellos si logra sobrevivir.
Darwin lanza su teoría en un
medio hostil y define: “El hombre proviene del mono”. A partir de allí muchos
otros científicos profundizan sus investigaciones y comienzan a definir con más
claridad el larguísimo proceso de transición del mono a hombre.
Hace varios millones de años el
planeta era cálido y húmedo, con gran parte de su superficie cubierta de
bosques y, por ello, los animales, en particular varias especies de monos,
estaban muy bien adaptados para la vida en los árboles. Podría haber sido
siempre así, si la materia no fuera tan dinámica e inquieta.
En el plioceno superior, hace
apenas 4 millones y medio de años, el clima comienza a experimentar cambios que
modificaron el hábitat de los mamíferos produciendo, a la vez, cambios en ellos.
Como consecuencia de esos cambios muchas especies desaparecen y otras
sobreviven modificadas. Cando surgen las grandes cadenas montañosas, se reduce
la temperatura, aparecen grandes regiones desérticas y secas, cambia el régimen
de las aguas. Se les crea a los mamíferos, en especial a los monos, una
situación en extremo difícil.
Con la reducción de los grandes y
cálidos bosques surge el hambre, surge la alternativa de morir de hambre o
buscar otros espacios más acogedores. No era para nada un proceso fácil,
obtener otros espacios era también una forma de prolongar la agonía. Había que
dar un paso fundamental, un paso que lo colocaba por encima de la naturaleza
que lo había creado y ahora lo aniquilaba. Había que superara las leyes
biológicas de adaptación al medio.
Partimos de un animal corpulento.
Que trepaba y se desplazaba con facilidad entre los árboles, pero que se
desplazaba con torpeza en el suelo. Cuando los árboles comenzaron a reducirse
el mono tuvo que transitar mucho más sobre el suelo y a trasladarse por tierra
en busca de alimentos. De esa manera el mono comienza el recorrido hacia el
hombre. Y del bosque recoge una valiosa herramienta, un simple palo, que le
permite mantenerse erguido e ir modificando su fisonomía.
Al desaparecer el bosque desaparece
la principal fuente de alimentos, desaparece también el lugar que les permitía
guarecerse de la lluvia y el viento, y desaparece la acogedora temperatura con
su humedad y calor templado. Ahora el mono debía salir a buscar alimentos y
agua, encontrar un nuevo refugio que lo protegiera del frío. Debía obtener
abrigo. Y todo ello no podía hacerlo solo. La recolección habitual se tornó tan
escasa que ya no garantizaba la alimentación. Los lugares despejados eran muy
fríos y los enfermaban; los refugios se limitaban a cavernas y cuevas que les
serían útiles siempre que no estuviesen ocupadas por otros animales,
especialmente osos y felinos, y debían encontrarse cerca de ríos y arroyos,
donde obtener agua.
Sólo la caza de animales grandes
podía proporcionarles alimentos en cantidades importantes, además de pieles y
cueros que los protegieran del frío. Esto no se podía lograr solo, el mono no
podía enfrentar solo su destino. No podía cazar solo los grandes animales, pero
si se juntaban, si se integraban en manadas, sí era posible.
Muy pocos sobrevivieron. Los
monos no poseían alas que les permitiera desplazarse por el aire como antes lo
hacían con gran habilidad por los bosques. Tampoco contaban con los dientes y
mandíbulas poderosas de los felinos, ni patas veloces como los antílopes a los
que nunca podría alcanzar, ni la fuerza para enfrentar a un oso o a un
rinoceronte.
Pero tantas desventajas estaba
compensada por una ventaja muy superior: había desarrollado la capacidad de
manipular objetos con las extremidades anteriores, capacidad que se desarrolló
en su extensa vida en los bosques, arriba de los árboles, trasladándose sobre
ellas. Capacidad que le permitió asir, agarrar objetos y utilizarlos como
herramientas, la primera, como lo comentamos, un simple palo que utilizó para
caminar erguido.
Y la otra ventaja, más superior
aún, es la vida en comunidad: la manada que evitó la extinción de los monos que
no podían sobrevivir solos, aún empuñando un palo. Podríamos afirmar que al
vivir en “sociedad” no sólo pudieron sobrevivir sino también garantizar la
existencia del hombre sobre el planeta.
En Economía Política tenemos la
categoría “medios de producción” integrada por otras dos categorías: los
objetos de trabajo (las materias primas, las cosas que arrancamos del medio),
que utilizamos para convertirlo en un objeto que posea “valor de uso”, es
decir, en un objetos que va a ser de utilidad; y los “medio de trabajo”, es
decir, las herramientas que vamos a utilizar para construirlo.
Imaginemos una manada de monos ya
erguidos que matan a golpes a un gran animal utilizando palos como garrotes o
piedras como otro recurso. Ahora, al animal cazado y muerto hay que cuerearlo,
cortarlo en pedazos, utilizar carne y sangre para alimentarse, utilizar el
cuero o piel para abrigarse y utilizar los huesos de los cuales sacará nuevas y
potenciales herramientas.
Imaginemos un mono tomando con
sus manos dos piedras, una la utilizará como materia prima (objeto de trabajo),
la tiene en la mano para sacarle filo con la otra piedra que sostiene en su
otra mano y que utilizará como herramienta (medio de trabajo) ¿Porqué puede
hacerlo? Por dos importantes razones: el mono cuenta con una herramienta
natural; la mano y su capacidad de asir que le otorga su dedo pulgar y cuenta también
con el desarrollo incipiente de coordinar operaciones que son reflejadas en su
cerebro como consecuencia de la repetición de esas operaciones.
Nuestro mono comenzó eligiendo
como herramienta una piedra más blanda y frágil, y la herramienta se rompe.
Repite esa operación con otra piedra y en un momento obtiene la adecuada. Lo mismo le
ha sucedido con la piedra sobre la que iba a trabajar, que se quebraba pues no
era la adecuada.
Repite también la operación hasta que acierta con la roca
correcta. Allí encontramos la importancia de tener manos libres y fuertes, de
desarrollar el sentido de esa fuerza, de combinar el trabajo con la vista… El
trabajo y la experiencia que con él se adquiere permiten que se desarrollen
coordinaciones más finas que dan como resultado herramientas más eficientes.
La fuerza de las manos, la
agilidad de las extremidades, el filo de los dientes, la robustez de las
mandíbulas, etc. sólo puede ser utilizado por el individuo que lo posee, pero
la herramienta que se ha construido, aún de uso individual originalmente, puede
ser utilizada por cualquier miembro de la manada, aún por aquellos que no la
han construido y no saben aún producirlas.
Con el surgimiento de la
producción de herramientas, el mono-hombre comienza a colocarse por encima de
las leyes biológicas. A partir de allí, se reduce gradualmente la influencia de
las mismas sobre la vida.
Deja de ser, para poder sobrevivir, la lenta adecuación de
los órganos naturales al cambiante medio ambiente, para pasar a ser los
instrumentos de trabajo (las herramientas) y los bienes que con ellas se
producen, lo que garantizan la sobrevivencia.
Y lo más importante: Trabajo y
producción significan operaciones coordinadas y éstas se ven reflejadas en el
cerebro. Lentamente, al cerebro de mono-hombre, se van incorporando operaciones
cada vez más complejas y más efectivas.
El consumo de los animales en
general se realiza mediante la utilización de sus órganos naturales. El primate
puede utilizar un palo para bajar una fruta que no alcanza. El hombre-mono
utiliza herramientas, como la lanza, para cazar, por ejemplo, antílopes. Los
animales, incluido el primate, consumen los alimentos obtenidos naturalmente.
El hombre-mono utiliza herramientas y los cocina.
La naturaleza es la base general,
la que da origen a la vida, pero no es la que da origen al surgimiento del
hombre y de su conciencia. Esto último deriva de las ciencias sociales, de la
necesidad de vivir en comunidad, de la necesidad de producir bienes para
sobrevivir, de la necesidad de ir transmitiendo esas experiencias para que las
próximas generaciones partan de un escalón mayor.
La adaptación al medio por parte
del hombre-mono, que ya no dependía de las leyes biológicas sino del trabajo en
grupos, influyó directamente en el funcionamiento del sistema nervioso central
en general y en la modificación nerviosa superior en particular.
La construcción de instrumentos
de producción para producir instrumentos de caza generaba nuevas formas de
cazar y ello exigía a los integrantes de la manada actividades coordinadas y
complejas. También el desmembramiento de la pieza obtenida y su distribución lo
requerían.
Esa actividad nerviosa superior,
su perfeccionamiento, en especial en su etapa inicial, iba también a dar
cumplimiento a las leyes biológicas comunes a todo ser viviente: “el cambio de
una función modifica y cambia el órgano correspondiente”. Esos cambios
biológicos se manifestaron en el sistema nervioso central y se manifiestan con
claridad en el crecimiento de la masa encefálica y en el desarrollo de la
corteza de los grandes hemisferios. El cerebro de 435 cm3 pasa a desarrollarse
hasta ocupar más de 1.250 cm3
Darwin descubrió los factores
fundamentales de la evolución biológica de los organismos: herencia,
variabilidad y selección natural. Además demostró el vínculo genético del
hombre con el mundo animal. Engels manifestó en su “Anti-Duhring esta frase: “…
ya la propia procedencia animal del hombre nos indica que éste jamás puede
desprenderse por completo de las características propias del animal…”
Pero en los límites de la
evolución biológica surge una nueva forma de reflejo montado sobre la base de
las relaciones laborales y sociales que hacen posible la transformación del
mono en hombre. En primer lugar el trabajo, ya que de no haber sido por él no
se habría producido el inicio de la especie denominada “homo sapiens”. Al
respecto escribían Marx y Engels en “Feuerbach…” “El primer hecho histórico… de
los individuos gracias al cual se distinguen de los animales no consisten en
que piensan, sino en que comienzan a producir los medios de vida necesarios
para satisfacer sus necesidades”.
En la especie “homo sapiens”
producto de la evolución entre lo biológico y social, y por ende de las
necesidades sociales que debían ser cubiertas, se fue modificando lentamente el
programa genético, propio y exclusivo de esa especie. Un programa social que se
reflejó en el ADN y que llevó a la necesidad de desarrollar un cerebro
complejo, una mano desarrollada, un andar erecto, y una modificación en la laringe
que permitiría el lenguaje articulado.
Es gracias a las peculiaridades
biológicas del cerebro que las personas pueden desarrollar el lenguaje
articulado, pensar y poseer conciencia. Pero conciencia y lenguaje no provienen
del ADN, surgen socialmente, a través del proceso de comunicación. Un niño
puede nacer en China, pero si se lo adopta recién nacido y se lo trae a la Argentina comienza a
hablar el idioma de las personas que lo crían. Es claro que el hombre viene al
mundo sin poseer conciencia ni ideas. Tanto el trabajo, como el intelecto, como
las emociones y la voluntad van surgiendo a través de las relaciones sociales.
Morgan se refirió a dos “procesos
de heredabilidad” siendo uno la continuidad material (células sexuales) y el
otro la transmisión de experiencias de una generación a otra (habla y
escritura). Ese proceso de heredabilidad que se manifiesta en todos los
órganos, en el cerebro requiere especial atención. En el plano de la lucha de
ideas, en el plano de la lucha política por un mundo más justo, ello significa
formación humanista en cada generación. Kosolápov, en su escrito “La clase al
ataque” escribía: “la conciencia socialista de los obreros, de los trabajadores
en general, no se trasmite a las nuevas generaciones con el código heredado,
sino que es asimilada y forjada por cada una de ellas en medio de las
cambiantes condiciones del trabajo y de la vida, del desarrollo económico y
político-social. Orientar este proceso es una de las funciones más difíciles e
indispensables del partido marxista-leninista”.
El cerebro no se ha modificado
como estructura biológica desde la
aparición del primer hombre hasta nuestros días. PERO SU POTENCIALIDAD, COMO
ÓRGANO DE DONDE SURGE EL PENSAMIENTO, SE VA DESARROLLANDO DESPUÉS DEL NACIMIENTO
BAJO LA INFLUENCIA
SOCIAL , BAJO LA INFLUENCIA
DE LA COMUNICACIÓN, BAJO LA INFLUENCIA DEL
MUNDO QUE NOS RODEA. Por eso se va ampliando generación tras
generación, se va enriqueciendo con el transcurso de la historia.
Ello es así pues el pensamiento
humano supera los límites de la cognición sensible y se introduce en el
pensamiento abstracto al que confronta con la práctica. En relación
a esto Lenin escribía
“De la percepción viva al
pensamiento abstracto, y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del
conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva”
Como podemos deducir, el cerebro
humano es la máxima expresión de la materia organizada por miles de millones de
células interconectadas. Es una caja donde se van a recibir, procesar lo que se
denomina “percepción sensible”, proveniente de los sentidos vista, oído, tacto,
olfato y gusto; todo ello derivado de lo biológico. Pero ese no es su límite,
si lo fuese seríamos animales, es necesario, como expresaba Lenin, ingresar al
nivel del pensamiento abstracto, y eso no se “hereda”, no integra el ADN, ello
se logra con la transmisión de las experiencias de generación tras generación,
es lo que Davidenko, en su libro “Problemas evolutivos genéticos en
neuropatología” define con el nombre de “sucesión”. Dicha “sucesión” constituye
la más elevada forma del movimiento de la materia. Y es, por su particularidad,
exclusivamente humana, superando lo biológico sin dejar de conformar una unidad
con ello.
Un congreso destinado a analizar
teorías sobre cuestiones raciales, organizado por la UNESCO , con la
participación de científicos de distintas especialidades, entre ellos biólogos,
antropólogos, sociólogos, etc., arriban a una conclusión: “El predominio de la
cultura constituye la especificidad de la especie humana y priva de sentido a
las explicaciones del comportamiento humano basadas únicamente en el estudio de
los comportamientos animales. De ningún modo pueden atribuirse a diferente
genéticas las variaciones de los comportamientos colectivos”
Tal como afirmaba Engels: jamás
vamos a desprendernos por completo de las características propias del animal;
la selección natural, las leyes biológicas, siguen prevaleciendo en la etapa
inicial, en el nacimiento, en la corta edad.
Si un niño, al nacer, es abandonado
en un bosque y posee la suerte de que un felino hembra, en vez de devorarlo, lo
alimenta y lo cría como un cachorro más, ese niño, que nació con un cerebro “norma l”, igual al de millones de niños, si sobrevive
algunos años, no sabrá articular palabras, pese a tener laringe desarrollada,
difícilmente se erguirá pese a tener extremidades preparadas para ello, no
sabrá leer, no aprenderá a escribir, no podrá pensar, no entenderá al mundo que
lo rodea salvo por sus sensaciones. Se han dado casos, pocos pero lo suficiente
para confirmar que es lo social lo que diferencia al hombre del resto de los
animales. El niño no es ya un animal desde su gestación, sin embargo se
convierte en un animal más si carece de
contacto social, además, con enormes desventajas sobre los animales,
pues ahora no está preparado para sobrevivir como éstos.
El cerebro es una caja receptora
de información y de experiencias históricas. Pero… ¿Qué sucede si esa
transmisión en manipulada en función de intereses mezquinos? ¿Qué sucede si se
falsea la historia, si se la analiza de manera idealista o metafísica, si se
elude en lo social el análisis científico? ¿Qué es lo que llena esa caja
predispuesta genéticamente a recibir información y procesarla? ¿Es posible
eludir la manipulación de las mentes que producen los grandes medios de
comunicación en manos de las pocas familias propietarias (expropiadoras) de
grandes grupos económicos?
¿Dos mil quinientos millones de
años (2.500.000.000) para que un órgano tan perfecto se desarrollara, nos
desprendieran del reino animal y pasáramos a depender de sistemas perversos
donde predomina la explotación del hombre por el hombre?
¿Cómo es posible que un pobre y
marginado vote por el que lo empobreció y marginó? ¿Cómo es posible que un
estudiante universitario y un profesional de capa media reinstalen en el poder,
aún cuando se sienta “indignados” a los responsables de sus desgracias?
¿Cómo es posible que millones de
seres humanos se maten entre sí en las guerras del imperialismo creyendo que
estaban defendiendo su patria, y que aún hoy, cuando ya se saben que los
imperialistas de ambos bandos obtenían enormes ganancias con la muerte de más
de cien millones de “animales superiores”, lo sigan creyendo?
¿Cómo es posible que muchos
consideren que los males que sufren socialmente se deben a sus propias
limitaciones y no al sistema imperante?
¿Cómo es posible que aquellos que
saben que sus desgracias son culpa del sistema imperante, sostengan que así es
la vida y que a ellos les ha tocado ese lugar y por ello se resignen?
El cerebro es el órgano más
poderoso del ser humano y sin embargo ¡es tan frágil! En este libro, de
Economía Política y Social Científica, tratamos de colocar nuestras mejores
intenciones para que el cerebro vaya ganando fortaleza y que su fragilidad se
limite (y cada vez menos) a consecuencias biológicas y no sociales.
¿Qué es el Marxismo-leninismo?
“La importancia del marxismo
proviene de que no es una filosofía más, un progreso cuantitativo sobre las
viejas filosofías, sino un salto cualitativo que abre un nuevo capítulo en la
historia del hombre y que por primera vez coloca a la filosofía misma en las
alturas del rigor científico. La nota distintiva del materialismo dialéctico no
es tanto su concepción monista como el descubrimiento de las leyes objetivas
que rigen el movimiento de la materia mediante el proceso de la
contradicción”...
“El hombre es libre no por un
acto de elección sino por haberse elevado al conocimiento de las leyes
objetivas de la naturaleza y de la sociedad; el hombre es libre porque tiene
conciencia de la necesidad por su conocimiento, y deja de ser inerme víctima de
las circunstancias”...
“Para el marxismo, en definitiva,
la filosofía no es especulación sino transformación (Los filósofos no han hecho
más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que ahora se trata
es de transformarlo – Carlos Marx – Tesis sobre Feuerbach)”
“La prueba de la práctica
histórica muestra que el marxismo es teoría revolucionaria por que proporciona
la única comprensión racional de la dinámica de la historia y de las leyes de
su movimiento, regido por la lucha de clases. Su concepción científica de la
historia –despojada de todo sentimentalismo romántico, de toda inmersión en el
misticismo teleológico, de toda sofocación en la angustia pequeño burguesa-
permite por lo mismo reconocer el porvenir entre los datos de la legalidad,
susceptibles de ser empleados para acelerar la modificación de las
circunstancias. Cuando a la filosofía se le asigna este epíteto transformador se
descubre recién en toda su hondura el pensamiento de Gramsci sobre el político
como “filósofo real”. “El hombre –escribe Gramsci- es esencialmente político,
puesto que en la actividad para transformar y dirigir conscientemente a los
otros hombres realiza su humanidad, su naturaleza humana”. Y puesto que -como
dice Marx en la
Ideología Alemana- “la conciencia no puede ser jamás otra
cosa que el ser consciente y el ser del hombre es su actividad vital real”, es
indudable que el humanismo no puede ser otra cosa que la realización total y
verdadera de aquel zoon politikon que
vieron los griegos en el apogeo de su humanismo clásico. Lenin enunció como
ideal que también una cocinera aprendiese el manejo del Estado y es indudable
que con ello daba tono profundo a esa realización de la humanidad del hombre
donde la filosofía se verifica como praxis transformadora del signo mismo de la
existencia”. (Héctor P. Agosti –Prosa Política- 1975)
Definiremos al marxismo-leninismo
como un sistema de concepciones científicas en desarrollo
Filosóficas
(El materialismo –dialéctico e histórico-)
Económicas
(La propiedad social)
Político-sociales
((El Socialismo y el Comunismo)
Que expresa los intereses
fundamentales de:
La
clase obrera.
El campesinado
Y
otras clases y sectores sociales aliadas a ellos.
Basado en datos de:
La
ciencia (Revela leyes del mundo objetivo)
Y
la práctica (Proporciona un método de conocimiento)
Como unidad insoluble
entre teoría y práctica revolucionaria.
Que da respuesta a los problemas
planteados por el desarrollo de la sociedad y determina los caminos y
condiciones de transformación de la misma.
Que posee un carácter
crítico-revolucionario, transitorio, en desarrollo (se renueva y desarrolla
permanentemente); determinado por las condiciones materiales de vida.
Que considera a la sociedad como
un organismo íntegro, tanto en la vida económica (Fuerzas productivas y
relaciones de producción) como en la vida social (El Estado, la política, el
derecho, la moral, la ética, la filosofía, el arte, la religión...)
Lo definiremos como una ciencia
especial. El marxismo-leninismo es una ciencia especial que:
Estudia lo general (no lo
particular) de todos los objetos y fenómenos comenzando con la materia (mundo
material) y su reflejo en la conciencia del hombre (El pensamiento).
Las ciencias particulares
investigan por separado el mundo objetivo: la física los nexos y relaciones
entre los objetos y los fenómenos físicos; la biología la vida y sus leyes; la
economía política las leyes económicas que rigen el desarrollo de la sociedad y
las relaciones de producción entre los hombres, etc.
Que tiene como objetivo:
Demostrar científicamente que el
mundo es material por naturaleza y existe independientemente de la conciencia.
Ahondar sobre la capacidad de la
mente humana de conocer el mundo material, de ser su reflejo más o menos fiel.
Utilizando como herramientas de
análisis:
El
materialismo dialéctico (La filosofía del marxismo)
El materialismo histórico (La
sociología científica)
Para la transformación
revolucionaria de la sociedad.
¿Qué es el materialismo
dialéctico?
Es la unidad del:
Materialismo (Lo primario es la
materia –el mundo objetivo- materia sujeta a leyes; materia que se mueve, se
desarrolla y cambia) y la
Dialéctica (Método científico del
conocimiento de la naturaleza y la sociedad; del mundo exterior (objetivo) y
del pensar (subjetivo)
Es un sistema filosófico de:
Conceptos
Categorías Todos generales y
amplios.
Principios
y
Leyes
científicas
“El objeto del materialismo
dialéctico consiste en determinar las verdaderas relaciones entre la materia y
la conciencia, en demostrar científicamente que el mundo es material por su
naturaleza y existe objetivamente, por sí mismo, independientemente de la
conciencia; que la materia es lo primario, lo determinante con relación a la conciencia. Al
mismo tiempo, el materialismo dialéctico debe aclarar otro aspecto de este
problema: la capacidad de la mente humana de conocer el mundo material, de ser
su reflejo más o menos fidedigno” Makarov
Es también la unidad orgánica de:
La dialéctica materialista (las
leyes más generales del desarrollo del mundo y de la materia).
La lógica dialéctica (las leyes y
formas del modo de pensar).
La teoría de conocimiento (La
ciencia de las leyes del conocimiento).
(La lógica formal es la ciencia
que estudia las formas o estructuras generales del pensamiento: concepto,
juicio, razonamiento, deducción, demostración, etc. Lo realiza desde el punto
de vista de su estructura lógica al abstraerse del contenido concreto expresada
en ellas. La lógica dialéctica es la ciencia de las leyes y formas generales
del movimiento del pensamiento, no como simples envolturas, sino considerando
los nexos y relaciones que en ellos se expresan. Investiga los caminos para
conocer, mediante el pensamiento, la realidad objetiva. Investiga la relación
entre las categorías filosóficas).
E incluye como parte suya al
Materialismo
histórico con:
Los mismos principios
fundamentales pero aplicados solo a la sociedad. Considerando :
El reconocimiento del ser social
con independencia de la conciencia social de la humanidad.
La conciencia como el reflejo del
ser, en el mejor de los casos, su reflejo aproximadamente fiel.
¿Qué es la realidad objetiva?
(Conceptos de materialidad)
El
mundo es material por naturaleza.
Todos los fenómenos del mundo
conforman aspectos diferentes de la materia en movimiento y cambio.
El mundo existe fuera de la
conciencia y es independiente a ella.
En este ejemplo lo objetivo y lo
material son coincidentes, pero no todo lo objetivo es material. La realidad
objetiva incluye inmaterialidad:
Las
ideas
Los
conceptos
Las
leyes
Podemos afirmar que: Todo lo
material es objetivo pero no todo lo objetivo es material.
¿Qué es la naturaleza?
Un
conjunto de objetos y fenómenos.
Un
sistema de nexos, procesos y cambios.
Es
eterna (nada se pierde, todo se transforma).
Es
independiente de la conciencia.
Es
infinita.
Nada
existe fuera de ella.
Cambia
por causas y leyes naturales.
El
movimiento dialéctico es inherente a ella.
Entre otras, el diccionario
define a “naturaleza” como “conjunto, orden y disposición de todo lo que
compone el universo”. Podríamos afirmar que la naturaleza es un conjunto de
procesos que se realizan por medios naturales, fuera de la acción de la
actividad humana. Procesos geológicos, climáticos, físico-químicos, biológicos,
etc. Procesos que existen y se repiten muchos años, miles de millones de años
antes de que el ser humano apareciera en el planeta gracia a propiedades muy
particulares que había desarrollado la naturaleza en el planeta tierra. Ahora
bien, las personas somos parte de la naturaleza; podríamos decir que
constituimos el producto supremo de la naturaleza y que nos encontramos
subordinados a sus leyes fundamentales. Pero más que adaptarnos a la naturaleza
lo que hacemos es transformarla y adaptarla a nuestras necesidades y objetivos.
Transformarla, como señalaba Carlos Marx, en “el cuerpo inorgánico del hombre”.
Además, ese hombre, crea una especie de “segunda naturaleza”, de cosas y
procesos que la primera naturaleza no puede crear bajo la acción de sus propias
fuerzas. Surge el mundo de la cultura humana. Entonces hay que hablar de naturaleza
y sociedad y la transformación social de la naturaleza no es una tarea técnica,
es una relación que está marcada por el desarrollo de las fuerzas productivas y
de las relaciones de producción. Cuando esas relaciones de producción poseen su
basamento en la propiedad privada de los medios de producción y en la
competencia se producen consecuencias indeseables que ponen en riego la vida
misma de las personas en el planeta (contaminación del agua y el aire,
calentamiento, catástrofe, radiaciones, elevación del nivel del mar, cambios
climáticos, etc.) La existencia de antagonismos sociales conspirar contra la
armónica relación naturaleza-sociedad.
El mundo: ¿es una unidad?
El
mundo material: la naturaleza.
De la estructura celular al ADN.
El origen de las especies (Darwin). La ley de conservación y transformación de
la energía.
El mundo social: la sociedad.
No es un simple eslabonamiento
mecánico de fenómenos diferentes sino un organismo vivo cuyos diversos aspectos
se encuentran en acción y dependencia recíprocas.
Son las relaciones de producción
entre los hombres lo que dan unidad al mundo material con el mundo social.
Tienen como objetivo la producción social, que es la base material del
desarrollo y funcionamiento de las formaciones económico-sociales.
¿Qué es la materia?
“La materia (el concepto materia)
es una categoría filosófica que sirve para designar la realidad objetiva, que
es dada al hombre en sus sensaciones; que es copiada, fotografiada, reflejada
por nuestras sensaciones, y que existe independientemente de ellas”. Lenin: Materialismo y empirocriticismo.
El materialismo dialéctico
considera materia a toda la diversidad del universo, cualquiera sea sus formas
concretas o sus propiedades. La materia, como tal, posee una propiedad básica:
“ser una realidad objetiva” que existe fuera de nuestra conciencia.
¿Qué contiene la materia?
Todos los objetos existentes
Todos
los fenómenos existentes
Todas
las formas conocidas
Y
todo lo aún no conocido.
Con
una propiedad básica: ser una realidad objetiva.
Contenido y forma, son
características del objeto. Se encuentran dialécticamente vinculados. Se trata
del conjunto de las interacciones de los diferentes aspectos del objeto y de
las funciones que ese objeto cumple. El contenido de cualquier objeto (o
fenómeno) no es desordenado ni caótico, sino que se encuentra organizado en una
forma determinada. Todo objeto es relativamente estable y posee determinada
estructura, dicha estructura o contenido también se manifiesta en lo externo,
esa manifestación es lo que caracteriza la forma. Contenido
y forma constituyen una unidad. No existe contenido sin forma ni forma sin
contenido, pero no son lo mismo y caracterizan distintos aspectos de los
fenómenos de la realidad y, por ende, en su desarrollo desempeñan papeles
diferentes. La forma no sigue al contenido de manera pasiva. La forma posee una
independencia relativa y esa independencia influye sobre el contenido. Esa
independencia relativa de la forma puede contribuir al desarrollo del objeto o,
por el contrario, puede contribuir a frenarlo. El contenido posee mayor
capacidad de agilidad y mutabilidad que la forma. La forma posee mayor estabilidad que el
contenido. Ello hace que en determinada etapa del desarrollo la forma comienza
a ser un gran obstáculo para el contenido, llegando a impedir su desarrollo.
Desaparece la concordancia entre forma y contenido y se agudiza el proceso de
tal manera que el contenido se desprende de su vieja forma y la reemplaza por
una nueva. “...la lucha entre contenido y forma, y viceversa. Se elimina la
forma cuando se supera el contenido”. Lenin. Un ejemplo: las fuerzas
productivas serían el contenido, las relaciones de producción la forma. En el modo de
producción capitalista las relaciones de producción capitalistas (la forma)
impiden el desarrollo de las fuerzas productiva (el contenido). Para que las
fuerzas productivas puedan continuar desarrollándose, hay que adoptar nuevas
relaciones de producción, es decir, hay que cambiar de forma.
¿Qué es el movimiento de la
materia?
La
materia se mueve conforme a sus leyes.
No
hay (ni habrá) materia carente de movimiento.
El
movimiento es el modo de existencia de la materia.
Es
increable
Es
indestructible
El movimiento es una propiedad
interna inherente a la materia.
Es su propiedad fundamental. El movimiento está
indisolublemente unido a la
materia. No hay movimiento sin materia, no hay materia sin
movimiento. En un sentido más amplio movimiento es todo cambio y abarca a todos
los procesos que se generan en el universo. Cuando nos referimos a todo cambio
incluimos también a los cambios simples que sólo se manifiestan exteriormente
sin modificar la estructura del objeto involucrado, como puede ser un cambio de
temperatura. El movimiento incluye también el desarrollo, por el cual surgen
objetos nuevos o funciones cualitativamente nuevas en objetos viejos. El
movimiento de la materia no está condicionado por una fuerza sobrenatural, se trata de un auto movimiento (modificación
en las cosas que se produce sobre la base de fuerzas motrices internas). No
obstante hay que señalar que existe momento de “quietud” en los objetos y
fenómenos. De allí que el movimiento aparezca como la unidad de los contrarios,
o sea: inmovilidad y cambio ó estabilidad e inestabilidad. La inmovilidad o
estabilidad relativa permite que las cosas o fenómenos mantengan cualidades
propias. Es de señalar que inmovilidad o quietud implica la conservación del
estado movimiento que contiene el objeto o fenómeno. Movimiento e inmovilidad
no poseen el mismo valor. El movimiento es absoluto, la inmovilidad relativa,
es temporal, es limitada. El movimiento es absoluto como atributo general de la
materia, pero también se manifiesta como relativo en forma de movimientos
concretos aislados. Pues los movimientos de cuerpos aislados están limitados en
el espacio y el tiempo, en cambio, el movimiento de la materia en general no se
encuentra limitado por nada, es imposible de crear e imposible de
destruir.
¿Cuáles son las formas de
movimiento de la materia?
El espacio universal
Movimiento
mecánico de los cuerpos celestes
Movimiento
ondulante de los micros-objetos (mecánica cuántica)
Las
vibraciones moleculares (calor, corriente eléctrica, magnética, etc.).
Combinaciones
o disociaciones químicas.
La
vida orgánica.
La
vida social como forma especial de movimiento.
La filosofía de los siglos XVII y
XVIII concebía al movimiento como traslación de cuerpos en el espacio, es
decir, como movimiento mecánico. El materialismo dialéctico, en conjunción con
las ciencias naturales y sociales, señala la existencia de una serie de formas
del movimiento de la materia (arriba señalados), cada uno de ellos con sus
propias leyes y con la existencia de leyes superiores a las que se subordinan
todas las formas del movimiento de la materia.
Federico Engels, en función de
los avances científicos del siglo XIX señaló cinco formas fundamentales del
movimiento de la materia: La mecánica (el traslado de los cuerpos en el
espacio); la física (el movimiento de las moléculas); la química (el movimiento
de los átomos); la biológica (la vida orgánica) y la social (la historia de la
sociedad humana). El avance científico, el conocimiento, permitió descubrir
nuevas formas de movimiento de la materia existiendo, entre todas ellas, una
interacción orgánica. Las formas superiores del movimiento de la materia
incluyen a las inferiores y se realizan sobre la base de ellas, pero no pueden
reducirse a éstas. Ello es consecuencia de que cada forma posee propiedades
específicas y un desarrollo sujeto a leyes que le son propios y le dan
identidad a etapas cualitativamente distintas del desarrollo de la materia.
Formas de existencia de la
materia:
Espacio.
Espacio tridimensional: longitud, latitud, altura.
Tiempo: unidimensional, irreversibilidad,
sucesiones objetivas de acontecimientos.
El mundo es el movimiento de la
materia a través del espacio y el tiempo.
Movimiento sujeto a leyes.
Y nuestra conciencia, como
producto superior de la naturaleza, solo puede reflejar esa sujeción a leyes
(causalidad), pero no introducirla en la naturaleza.
La existencia es un concepto que
equivale a todo el mundo que nos rodea. Como la materia, que existe
objetivamente con independencia de nuestra conciencia. El rasgo más importante
de la existencia es su materialidad. La conciencia es el reflejo de la existencia. Materia
y existencia se comportan como sinónimo pues se emplean en el mismo sentido,
pero la materia es la esencia de la existencia. La materia engendra, en su continuo
movimiento, el desarrollo de infinidad de formas distintas de existencia. Con
relación al desarrollo de la sociedad, la existencia en general se convierte en
existencia social, es anterior a la conciencia social y determina su contenido.
Espacio y tiempo son formas
fundamentales de la existencia de la materia. El espacio expresa el orden de los
acontecimientos que se producen en un mismo tiempo y la extensión de los
objetos materiales. El tiempo expresa el orden de los acontecimientos que se
suceden unos a otros y su duración. Espacio y tiempo existen fuera de la
conciencia, con independencia de ella y son propios de todos los objetos y
fenómenos de la realidad.
“Nada existe en el mundo que no
sea materia en movimiento y ésta sólo puede moverse en el espacio y el tiempo”
V. I. Lenin El espacio es tridimensional, el tiempo posee una sola dimensión:
del pasado al futuro, sólo hacia delante.
¿Qué es la conciencia?
Los fenómenos ideales,
espirituales, existen únicamente en la mente de los hombres como derivados de
los fenómenos materiales.
Los fenómenos ideales y
espirituales hallan su expresión en el concepto de “conciencia”
A igual que el concepto materia;
el concepto conciencia, es también una categoría filosófica general, de gran
amplitud.
Lo común de materia y conciencia
es su existencia real. Lo no común es que son realidades cualitativamente
diferentes.
La conciencia es una propiedad de
la materia altamente organizada. Es la capacidad de nuestro cerebro de reflejar
el mundo material. (Ver: “el cerebro…”)
Es inseparable al cerebro, no
existe, originalmente, con independencia del cerebro humano.
Pero la conciencia no es una
sustancia del cerebro, sino una facultad especial del mismo, que es su portador
y que funciona mientras el cerebro funcione. Si éste muere, la conciencia
desaparece.
El mundo exterior actúa sobre el
hombre y se refleja en su cerebro en forma de conciencia.
La conciencia es la capacidad de
nuestro cerebro de construir una imagen, una copia, un reflejo de lo material,
pero la conciencia en sí no es material.
Todas las formas de manifestación
de la conciencia constituyen el mundo espiritual del hombre, el mundo ideal.
El desarrollo de la conciencia
depende del desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, de los procesos
materiales que se producen en el mundo exterior.
La conciencia es producto del
desarrollo histórico-natural de la materia.
La conciencia puede definirse
como el reflejo de la realidad en los procesos que se producen en el cerebro.
Es social por naturaleza pues nace, se desarrolla y actúa como integrante de
las actividades prácticas del ser social. “La conciencia –definían Marx y
Engels- desde el principio mismo es un producto social y continúa siéndolo
mientras existan en general personas”. La conciencia es producto del desarrollo
de la materia en su máxima expresión. Su objeto en conocer al objeto, descubrir
su esencia. La conciencia se manifiesta a la vez como autoconciencia pues hace
objeto de la conciencia a la conciencia misma. Su vinculación con el lenguaje
es estrecha, ya que la conciencia se materializa a través del mismo lo que le
permite ser trasmitidas a futuras generaciones.
¿Qué es el reflejo?
El reflejo es una propiedad
universal de la materia.
Es la facultad de los cuerpos de
la naturaleza (viva o inerte) de reaccionar a la acción exterior en
concordancia con el carácter de esa acción.
Reflejo en la materia inanimada:
Mecánicas
Físico-químicas
Térmicas,
etc.
Reflejo en la materia viva:
Excitabilidad
(la más elemental, en plantas y animales)
La sensación (forma psíquica del
reflejo, imágenes subjetivas del mundo objetivo).
El pensamiento.
Pavlov definía al reflejo como
“una reacción sujeta a leyes, la respuesta del organismo a la acción de agentes
exteriores e interiores”. Afirmaba que: “es legítimo llamar reflejos
no-condicionados al vínculo permanente del agente externo con la actividad del
organismo determinada por él, y reflejo condicionado al vínculo temporal”.
Estamos refiriéndonos a dos tipos
de reflejos, los condicionados y los no condicionados:
Reflejos no-condicionados:
Vínculo
permanente del organismo con el medio.
Se
trasmiten (herencia) de generación a generación
Los
más complejos conforman los instintos
Surgen
durante el proceso de desarrollo de la especie orgánica.
Reflejos condicionados:
Se forman en la sección superior
del sistema nervioso central, bajo la acción de los agentes exteriores sobre
los órganos de los sentidos. Dicha acción genera los procesos fisiológicos de
excitación e inhibición, de irradiación y concentración. Entre los más
complejos: el lenguaje.
Se forman sobre la base de los
reflejos no-condicionados.
Permiten adaptarse con mayor
flexibilidad al medio exterior.
El reflejo, como propiedad
general de la materia, se manifiesta en la capacidad que poseen los cuerpos
para reproducir por medios de modificaciones internas, en otra forma, las
particularidades de otros cuerpos que actúan recíprocamente sobre ellos. La más
elemental: uno camina sobre la arena y deja huellas en la misma. La más compleja:
la psiquis, que es la capacidad de concebir las formas de los objetos y algunas
de sus propiedades. Las personas adquieren la posibilidad de pensar, lo que
significa que adquieren la posibilidad de operar con conceptos sobre los
objetos sin necesitar de la presencia de los mismos, manifestándose así el carácter
activo del reflejo. Pero no solo se refleja el universo, sino que también se
crea un “universo ideal” una cultura espiritual. El carácter activo del
pensamiento humano se expresa, por ejemplo, en la formulación de un objetivo,
lo que sería equivalente a un “reflejo adelantado”. Ese mundo de imágenes y
conceptos ideales le sirve al hombre para realizar transformaciones en el mundo
material.
¿Qué es la vida?
La vida es el modo de existencia
de los cuerpos albuminoideos.
Las primeras y más simples formas
de vida procedieron de sustancias orgánicas que, a su vez, se habían formado a
partir de combinaciones químicas inorgánicas.
La vida surge como resultado de
un largo período de desarrollo de la materia cuando las condiciones se fueron
dando. Ese largo camino se desarrolla en etapas:
Formación de las sustancias
orgánicas a partir de las inorgánicas (el carbono como base).
Aparición de las sustancias vivas
a través de las sustancias orgánicas (coacervados, aminoácidos, albúminas).
Formación
de la célula a partir de las sustancias vivas.
Federico Engels definía a la vida
como que “es la modalidad de la existencia de los cuerpos albuminoideos, y esta
modalidad de existencia consiste en esencia el constante intercambio de
sustancias con la naturaleza externa que los rodea.” La vida es una de las
formas de movimiento de la materia, forma que se diferencia cualitativamente de
las demás. En los organismos vivos se producen procesos físicos y químicos,
pero su principal relieve se manifiesta en el desarrollo basado en leyes
biológicas. La vida es consecuencia de un prolongado desarrollo de la
naturaleza en cuya evolución comenzaron a surgir diversidades de organismos
vivos que van desde bacterias y virus a monos y hombres.
¿Qué son las sensaciones?
Las sensaciones son imágenes
subjetivas del mundo objetivo.
El resultado de la acción de la
materia sobre nuestros órganos sensoriales.
Subjetivas por la forma de su
manifestación.
Objetivas por su contenido, pues
en ellas se reflejan los objetos del mundo objetivo.
Los rayos de luz y la longitud de
onda en que se desplazan, al incidir en la retina del ojo, producen sensación
de color.
Las ondas sonoras, al actuar
sobre el tímpano, engendran en nuestra conciencia la sensación de sonido.
El carácter de las sensaciones
también depende de la estructura de esos y otros órganos sensoriales, de sus
particularidades fisiológicas, resultado de una muy larga (y permanente)
adaptación a la acción exterior.
Las cosas, sus propiedades, son
recibidas por los órganos de los sentidos. La energía de esa excitación externa
se traslada, por medio del sistema nervioso, al cerebro. En éste se produce un
proceso psíquico, cuya manifestación más elemental es la sensación. Sensación
es, por tanto, una imagen sensorial elemental, un reflejo de propiedades de
objetos y fenómenos que ocurren a nuestro alrededor y en el mundo. Lenin
afirmaba: “De no ser por las sensaciones no podríamos conocer ninguna forma de
la materia y ninguna forma del movimiento”. La sensación es la imagen subjetiva
del mundo objetivo. Es subjetiva por su forma de existencia, especial forma de
excitación cerebral. Y es objetiva por su contenido, ya que refleja las
propiedades de los objetos existentes fuera de la conciencia y con
independencia de ella.
¿Qué es el pensamiento?
El
pensamiento es el producto del cerebro humano.
El
cerebro es el órgano del pensamiento
La
psique es una función del cerebro
No
se puede separar el pensamiento de la materia que piensa.
El pensamiento del hombre es el
reflejo generalizador de la realidad, indisolublemente ligado a la palabra y a
los conceptos, éstos (palabras y conceptos) productos de la labor de
abstracción y generalización del cerebro.
A diferencia de la psique de los
animales, la humana tiene carácter social, se forma bajo la acción de las
relaciones sociales que la determinan.
El hombre, por su actividad
consciente, puede transformar el mundo en el sentido que le sea necesario.
El pensamiento (junto al
lenguaje) es el instrumento para influir de manera activa sobre el mundo
exterior y es el medio de relación entre los hombres agrupados en sociedad.
En los animales la realidad es
signalizada casi exclusivamente por las excitaciones, conducidas a las células
especiales de los receptores visuales, olfativos, auditivos y otros.
En el hombre, la realidad es
signalizada por las impresiones, sensaciones y representaciones del mundo
exterior. Es el primer sistema de signalización.
El segundo sistema de señales es
el lenguaje, es la palabra, producto del desarrollo social, que constituye una
nueva calidad en el sistema nervioso superior y que se da sólo en el hombre (en
los animales superiores).
Para el primer sistema se señales
(común a hombres y animales), los objetos y fenómenos concretos del mundo
exterior (luz, color, sonido, olor...) son excitantes materiales o señales.
Para el segundo sistema de
señales ellos, los objetos y fenómenos concretos, no lo son. Para el segundo
sistema de señales lo son las palabras que lo designan y sustituyen. Palabras
que resultan, para el hombre, un excitante condicionado, real, como todos los
demás, reflejándose en la conciencia en forma de imágenes sonoras o visuales.
Ambos sistemas de señales están
relacionados, forman una unidad, pues las sensaciones y percepciones que el
hombre recibe por medio del primer sistema de señales están relacionadas con
las palabras y se expresan por ellas.
Pensamiento y lenguaje también
están relacionados y son inseparables de la vida social del hombre, ambos son
productos del desarrollo social, ambos son productos del trabajo social.
Pensamiento y lenguaje son
fenómenos sociales que surgieron y se desarrollaron conjuntamente a partir del
surgimiento de la vida humana. Pensamiento y lenguaje son la manifestación de
la vida social de los hombres. Pensamiento y lenguaje son productos del
trabajo.
“Hasta cierto punto –escribía
Engels- podemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre”
Podemos definir al pensamiento
como la capacidad creadora de las personas. ¿Pero cómo se formó? Podemos
afirmar que el pensamiento surge y se desarrolla en el proceso del trabajo, de
la actividad laboral. Como principal característica definimos que el
pensamiento, su sustancia, consiste en el reflejo conceptual de las cosas y
procesos que tienen lugar en el mundo. Desde una óptica fisiológica podemos
afirmar que el pensamiento es producto de la “materia dotada de una
organización elevada, especial: el cerebro”. Pero también podemos agregar que
el pensamiento es una forma espiritual especial de la actividad de los hombres.
El pensamiento se manifiesta en forma de conceptos, juicios, deducciones,
hipótesis, teorías.
¿Es tan importante el papel del
trabajo?
El primer paso del mono al hombre
es haber adoptado la posición, la postura erecta.
Esa postura fue consecuencia del
empleo de herramientas naturales (el palo y la piedra), que le permite liberar
las extremidades anteriores e ir perfeccionándolas, de manera gradual, en el
proceso de trabajo. Ya no del trabajo natural que también desarrollan los
animales, sino al trabajo que comienza con la fabricación de herramientas, es
decir, al trabajo que va materializándose en el objeto que se convierte en un
instrumento de trabajo, trabajo que lo mejorará, que lo perfeccionará, que le
permitirá ser más eficiente en la producción de cosas necesarias.
Este proceso mono-hombre requirió
un largo período donde el hombre aún mantenía un carácter animal, instintivo,
es decir, una conciencia animal o un instinto consciente. No existía aún
lenguaje articulado.
El descubrimiento, por parte del
hombre-mono, del fuego mediante el frotamiento de piedras constituyó un
gigantesco avance en su desarrollo. Por primera vez podía utilizar de manera
consciente y según sus necesidades un fenómeno natural. Una fuerza de la
naturaleza comenzaba a ser dominada.
Sobre la base del trabajo común,
sobre la base del agrupamiento necesario de hombres-monos que dicho trabajo
común exigía, se fueron estableciendo relaciones sociales que hicieron posible
el surgimiento de un lenguaje fónico articulado y el pensamiento.
“El desarrollo del trabajo, al
multiplicar los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta, y al mostrar así
las ventajas de esa actitud conjunta para cada individuo, tenía que contribuir
forzosamente a agrupar aún más a los miembros de la sociedad. En resumen,
los hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron necesidad de
decirse algo los unos a los otros. La
necesidad creó un órgano: la faringe poco desarrollada del mono se fue
transformando, lenta pero firmemente, mediante modulaciones que producían a la
vez modulaciones más perfectas, mientras los órganos de la boca aprendían poco
a poco a pronunciar un sonido articulado tras otro”. F. Engels
La adaptación puramente biológica
de los sonidos emitidos por los animales al lenguaje como producto de la actividad
social de los hombres, como necesidad de comunicación social, se da en un
proceso de trabajo común.
Trabajo y lenguaje articulado se
convierten así en los principales estímulos que posibilitan que el cerebro del
mono se vaya transformando, lenta y gradualmente, en el cerebro humano.
El trabajo ha sido y es la base
material sobre la cual se ha constituido y desarrollado la conciencia.
Y el lenguaje es la cobertura
material del pensamiento, fuera de la cual éste no podría existir.
Unidad pensamiento-lenguaje
El lenguaje es un modo de
expresar las ideas humanas: es un medio de relación y expresión de los
pensamientos de los hombres.
Con el lenguaje se fortalecen y
desarrollan las labores intelectuales, el intercambio de ideas, la acción
conjunta de la lucha por el dominio de la naturaleza y la mejora constante de
la producción
de
bienes materiales.
El lenguaje es la expresión de la
realidad de la idea. Idea
que se hace accesible a los demás mediante el lenguaje, en forma de palabras,
sean éstas pronunciadas o escritas.
Aún en el pensamiento más
abstracto, más extraño, no se podría llevar adelante sin utilizar palabras.
Existe, pues, una unidad entre
lenguaje y pensamiento, unidad que no debe interpretarse que ambos sean
idénticos.
La palabra y el pensamiento: no
existe el uno sin el otro, pero no constituyen un mismo fenómeno.
El pensamiento es el reflejo de
la realidad objetiva. El lenguaje es el medio de expresión, es el modo de
afianzamiento de las ideas, es el modo de transmitir esas ideas a otras
personas.
“La palabra, con su constitución
sonora expresa un concepto que refleja un fenómeno de la realidad y al mismo
tiempo la designa, formando así el propio concepto. Por consiguiente, las
palabras no son copias de los objetos ni tampoco sus signos. La palabra es la
designación de un fenómeno de la realidad y la expresión de su concepto”.
Galkina-Fiodorux La palabra y el concepto, pág.21
Lenguaje y pensamiento, palabra y
concepto, están dialécticamente vinculadas. La realidad objetiva se refleja por
el pensamiento en forma de conceptos. Pero los conceptos sólo pueden ser
expresados a través de la palabra, más específicamente, a través de las uniones
de las palabras.
En el lenguaje, en las palabras,
se expresa la vida de la
idea. Pero las palabras adquieren significación social
mediante el pensamiento donde se refleja la realidad objetiva. Las palabras
tienen un contenido significativo sólo en el caso en que expresen el objeto del
pensamiento.
El lenguaje es un sistema de
signos que posibilitan el conocimiento y la comunicación. Gracias
al lenguaje permitió que las personas pudieran intercambiar experiencias,
costumbres, vivencias, pensamientos, etc. El trabajo en grupos, laceración
y utilización de instrumentos de trabajo
obligó a las personas a trabajar coordinadamente y en estrecho contacto. En la
etapa más lejana comenzaron a emitir sonidos más finos y, a medida que las
actividades laborales se hacían más
complicadas, se desarrollaba su conciencia y se creaba el lenguaje. Los signos
del lenguaje parecen reemplazar a objetos verdaderos, y por ello, en su
actividad mental el hombre opera, no con los objetos mismos, sino con sus
signos.
Conciencia-pensamiento
La conciencia es el pensamiento
humano que surge en el proceso del trabajo y se desarrolla a medida que se
modifica la naturaleza y la sociedad.
La conciencia tiene, en su
desarrollo, una independencia relativa, pues si bien es un reflejo (activo) del
mundo exterior, influye sobre éste y toma parte activa en su transformación.
El carácter activo de la
conciencia se expresa en la influencia consciente del hombre sobre la
naturaleza y la sociedad, en la transformación práctica del mundo y dirigida a
un fin, en concordancia con las leyes objetivas de su desarrollo.
El carácter activo de la
conciencia humana consiste en su función abstractiva, ligeramente
independiente, en cuyo proceso se producen en la conciencia:
Generalizaciones
teóricas.
Formulación
de conceptos
Extracción
de conclusiones
Formulaciones
de hipótesis
Capacidad
de prever
Capacidad
de imaginar
Capacidad
de fantasear
La conciencia puede reflejar la
realidad en forma concreta o ilusoria.
Cuando refleja correctamente la
realidad, cuando se le aproxima, se transforma en un medio importantísimo de
orientación para el hombre en el mundo en que vivimos, se transforma en un
instrumento activo para la modificación de la naturaleza y la sociedad.
La conciencia, que surge sobre la
base de la actividad propia de los hombres, que surge sobre la base del
trabajo, puede anticipar y orientar la práctica. Allí es
donde más se manifiesta el carácter activo de la conciencia.
El desarrollo de una conciencia
social íntegra adquiere enorme importancia. Evitaría, por ejemplo, que las
masas apoyen y voten a sus verdugos, a sus explotadores. Y posibilitaría
que se decidan por la transformación
revolucionaria de la sociedad, cumpliendo así, el proletariado, con su misión
histórica.
¿Qué es el materialismo
histórico?
El materialismo histórico es parte
orgánica de la filosofía marxista-leninista. Es la ciencia que estudia las
leyes generales del desarrollo y funcionamiento de la sociedad. Es la
extensión del materialismo en el campo de los fenómenos sociales.
“Tiene por misión estudiar la
estructura de la sociedad y de las leyes objetivas del desarrollo de la misma. Con la creación
del materialismo histórico el desarrollo de la humanidad se presentó por
primera vez ante el pensamiento científico como un proceso histórico natural
subordinado, pese a su complejidad y variedad, a las leyes generales. Merced al
conocimiento de estas leyes, fue posible determinar científicamente cómo y a
dónde va el desarrollo de la sociedad...” G. Glezermán.
Lenin señalaba dos defectos
fundamentales en todas las teorías existentes antes de Marx. El primero de esos
defectos cardinales es que esas teorías, en el mejor de los casos, sólo
trataban móviles ideológicos de la actividad de las personas sin investigar el
origen de esos móviles. En el segundo de los casos todas esas teorías no
incluían las acciones de las masas, de las poblaciones, sino que consideraban
la historia, principalmente, como el resultado de la actividad de algunas
personalidades ilustres.
El materialismo histórico no se
limita a explicar los móviles ideológicos de la actividad de las personas, sino
se dirige a descubrir las causas materiales de esos móviles. Lo primario es el
ser social y lo secundario la conciencia social, es decir, la vida espiritual.
Ello no significa negar el enorme papel que las ideas juegan en el desarrollo
social, pero esas ideas son un reflejo de las condiciones de vida de los
hombres.
El materialismo histórico rescata
el inmenso papel histórico que desempeñan los pueblos. Es el pueblo el que crea
toda la riqueza de la sociedad y produce los bienes materiales. Las masas han
sido siempre y continuarán siendo la fuerza motriz del desarrollo histórico. El
materialismo histórico no niega el papel de las personalidades en la historia,
pero ese papel puede ser comprendido cabalmente sólo si se comprenden las leyes
que rigen el desarrollo histórico, es decir, si se estudian las condiciones de
vida de los pueblos y de las clases sociales, condiciones que motivan la
necesidad de que surjan hombre eminentes.
Entender el desarrollo social
implica investigar para conocer cuales aspectos de la vida de la sociedad son
primarios y cuales secundarios. Las personas viven, se alimentan, mantienen sus
hogares, procrean, producen, intercambian productos, etc. Por esa razón ente
las personas se establecen determinadas relaciones de vida material de la
sociedad, se establece el ser social. Pero también está el otro aspecto de la
vida social, que es la vida espiritual de la sociedad, que incluye las ideas
sociales, los conceptos, los sentimientos, las opiniones políticas, las
opiniones jurídicas, la moral, la ética, las doctrinas filosóficas, las
creencias religiosas, etc., es decir: la
conciencia social
A continuación reproducimos una
selección de un trabajo de Stalin sobre el materialismo dialéctico e histórico.
Se considera a ese trabajo que realizara Stalin como uno de las más claras
explicaciones sobre esas dos importantes categorías científicas.
Sobre el MATERIALISMO DIALÉCTICO
y el MATERIALISMO HITÓRICO parte 1
El materialismo dialéctico es la
concepción del mundo del Partido marxista-leninista.
Llámese materialismo dialéctico,
porque su modo de abordar los fenómenos de la naturaleza, su método de estudiar
esos fenómenos y de concebirlos, es dialéctico, y su interpretación de los
fenómenos de la naturaleza, su modo de enfocarlos, su teoría, materialista.
El materialismo histórico es la
extensión de los principios del materialismo dialéctico al estudio de la vida
social, la aplicación de los principios del materialismo dialéctico a los
fenómenos de la vida de la sociedad, al estudio de ésta y de su historia.
Los antiguos entendían por
dialéctica el arte de descubrir la verdad poniendo de manifiesto las
contradicciones en la argumentación del adversario y superando esas
contradicciones.
Algunos filósofos de la
antigüedad entendían que el descubrimiento de las contradicciones en el proceso
discursivo y el choque de las opiniones contrapuestas era el mejor medio para
encontrar la verdad.
Este modo dialéctico de pensar,
que más tarde se hizo extensivo a los fenómenos naturales, se convirtió en el
método dialéctico de conocimiento de la naturaleza consistente en considerar
los fenómenos naturales en perpetuo movimiento y cambio, y el desarrollo de la
naturaleza como el resultado de las contradicciones existentes en ésta, como
resultado de la acción recíproca de las fuerzas contradictorias en el seno de
la naturaleza.
La dialéctica es, en su base,
todo lo contrario a la
metafísica. El método dialéctico marxista se caracteriza por
los siguientes rasgos fundamentales:
Por oposición a la metafísica, la
dialéctica no considera a la naturaleza como un conglomerado casual de objetos
y fenómenos, desligados y aislados unos de otros y sin ninguna relación de
dependencia entre sí, sino como un todo articulado y único, en el que los
objetos y fenómenos se hayan orgánicamente vinculados unos a otros, dependen
unos de otros y se condicionan los unos a los otros. Por eso el método
dialéctico entiende que ningún fenómeno de la naturaleza puede ser comprendido,
si se lo toma aisladamente, sin conexión con los fenómenos que lo rodean pues
todo fenómeno tomado de cualquier campo de la naturaleza, puede convertirse en
un absurdo si se le examina sin conexión con las condiciones que le rodean,
desligado de ellas; y por el contrario, todo fenómeno puede ser comprendido y
explicado si se le examina en su conexión indisoluble con los fenómenos
circundantes y condicionado por ellos.
Por oposición a la metafísica, la
dialéctica no considera a la naturaleza como algo quieto e inmóvil, estancado e
inmutable, sino como algo sujeto a perenne movimiento y cambio constante, como
algo que se renueva y se desarrolla incesantemente y donde hay siempre algo que
nace y se desarrolla y algo que muere y caduca… Lo que importa sobre todo, al
método dialéctico, no es lo que en un momento dado parece estable pero comienza
ya a morir, sino lo que nace y se desarrolla aunque en un momento dado parezca
poco estable, pues lo único que hay insuperable, según él, es lo que se haya en
estado de nacimiento y de desarrollo.
Por oposición a la metafísica, la
dialéctica no examina el proceso de desarrollo como un simple proceso de
crecimiento, en que los cambios cuantitativos no se traducen en cambios
cualitativos, sino como un proceso en que se pasa de los cambios cuantitativos
insignificantes y ocultos a los cambios manifiestos, a los cambios radicales, a
los cambios cualitativos; en que éstos se producen, no de modo gradual, sino
rápido y súbitamente, en forma de saltos de un estado de cosas a otro, y no de
modo casual, sino con arreglo a leyes, como resultado de la acumulación de una
serie de cambios cuantitativos inadvertidos y graduales.
Por eso, el método dialéctico
entiende que el proceso de desarrollo debe concebirse no como movimiento
circular, no como una simple repetición del camino ya recorrido, sino como un
movimiento progresivo, como un movimiento en línea ascensional, como el
tránsito del viejo estado cualitativo a un nuevo estado cualitativo, como el
desarrollo de lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo superior.
Por oposición a la metafísica, la
dialéctica parte del criterio de que los objetos y fenómenos de la naturaleza
llevan siempre implícitas contradicciones internas, pues todos ellos tienen su
lado positivo y su lado negativo, su pasado y su futuro, su lado de caducidad y
su lado de desarrollo; del criterio de que la lucha entre esos lados
contrapuestos, la lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que agoniza y entre
lo que nace, entre lo que caduca y lo que se desarrolla, forma el contenido
interno del proceso de desarrollo, el contenido interno de la transformación de
los cambios cuantitativos en cambios cualitativos.
Por eso, el método dialéctico
entiende que el proceso de desarrollo de lo inferior a lo superior no discurre
a modo de un proceso de desenvolvimiento armónico de los fenómenos, sino
poniendo siempre en relieve las contradicciones inherentes a los objetos y a
los fenómenos, en un proceso de “lucha” entre las tendencias contrapuestas que
actúan sobre la base de aquellas contradicciones.
Si en el mundo no existen
fenómenos aislados, si todos los fenómenos están vinculados entre sí y se
condicionan unos a otros, es evidente que todo régimen social que aparece en la
historia debe ser considerado, no desde el punto de vista de la “justicia
eterna” o de cualquier otra idea preconcebida, que es lo que suelen hacer los
historiadores, sino desde el punto de vista de las condiciones que ha
engendrado este régimen y este movimiento social, y a los cuales se hayan
vinculados.
Dentro de las condiciones
modernas, el régimen de la esclavitud es un absurdo y una necedad contraria a la lógica. En cambio,
dentro de las condiciones de disgregación del régimen del comunismo primitivo,
el régimen de la esclavitud era un fenómeno perfectamente lógico y natural, ya
que representaba un progreso en comparación con el comunismo primitivo. TODO
DEPENDE, PUES, DE LAS CONDICIONES, DEL LUGAR Y DEL TIEMPO.
Si el mundo se halla en incesante
movimiento y desarrollo y si la ley de este desarrollo es la extinción de lo
viejo y el crecimiento de lo nuevo, es evidente de que ya no puede haber ningún
régimen social “inconmovible”, ni pueden existir los “principios eternos” de la
propiedad privada y la explotación, ni las “ideas eternas” de sumisión de los
campesinos a los terratenientes ni de los obreros a los capitalistas
Eso quiere decir que el régimen
capitalista puede ser sustituido por el régimen socialista, del mismo modo que,
en su día, el régimen capitalista sustituyó al régimen feudal. Eso quiere decir
que hay que orientarse, no hacia aquellas capas de la sociedad que han llegado
ya al término de su desarrollo, aunque en el momento presente constituyan la
fuerza predominante, sino hacia aquellas otras que se están desarrollando y que
tienen porvenir, aunque no sean las fuerzas predominantes en el momento actual.
Eso quiere decir que en política, para no equivocarse, hay que mirar hacia
delante y no hacia atrás.
Si el tránsito de los lentos
cambios cuantitativos a los rápidos y súbitos cambios cualitativos constituyen
una ley del desarrollo, es evidente que las transformaciones revolucionarias
llevadas a cabo por las clases oprimidas representan un fenómeno absolutamente
natural e inevitable. Eso quiere decir que el paso del capitalismo al
socialismo y la liberación de la clase obrera del yugo capitalista no puede
realizarse por medios de cambios lentos, por medio de reformas, sino sólo
mediante la transformación cualitativa del régimen capitalista, es decir,
mediante la
revolución. Esto quiere decir que en política no hay que
equivocarse, hay que ser revolucionario y no reformista.
Si el proceso de desarrollo es un proceso de
revelación de contradicciones internas, un proceso de choques entre fuerzas
contrapuestas sobre la base de estas contradicciones y con el fin de
superarlas, es evidente que la lucha de clases del proletariado constituye un
fenómeno perfectamente natural e inevitable. Eso quiere decir que lo que hay
que hacer no es disimular las contradicciones del régimen capitalista, sino
ponerlas al desnudo y desplegarla en toda su extensión, no es apagar la lucha
de clases, sino llevarla a cabo hasta el fin.
Eso quiere decir que en política,
para no equivocarse, hay que mantener una política proletaria, de clase,
intransigente, y no una política reformista, de armonía de intereses entre el
proletariado y la burguesía, una política conciliadora, de “integración
gradual” del capitalismo al socialismo. EN ESTO CONSISTE EL MÉTODO DIALÉCTICO
MARXISTA, APLICADO A LA VIDA SOCIAL Y
A LA HISTORIA DE LA
SOCIEDAD.
Sobre el MATERIALISMO DIALÉCTICO
y el MATERIALISMO HITÓRICO parte 2
El MATERIALISMO FILOSÓFICO
MARXISTA se caracteriza por los siguientes rasgos:
En oposición al idealismo, que
considera al mundo como la encarnación de la “idea absoluta”, del “espíritu
universal”, de la “conciencia”, el materialismo filosófico de Marx parte del
criterio de que el mundo es, por su naturaleza, algo MATERIAL; de que los
múltiples y variados fenómenos del mundo constituyen diversas formas y
modalidades de la materia en movimiento; de que los vínculos mutuos y las
relaciones de interdependencia entre los fenómenos, que el método dialéctico
pone de relieve, son leyes con arreglo a las cuales se desarrolla la materia en
movimiento; de que el mundo se desarrolla con arreglo a las leyes que rigen el
movimiento de la materia, sin necesidad de ningún “espíritu universal”.
En oposición al idealismo, el
cual afirma que sólo nuestra conciencia tiene una existencia real y que el
mundo material, el ser, la naturaleza, sólo existe en nuestra conciencia, en
nuestras sensaciones, en nuestras percepciones, en nuestros conceptos, el
materialismo filosófico marxista parte del criterio de que la naturaleza, el
ser, es una realidad objetiva, que existe fuera de nuestra conciencia e independientemente
de ella.
De que la materia es lo primario,
ya que constituye la fuente a la que se derivan las sensaciones, las
percepciones y la conciencia, y la conciencia lo secundario, lo derivado, ya
que es la imagen refleja de la materia, la imagen refleja del ser; de que el
pensamiento es un producto de la materia que ha llegado a un alto grado de
perfección en su desarrollo, y más concretamente, un producto del cerebro, y
éste es el órgano del pensamiento, y de que, por tanto, no cabe, a menos de
caer en un craso error, separar el pensamiento de la materia.
En oposición al idealismo, que
discute la posibilidad de conocer al mundo y las leyes por que se rige, que no
cree en la veracidad de nuestros conocimientos, que no reconoce la verdad
objetiva y entiende que el mundo está lleno de “cosas en sí”, que jamás podrán
ser conocidas por la ciencia, el materialismo filosófico marxista parte del
principio de que el mundo y las leyes por que se rige son perfectamente
cognoscibles, de que nuestro conocimiento acerca de las leyes de la naturaleza,
comprobados por la experiencia, por la práctica, son conocimientos veraces, que
tienen el valor de verdades objetivas, de que en el mundo no hay cosas
incognoscibles, sino simplemente aún no conocidas, pero que la ciencia y la
experiencia se encargarán de revelar y dar a conocer.
Si la conexión entre los
fenómenos de la naturaleza y su interdependencia representan leyes por las que
se rige el desarrollo de la naturaleza, de esto se deduce que la conexión e
interdependencia de los fenómenos de la vida social representan también algo no
fortuito, sino las leyes por la que se rige el desarrollo de la sociedad.
Eso quiere decir que la vida
social y la historia de la sociedad ya no son un conglomerado de hechos
“fortuitos”, pues la historia de la sociedad se convierte en el desarrollo de
la sociedad con arreglo a sus leyes, y el estudio de la historia de la sociedad
adquiere categoría de ciencia.
Si el mundo es cognoscible, y
nuestros conocimientos acerca de las leyes que rigen el desarrollo de la
naturaleza son conocimientos veraces, que tienen el valor de verdades
objetivas, esto quiere decir que también la vida social, el desarrollo de la
sociedad, son susceptibles de ser conocidos; y que los datos que nos brinda la
ciencia sobre las leyes del desarrollo de la sociedad, son datos veraces, que
tienen el valor de verdades objetivas.
Eso quiere decir que la ciencia
que estudia la historia de la sociedad puede adquirir, pese a toda la
complejidad de los fenómenos de la vida social, la misma precisión que la
biología, por ejemplo, ofreciéndonos la posibilidad de dar una aplicación
práctica a las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad.
Si la naturaleza, el ser, el
mundo material es lo primario, y la conciencia, el pensamiento, lo secundario,
lo derivado; si el mundo material constituye la realidad objetiva, que existe
independientemente de la conciencia del hombre, y la conciencia es la imagen
refleja de esa realidad objetiva, de aquí se deduce que la vida material de la
sociedad, el ser social, es también lo primario y su vida espiritual, lo
secundario, lo derivado; que la vida material de la sociedad es su realidad
objetiva, que existe independientemente de la voluntad de los hombres, y la
vida espiritual de la sociedad el reflejo de esta realidad objetiva, el reflejo
del ser.
Eso quiere decir que la fuente
donde se forma la vida espiritual de la sociedad, de la fuente de la que emanan
las ideas sociales, las teorías sociales, las concepciones y las instituciones
políticas, hay que buscarlas, no estas mismas ideas, teorías, concepciones e
instituciones políticas, sino en las condiciones de la vida material de la
sociedad, en el ser social, del cual son reflejo esas ideas, teorías,
concepciones, etc.
Eso quiere decir que, si en los
diversos períodos de la historia de la sociedad nos encontramos con diversas
ideas, teorías, concepciones sociales e instituciones políticas, si bajo el
régimen de la esclavitud observamos unas ideas, teorías y concepciones
sociales, unas instituciones políticas, bajo el feudalismo otras, y otras
distintas bajo el capitalismo, la explicación de esto no reside en la
“naturaleza”, ni en la “propiedad” de las ideas, teorías, concepciones e
instituciones políticas mismas, sino en las distintas condiciones de la vida
material de la sociedad dentro de los diversos períodos del desarrollo social.
Según sean las condiciones de
existencia de la sociedad, las condiciones en que se desenvuelve su vida
material, así son sus ideas, sus teorías, sus concepciones e instituciones
políticas. En relación con esto dice Marx: “NO ES LA CONCIENCIA DEL
HOMBRE LA QUE DETERMINA SU
SER, SINO, POR EL CONTRARIO, EL SER SOCIAL ES EL QUE DETERMINA SU CONCIENCIA”
Sin embargo, de las palabras de
Marx no se desprende que las ideas y teorías sociales, las concepciones y las
instituciones políticas no tengan importancia alguna en la vida de la sociedad,
que no ejerzan de rechazo una influencia sobre el ser social, sobre el
desarrollo de las condiciones materiales de la vida de la sociedad. Hasta
ahora nos hemos venido refiriendo únicamente al ORIGEN de las ideas y teorías
sociales y de las concepciones e instituciones políticas, a su NACIMIENTO, al
hecho de que la vida espiritual de la sociedad es el reflejo de su vida
material.
En lo tocante a la IMPORTANCIA de las
ideas y teorías sociales y de las concepciones e instituciones políticas, en lo
tocante al PAPEL que desempeñan en la historia, el Materialismo Histórico no
sólo no niega, sino que, por el contrario, subraya la importancia del papel y
la significación que les corresponden en la vida y en la historia de la
sociedad.
Pero hay diferentes ideas y
teorías sociales. Hay ideas y teorías viejas, que han cumplido ya su misión y
que sirven a los intereses de las fuerzas sociales caducas. Su papel consiste
en frenar el desarrollo de la sociedad, su marcha progresiva. Y hay ideas y
teorías nuevas, avanzadas, que sirven a los intereses de las fuerzas de
vanguardia de la
sociedad. El papel de éstas consiste en facilitar el
desarrollo de la sociedad, su marcha progresiva, siendo su importancia tanto
más grande cuanto mayor es la exactitud con que responden a las exigencias de
la vida material de la sociedad.
Las nuevas ideas y teorías
sociales sólo surgen después que el desarrollo de la vida material de la
sociedad plantea a ésta nuevas tareas. Pero después de surgir, se convierten en
una fuerza de mayor importancia, que facilita la ejecución de estas nuevas
tareas planteadas por el desarrollo de la vida material de la sociedad, que
facilita los progresos de ésta. Es aquí, precisamente, donde se manifiesta la
formidable importancia organizadora, movilizadota y transformadora de las
nuevas ideas, de las nuevas teorías y de las nuevas concepciones políticas, de
las nuevas instituciones políticas.
Las nuevas ideas y teorías
sociales surgen precisamente porque son necesarias para la sociedad, porque sin
su labor organizadora, movilizadota y transformadora es IMPOSIBLE llevar a cabo
las tareas que plantea el desarrollo de la vida material de la sociedad y que
están ya en sazón de ser cumplidas. Y como surgen de la base de las nuevas
tareas planteadas por el desarrollo de la vida material de la sociedad, las
nuevas ideas y teorías sociales se abren paso, se convierten en patrimonio de
las masas populares, movilizan y organizan a éstas contra las fuerzas sociales
caducas, facilitando así el derrocamiento de esas fuerzas sociales caducas que
frenan el desarrollo de la vida material de la sociedad.
He aquí como las ideas y teorías
sociales, las instituciones políticas, que brotan sobre la base de las tareas
ya maduras para su solución planteadas por el desarrollo de la vida material de
la sociedad, por el desarrollo del ser social, actúan luego, a su vez, sobre
este ser social, sobre la vida material de la sociedad, creando las condiciones
necesarias para llevar a término la ejecución de las tareas ya maduras de la
vida material y hacer posible su desarrollo ulterior.
Esto quiere decir que para poder
influir sobre las condiciones de vida material de la sociedad y acelerar su
desarrollo, acelerar su mejoramiento, el Partido del proletariado tiene que
apoyarse en una teoría social, en una idea social que refleje certeramente las
exigencias del desarrollo de la vida material de la sociedad y que, gracias a
ello, sea capaz de poner en movimiento a las grandes masas del pueblo… Así es
como resuelve el materialismo histórico el problema de las relaciones entre el
ser social y la conciencia social, entre las condiciones de desarrollo de la
vida material y el desarrollo de la vida espiritual de la sociedad.
Sobre el MATERIALISMO DIALÉCTICO
y el MATERIALISMO HITÓRICO parte 3
Resta ahora contestar a esta
pregunta: ¿Qué se entiende, desde el punto de vista del materialismo histórico,
por “condiciones de vida material de la sociedad”, que son las que determinan,
en última instancia, la fisonomía de la sociedad, sus ideas, sus concepciones,
instituciones políticas, etc.? ¿Cuáles son, en realidad, esas “condiciones de
vida material de la sociedad”, cuáles sus rasgos característicos?
Es indudable que en este concepto
de “condiciones de vida material de la sociedad” entra, ante todo, la
naturaleza que rodea a la sociedad, el medio geográfico, que es una de las
condiciones necesarias y constante de la vida material de la sociedad y que,
naturalmente, influye en el desarrollo de ésta. ¿Cuál es el papel del medio
geográfico en el desarrollo de la sociedad? ¿No será acaso el medio geográfico
el factor fundamental que determina la fisonomía de la sociedad, el carácter
del régimen social de los hombres, la transición de un régimen a otro? EL
MATERIALISMO HISTÓRICO CONTESTA NEGATIVAMENTE A ESTA PREGUNTA.
El medio geográfico es,
indiscutiblemente, una de las condiciones constantes y necesarias del
desarrollo de la sociedad e influye, naturalmente, en él, acelerándolo o
amortiguándolo. Pero esa influencia no es DETERMINANTE, ya que los cambios y el
desarrollo de la sociedad se producen con una rapidez incomparablemente mayor
que los que afectan el medio geográfico.
Asimismo, es indudable que el
crecimiento de la población, la mayor o menor densidad de la población es un
factor que forma también parte del concepto de las “condiciones de vida
material de la sociedad”, ya que entre esas condiciones se cuenta como elemento
necesario el hombre, y es imposible la vida material de la sociedad sin un
determinado mínimo de seres humanos. ¿No será acaso, el desarrollo de la
población el factor cardinal que determina el carácter del régimen social en
que viven los hombres? EL MATERIALISMO HISTÓRICO CONSTESTA NEGATIVAMENTE
TAMBIÉN A ESTA PREGUNTA.
Es indudable que el crecimiento
de la población influye en el desarrollo de la sociedad, facilitando o
entorpeciendo ese desarrollo, pero no puede ser el factor cardinal a que
obedece, ni su influencia sobre el desarrollo de la sociedad puede ser una
influencia DETERMINANTE, ya que el crecimiento de la población de por sí no nos
ofrece la clave para explicar por qué un régimen social dado es sustituido
precisamente por un determinado régimen nuevo y no por otro…
¿Cuál es, pues, dentro del
sistema de la vida material, el factor cardinal que determina la fisonomía de
aquella, el carácter del régimen social, el paso de la sociedad de un régimen a
otro? Ese factor es, según el Materialismo Histórico, el MODO DE OBTENCIÓN DE
LOS MEDIOS DE VIDA necesarios para la existencia del hombre, el MODO DE
PRODUCCIÓN DE LOS BIENES MATERIALES: del
alimento, del vestido, del calzado, de la vivienda, del combustible, de los instrumentos
de producción, etc., para que la sociedad pueda vivir y desarrollarse. Para
vivir el hombre necesita de esos bienes materiales, ha de producirlos y para
ello necesita disponer de instrumentos de producción, con ayuda de los cuales
se obtienen esos bienes. Necesita saber producir esos instrumentos y servirse
de ellos.
INSTRUMENTOS (MEDIOS) DE
PRODUCCIÓN con ayuda de los cuales se producen los bienes materiales, y HOMBRES
que los manejan y efectúan la producción de los bienes materiales por tener
cierta EXPERIENCIA PRODUCTIVA y HÁBITOS DE TRABAJO: tales son los elementos
que, en conjunto forman las FUERZAS PRODUCTIVAS de la sociedad. Pero las
fuerzas productivas no son más que uno de los aspectos de la producción, uno de
los aspectos del modo de producción, el aspecto que refleja la relación entre
el hombre y los objetos y fuerzas de la naturaleza empleados para la producción
de bienes materiales.
El otro aspecto de la producción,
el otro aspecto del modo de producción, lo constituyen la relación de unos
hombres con otros dentro del proceso de la producción, las RELACIONES DE
PRODUCCIÓN entre los hombres. Los hombres no luchan con la naturaleza y no la
utilizan para la producción de bienes materiales aisladamente, desligados unos
de otros, sino juntos, en grupos, en sociedades. Por eso la producción en
siempre y bajo condiciones cualesquiera una producción SOCIAL. Entonces, los
hombres establecen entre sí, dentro de la producción, tales o cuales relaciones
mutuas, tales o cuales relaciones de producción.
Esas relaciones pueden ser
relaciones de colaboración y ayuda mutua entre hombres libres de toda
explotación o pueden ser relaciones de dominio o subordinación o pueden ser,
por último, relaciones de transición entre una forma de relaciones de
producción y otra. Pero, cualquiera que sea su carácter, las relaciones de
producción constituyen –siempre y en todos los regímenes- un elemento tan
necesario de la producción como las mismas fuerzas productivas de la sociedad.
Eso quiere decir que la historia
del desarrollo social es, al mismo tiempo, la historia de los propios
productores de bienes materiales, la historia de las masas de trabajadores, que
son las fuerzas fundamentales del proceso de producción y las que llevan a cabo
la producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de la sociedad. Eso quiere
decir que la ciencia histórica, si pretende ser una verdadera ciencia, no debe
seguir reduciendo la historia del desarrollo social a los actos de los reyes y
de los caudillos militares, a los actos de los “conquistadores” y
“avasalladores” de Estados, sino que debe ocuparse ante todo de la historia de los
productores de los bienes materiales, de la historia de las masas trabajadoras,
de la historia de los pueblos. Eso quiere decir que la clave para el estudio de
las leyes de la historia de la sociedad no hay que buscarla en las cabezas de
los hombres, en las ideas y concepciones de la sociedad, sino en el modo de
producción aplicado por la sociedad en cada uno de sus períodos históricos, es
decir, en la economía de la sociedad.
Eso quiere decir que la tarea
primordial de la ciencia histórica es el estudio y descubrimiento de las leyes
de la producción, de las leyes del desarrollo de las fuerzas productivas y de
las relaciones de producción, de las leyes del desarrollo económico de la
sociedad.
Sin embargo, esto no quiere decir
que las relaciones de producción no influyan sobre el desarrollo de las fuerzas
productivas y que éstas no dependan de aquellas. Las relaciones de producción,
aunque su desarrollo dependan de las fuerzas productivas, actúan a la vez sobre
el desarrollo de éstas, acelerándolas o amortiguándolas. A este propósito
conviene advertir que las relaciones de producción no pueden quedarse por un
tiempo demasiado largo rezagadas de las fuerzas productivas al crecer éstas, ni
hallarse en contradicción con ellas, ya que las fuerzas productivas sólo pueden
desarrollarse plenamente cuando las relaciones de producción están en armonía
con el carácter y estado de progreso de dichas fuerzas productivas y dan curso
al libre desarrollo de éstas.
Sin embargo hay desarmonías. Un
ejemplo de desarmonía entre las relaciones de producción y el carácter de las
fuerzas productivas, un ejemplo de conflicto entre ambos factores, lo tenemos
en las crisis económicas de los países capitalistas, donde la propiedad privada
capitalista sobre los medios de producción está en violenta discordancia con el
carácter social del proceso de producción, con el carácter de las fuerzas
productivas. Resultado de esas discordancias son las crisis económicas que
conducen a la destrucción de las fuerzas productivas; y esta discordancia
constituye, de por sí, la base económica de la revolución social, cuya misión
consiste en destruir las relaciones de producción existentes y crear otras
nuevas, que correspondan al carácter de las fuerzas productivas.
En primer lugar, porque los
hombres no son libres para elegir tal o cual modo de producción, pues cada
nueva generación, al entrar en la vida, se encuentra ya con un sistema
establecido de fuerzas productivas y relaciones de producción, como fruto del
trabajo de pasadas generaciones, en vista de lo cual, si quiere tener la posibilidad
de producir bienes materiales, no tiene, en los primeros tiempos, más remedio
que aceptar el estado de cosas con que se encuentra dentro del campo de la
producción y adaptarse a él.
En segundo lugar, porque, cuando
perfecciona este o el otro instrumento de producción, este o el otro elemento
de las fuerzas productivas, el hombre no sabe, no comprende, ni se le ocurre
siquiera pensar en ello, qué consecuencias SOCIALES puede acarrear su
innovación, sino que piensa única y exclusivamente en su interés inmediato, en
facilitar su trabajo y obtener algún provecho inmediato y tangible.
Cuando algunos de los miembros de
la sociedad comunista primitiva empezaron a sustituir, paulatinamente y
tanteando el terreno, las herramientas de piedra por las de hierro, ignoraban,
naturalmente, y no paraban mientes en ello, qué consecuencias SOCIALES había de
tener esta innovación, no sabían ni comprendían que el paso a las herramientas
metálicas significaba un cambio radical en la producción, cambio que, en fin de
cuentas, conduciría al régimen de la esclavitud; lo único que a ellos les
interesaba era facilitar el trabajo y conseguir un provecho inmediato y
sensible; su actuación consciente se limitaba al estrecho marco de esa ventaja
tangible, de carácter personal.
¿Qué es la concepción
materialista de la historia?
La concepción materialista de la
historia es el enfoque dialéctico de la vida social que considera:
la sociedad como un organismo
vivo
la sociedad en permanente
desarrollo
la sociedad como una complicada red
de relaciones sociales
con intercomunicación y
condicionamientos internos.
Para su estudio se utiliza la
dialéctica materialista que posibilita:
comprender los fenómenos
separar lo principal de lo
secundario
separar lo esencial de lo no
esencial.
Y este paso es necesario
efectuarlo para:
descubrir la base material y
objetiva de toda la vida social
explicar la esencia de la
sociedad humana
descubrir e investigar las leyes
generales de la historia de la humanidad.
¿Cuáles son las principales
categorías que contiene el materialismo histórico?
el ser social
la conciencia social.
¿Cómo se define el “ser social”?
como un proceso objetivo y real
de la vida de los hombres
con el conjunto de instrumentos
de trabajo que se utilizan
en las relaciones entre el hombre
y la naturaleza
en las relaciones de los hombres
entre sí en la producción social
en la estructura económica de la
sociedad
en las clases sociales y sus
relaciones
en las costumbres, usos y
tradiciones de la vida cotidiana
en la materialización de las
costumbres
en la familia
en los grupos sociales
en las naciones
en el desarrollo ininterrumpido
de las generaciones
como fenómeno social,
independiente de las particularidades presentes en cada una de los componentes
que integran la sociedad
como un todo único, no como una
suma mecánica de sus componentes, sino como una relación orgánica recíproca de
los mismos
con distinta significación de los
componentes.
¿Cómo se define la “conciencia
social”?
como la vida espiritual de la
sociedad en la que se refleja el ser social
como un complejo de concepciones,
norma s, ideas y representaciones de
un determinado grupo social
como conciencia de clase
como reflejo del ser social,
permanente acción recíproca construida históricamente por la sociedad
las norma s
sociales se convierten en convicciones personales, fuentes de prescripciones
morales, sentimientos estéticos que adquieren el carácter de valores sociales
cuando pasan a tener importancia general.
Dos importantes aspectos de la
vida de la sociedad están determinados por el ser social y por la conciencia
social. Y por la interrelación existente entre ambos. Ser social es la vida
material; conciencia social la vida espiritual. El ser social es la vida
económica de las personas en la producción de bienes materiales y es también
las relaciones que las personas contraen en el proceso de producción,
distribución, intercambio y consumo de esos bienes. La conciencia social se
extiende a la vida espiritual e ideológica de la sociedad. Las
interrelaciones entre ser social y
conciencia social son de gran complejidad y contradictorias. La conciencia
social puede retrasarse o adelantarse con relación al ser social, al desarrollo
de la vida material de la
sociedad. La conciencia social contiene una independencia
relativa sobre el ser social dado su carácter activo. Las ideas, las teorías
con que se guían grupos de personas, en actividad, en acción, se transforman en
fuerza material. Si esas fuerzas materiales son progresistas aceleran la
historia, aceleran el desarrollo de la sociedad; si en cambio, son
reaccionarias, frenan el desarrollo de la sociedad.
La relación entre ser social y
conciencia social se desliza sobre la lucha de clases, se abre paso a través de
la actividad del Estado, de los partidos políticos y de un intrincado sistema
de relaciones político-jurídicas.
“La ley fundamental de la vida de
la sociedad consiste en que: el ser social determina la conciencia social, y la
conciencia social ejerce una activa influencia inversa sobre el ser social” (V.
I. Lenin).
“La sociedad humana representa el
conjunto de las formas históricamente conformadas de la actividad conjunta de
los hombres, los movimientos de las clases, grupos sociales, de las masas
populares y personalidades, del funcionamiento y desarrollo de las diversas
organizaciones e instituciones”. (F. Burlatski).
Ley. Esencia y fenómeno.
¿Qué significa Ley? El
diccionario define a Ley como “regla y norma
constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las
cualidades y condiciones de las mismas.” También la define como “Cada una de
las relaciones existentes entre los diversos elementos que intervienen en un
fenómeno.” Existen otras diez definiciones más que no corresponden a lo que
estamos desarrollando.
Definiremos a ley como un nexo
necesario y como esencia de los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad.
Los nexos, que son regidos por
leyes al poseer carácter necesario, se exteriorizan siempre que existan las
condiciones para ello. Dichos nexos o vínculos son estables, se repiten y expresan
las particularidades más importantes de los fenómenos o procesos de la realidad. Pero la
ley no expresa un nexo singular (de un fenómeno) sino general (correspondiente
a todos los fenómenos de determinado tipo (la ley del valor lo es para todas
las mercancías y no para una en particular y lo es para todos los sistemas
sociales donde exista producción mercantil) Engels define a la ley como una
forma de universalidad.
Por supuesto, existen leyes
específicas, leyes que abarcan un círculo estrecho de fenómenos (se señala que
la ley de aceleración actúa sólo en mecánica); existen leyes de carácter más
amplio, que abarcan más procesos (la ley de conservación y transformación de la
energía) y por último las leyes más generales, que abarcan todos los objetos de
la realidad sin excepción, es decir, que abarca, la naturaleza, la sociedad, el
pensamiento: son las leyes de la dialéctica.
Las leyes no son creación de la
conciencia, las leyes existen son objetivas y actúan independientemente del
conocimiento o no que la gente posea de ellas. Pero se las descubre. El
descubrimiento de leyes es un proceso complicado donde intervienen el
pensamiento, el conocimiento y la experiencia. Se analiza e investiga el fenómeno y
se llega hasta su esencia.
Esencia y fenómeno son características
del objeto y se encuentran dialécticamente interrelacionados entre sí. En la
esencia se expresan todas las leyes inherentes al objeto. Se trata de la
relación interna que integra en un todo las distintas características del
objeto. La esencia descubre la unidad en la diversidad de propiedades del
objeto. En cambio, los fenómenos contienen las propiedades y características
externas del objeto. Los fenómenos son percibidos mediante el conocimiento,
mediante las sensaciones, mediante percepciones y representaciones.
Es en el fenómeno (externo) donde
se manifiestan las leyes que constituyen la esencia (interno) del objeto. La
esencia se manifiesta en el fenómeno y
éste revela la esencia, la refleja. “La esencia aparece. El fenómeno es
esencial” Lenin.
Esencia y fenómeno componen un
todo y manifiestan una contradicción dialéctica. El fenómeno no coincide con la
esencia y puede expresar deformadamente sus vínculos internos. “... si la forma
de manifestarse (el fenómeno) y la esencia de las cosas coincidiera
directamente, la ciencia sería superflua”. Carlos Marx.
Y la ciencia no es superflua pues
su tarea consiste en descubrir la esencia en el fenómeno, es decir, en su
manifestación externa. Su tarea consiste en descubrir las leyes que están
detrás de los aspectos externos del objeto.
Comparado con la esencia, el
fenómeno es dinámico y aquella estática, lo que no significa que no se
modifica. La esencia se modifica, se desarrolla en procesos complicados y
contradictorios. El fenómeno es más rico que la esencia pues contiene el
descubrimiento de los nexos fundamentales, todas las relaciones causales
posibles, los rasgos individuales, etc., lo que lo hace más ágil que la
esencia.
La investigación de esencia y
fenómeno conforman etapas del desarrollo del conocimiento. Se puede llegar a la
esencia de los objetos o cosas por el pensamiento teórico. “El conocimiento
teórico descubre el objeto en su carácter concreto, como un complejo sistema
dialéctico de relaciones necesarias, de leyes con el cual reconstruye la
esencia del objeto” I. Blauberg
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